El campeón no conoce de renuncias

Hay veces que un equipo juega mal, porque nada le sale, porque hace las cosas mal, porque no hace lo que puede. Peñarol, en cambio, no jugó bien porque el rival se lo impidió. Y fue sin viceversa. Créame el buen lector que Obras estuvo infinitamente más cerca de jugar a lo que se propuso que Peñarol.

En definitiva, obviando el resultado (lo importante) Obras, aunque no en todo su desarrollo, jugó a lo que se dispuso.

Peñarol no ganó de casualidad. Gana porque tiene un plus. Quiero decir, aún dominado en el desarrollo, logró cambiar debilidad por fortaleza en la rabia de sus jugadores que respondieron por acciones individuales, por corajeadas, por actos espontáneos y muchos descontextualizados y porque las últimas cinco defensas del partido las jugaron para ganar. Al fin y al cabo, por algo es el campeón.

Fue un partidazo, digno de dos candidatos a llevarse el título. Más pesado en Peñarol por dos circunstancias: la ausencia de Reinick y la derrota del domingo. Nunca en la era Hernández, desde que asumió en Peñarol perdió dos partidos seguidos de local por la liga (Si lo hizo por Liga de las Américas contra Biguá y Regatas). Era entrar en la historia fea (perder los dos) después de vivir la linda (44 sin perder). Y sin respiros. Obras llegó con el invicto, pero poco decía si lo perdía en Mar del Plata.

El primer cuarto fue equilibrado, con un duelo fantástico de pivotes. Leiva (9 pts) por un lado y Juan Gutiérrez (9 pts) por otro. El coach “milrayitas” evaluó rápido que estaba para llover y, como nunca, cambió piezas en el primer cuarto. A la cancha Campazzo y Diez para corregir el bloque defensivo. A pesar de la paridad, la ventaja fue de Peñarol (22-20) que demuestra una vez más que puede tener alternativas cuando no juega bien.

El segundo cuarto fue mucho más desprolijo. Acaso lo peor del partido. Situaciones de pérdidas inverosímiles, que si no fuera por la experiencia uno estaría invitado a decir que había nervios. Con dos triples de Leo y Safar se abrió una luz de 6 (34-28) pero fue un espejismo. Alloati en la pintura y el tandem Cequeira – Schattmann equilibraron el cuarto.

Tato Rodríguez apareció en el goleo (6) y Peñarol se valió de la ausencia de la dupla Pittman- Mc Farlan. Nacionales contra nacionales, el local sacó ventajas.

En el tercer cuarto Obras dio vuelta el juego con algunos ajustes. Impidió de manera definitiva que Leiva pudiera postearse cerca del aro. Utilizó como medida de contención el doble pivote (Alloati – Gutiérrez). Sergio Hernández trataba de formar un equipo más bajo y rápido para cambiar el ritmo y ante la salida de Leiva puso a Ale Diez con Leo Gutiérrez en el doble ala pivote.

El partido se puso muy táctico, muy de pizarrón. Donde Obras sacó ventajas de un equipo que tenía más claro por donde dañar al rival. Peñarol se quedó sin gol y de no ser por Leo Gutiérrez que metió 9 de los 13 puntos de su equipo en el cuarto, la noche se hubiese puesto muy espesa. El segmento lo ganó Obras 13-20, para dominar el tablero 60-63 al final del tercer cuarto.

La espontánea aparición de Pittman (7 pts) en el tercer cuarto, fue contestada por Marcos Mata (7 pts) en el último (fue empate el duelo de aleros). La diferencia que salvó el partido a Peñarol fue la lluvia de triples en dos minutos que metió Peñarol. De repente perdía 67-73 y siendo dominado desde lo táctico.

Pero este es un campeón muy rebelde, que no quiere perder y menos de local. Mata, Campazzo, Diez y Lauría bombardearon la defensa visitante con cuatro triples seguidos hasta alcanzar al rival en 76. No era básquet, era orgullo.

Cequeira dominaba los tiempos y Schattmann lo ayudaba. Pero Obras se cayó en el momento cúlmine, cuando debía terminar la faena, se quedó sin gol y entró en la trampa defensiva del local.

Peñarol tomó riesgos. Leiva terminó marcando a Schattmann, Safar a Pittman y Mata a Juan Gutiérrez, cuando Obras hacía una lectura de esta situación, hundía la pelota al pivote, que era atrapado de inmediato. Es decir mostraba la trampa defensiva y Obras compraba. No se puede ganar sin tomar riesgos.

Pero esa defensa le sirvió a Peñarol para sacar de eje a Cequeira y Schattmann que fueron demonios durante el juego. Ambos pasaron desapercibidos en la parte final del último cuarto y suplementario.

El partido estaba igualado en 80 a falta de dos minutos, pero ninguno de los pudo convertir, Peñarol porque no podía, Obras porque erró el camino.

Al comienzo del suplementario, el equipo de Lamas se calmó y sacó 4 puntos (82-86) pero un triple de Leo Gutiérrez le devolvió la vida al equipo. Acto seguido otra buena defensa, luego dos libres de Tato Rodríguez, el control del tablero otra vez del local (87-86). En el final un libre de Campazzo y una enorme tapa de Leiva a Cequeira aseguraron la victoria.

Con todo para perder, sacó adelante otra victoria, a pesar de las ausencias, de la pésima noche Shipp (que ya se va) y de un rival que anunció que será el enemigo principal de los que todos quieren: su corona.

Síntesis:
Peñarol (80) (90): Sebastián Rodríguez 12, Marcos Mata 11, Joseph Shipp 2, Leonardo Gutiérrez 24 y Martín Leiva 15 (FI) Facundo Campazzo 9, Alejandro Diez 7, Selem Safar 5 y Nicolás Lauría 5. DT: Sergio Hernández

Obras (80) (88): Luis Cequeira 14, Leonel Schattmann 16, Josh Pittman 13, William Mc Farlan 13 y Juan Gutiérrez 24 (FI) Alexis Elsener 2, Alejandro Alloatti 6, Luciano González 0, Julian Aprea 0, Cristian Córtes 0, DT: Julio Lamas

Parciales: 22-20, 47-40, 63-60, 80-80 y 90-88 (10-8)
Árbitros: Alejandro Ramallo y Raúl Imosi
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)
Pablo Tosal
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