Fiebre de sábado por la noche

Emocionante, vertiginoso, cambiante. El segundo juego de las semifinales de la Sur entre el Rockero y el Cervecero tuvo todos los condimentos que tiene que tener un partido de básquet. Especialmente uno de playoff. Desde un Templo del Rock colmado, con un espectacular marco del público visitante, el Tricolor empató la serie y ahora deberá ir a Mar del Plata, donde de local, y con su gente, tienen una oportunidad única de adelantarse o hasta ya pasar a la final.

Desde los primeros momentos se empezó a vivir con mucho ritmo, aunque era Obras quien conducía, principalmente con contraataques comandados por Aguiar, mientras que Quilmes dependía de los tiros laterales de un Baxley que no encontraba comodidad ante la presión de Selem.

Con roces fuertes en la pintura, como los de Gallizi con Delía, la visita aprovechó lanzamientos perimetrales de Cequeira para ponerse arriba por 10-7. Sin embargo, Safar empezaba a tener una participación cada vez más activa y, con cuatro puntos al hilo, revertía el marcador por 14-13. Justo ante Quilmes, clásico rival de Peñarol, ex club del escolta, que la hinchada se lo hizo recordar.

El Rockero se quedaba con el primer cuarto por 18-13 y parecía tener la llave para poner el 2-0 e ir Mardel con la ventaja.

En el inicio del segundo período, las penetraciones y flotadores del local, que trataba de eludir los centímetros de los pívots del Cervecero, eran la principal arma para seguir con la diferencia, especialmente con Iván Basualdo y el Pepo Barral, uno de los que mejores entró desde la banca. Por su parte, Baxley estaba cada vez volviendo a ser Baxley: aprovechando la rotación alternativa de Obras, empezó a encontrar huecos para desarrollar su juego, aunque no pudo con un Obras que mejoró sobre el cierre y sacó un parcial de 35-27 para irse a los vestuarios.

Luego del entretiempo, Quilmes salió a jugar con más serenidad que en la primera parte. Con posesión largas y una rotación lenta en búsqueda del espacio y el tiro ideal. Mientras que los porteños seguían con su ritmo rápido para rotar la pelota.

Justo cuando Baxley se encendía cada vez más, la incredulidad de los árbitros lo llevo a las 5 faltas que lo expulsaban del juego a falta de un cuarto y medio para que finalice. Un bochornoso escándalo que provocó la protesta del hinchada visitante y el equipo, disminuido también por las ausencias de Vildoza, con fiebre, y Marín, desgarrado. Para colmo, la balanza de errores se equilibraba con cobros de faltas ofensivas inexistentes al local.

Sin embargo, pese al mal arbitraje y las ausencias, Quilmes tomó se envión negativo como un estímulo: con un triple, Lucas Ortiz igualó el marcador en 39, para que, más tarde, una buena tarea en el poste de Clark y Gallizi le permitan terminar el tercer cuarto arriba por 49-47.

En el reinicio del último cuarto, en la hora de la verdad, aunque los errores de la terna arbitral siguieran su paso, los dos equipos empezaron a depender de las individualidades para cerrar el partido. Del lado del local, Selem Safar era el claro dueño de la pelota, anotando 9 puntos al hilo para Obras que lo permitieron adelantarse por 62-59. Mientras que Cequeira era la clave de Quilmes.

Era. Hasta que entró Vildoza. Con fiebre y todo, Ramella lo puso al campo a falta de 2'44''. Desde ahí, la mano cambió; fue Romero quien empezó a tomar la responsabilidad de conducir al Cervecero desde la pintura y sacándole ventajas en lo físico a Basualdo.

Después de que Vildoza meta su tiro libre y ponga el marcador a favor por 64-67 a falta de apenas 17 segundos, todo parecía estar del lado de la visita. Sin embargo, en los instantes finales, a seis segundos más precisamente, Bruno Fitipaldo sacó un triple de la galera para empatar el marcador y desahogarse de furia. Partido igualado que se iba al alargue, aunque otro tiro de tres del uruguayo sobre la chicharra pudo darle el partido a Obras.

En tiempo extra, Quilmes seguía intentando marcar a través de Romero bajo el aro, aunque esta vez con Delía, que reingresó tras la quinta falta de Basualdo. Mientras, el Rockero convertía sólo desde la línea: Aguiar, Safar y Fitipaldo, 6 puntos que lo mantenían de pie.

Pero del otro lado, la hazaña. Ramella no había apostado por él porque sí. Vildoza conducía claramente todas las ofensivas del Tricolor, y las terminaba. Con dos dobles seguidos, puso el partido 77-73 y le complicó la vida a un Obras que, por la desesperación, cometía errores infantiles que le costaron el partido.

Después que otro triple de Fitipaldo le de emoción (76-78) al encuentro, el reloj fue el enemigo de los dirigidos por Julio Lamas, obligados a cortar y, en consecuencia, sacar a Bruno, el de los tiros importantes, del parqué por quinta falta. Así, con tiros desde la línea que estiraron el marcador de la visita y Safar errando desde tres, los marplatenses vencieron por 82-76 a un Obras que no supo qué hacer en el suplementario.

Quilmes ganó, Safar goleó (24 puntos), pero el partido fue del base de 19 años, que jugó los últimos siete minutos y se colgó el equipo al hombro. Enfermo y todo, contagió al Templo del Rock de fiebre de sábado por la noche.

Síntesis

Obras (76): Bruno Fitipaldo 10, Selem Safar 24, Mauricio Aguiar 10, Ramón Clemente 8, Marcos Delía 12 (FI). Juan Gutiérrez 0, Pedro Barral 5, Iván Basualdo 3, Tomás Zanzottera 4. DT: Julio Lamas.

Quilmes (82): Luis Cequeira 18, Walter Baxley 10, Roberto Maciel 5, Ivory Clark 8, Tayavek Gallizi 3 (FI). Luca Vildoza 9, Lucas Ortiz 12, Ariel Lencina 0, Rubén Wolkowysky 0, Diego Romero 17. DT: Leandro Ramella.

Parciales: 18-13, 35-27, 47-49, 67-67.
Árbitros: Fabricio Vito, Leonardo Zalazar, Julio Dinamarca.
Estadio: Templo del Rock (Buenos Aires).

Lucas Barreña
En Twitter @LucasBarrena
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