Los árbitros como eje de la excusa

Los árbitros dirigen mal, regular o bien. Se equivocan y aciertan en cada partido en la misma proporción siempre. A veces favorecen un equipo mientras por lógica están perjudicando al otro. A veces dirigen de modo que ninguno sea perjudicado. A veces cobran algo que está mal, se dan cuenta y compensan a la acción siguiente. ¿Y qué? ¿Desde cuando esto no fue así?.

En febrero del año pasado, en ocasión del cuadrangular final de la primera edición de la Liga de las Américas que se disputó en Mexicali (México) el técnico de Soles, el español Ivan Deniz, le decía a Pick and Roll “Amo estos torneos internacionales con árbitros de esta jerarquía que te permiten jugar al baloncesto, tienes que ver el nivel de arbitraje que hay aquí, muy permisivo.”
El arbitraje al que hacía referencia el entrenador eran los dominicanos, brasileños y uruguayos que se designan en todos los torneos internacionales y que nada o poco difieren del nivel de referato argentino.

Sucede que en México la permisividad de los árbitros equipara a nuestra Liga B, donde se juega mucho más rudo o donde se permite más roces. Al igual que el TNA donde también hay un nivel de referato y de juego diferente a la “A”. Lo que digo es: no hay árbitro que favorezca más o menos a los equipos en determinadas circunstancias. Eso no existe.

Lo que si existe es un nivel de arbitraje que corresponde a cada competencia. Argentina con el “proceso Bellón” en marcha (por decirlo de algún modo) entró en un terreno de cambio, estancado con el proceso anterior (que tenía a Godacevich como referente). Hubo bajas de antiguos árbitros (una lástima lo del Colo Chavez) y se promocionó a jóvenes valores. El nivel del arbitraje argentino es bueno, aunque le falta capacidad financiera para juntarse TODOS más veces al año y desarrollar un criterio un poco más uniforme. En líneas generales es bueno.

El nivel del arbitraje otorga (como lo indica la misma palabra) una línea media donde todos los técnicos, jugadores y público bien nacido sabe que se puede jugar. A veces esa línea es más o menos permisiva.

Creo que Pick and Roll fue el primero o uno de los primeros medios que publicó una nota sobre la forma de juego de Atenas con el nuevo “modelo Magnano” en septiembre del año pasado. La nota de resumen de la Copa Argentina se tituló “Rubén prepara el terreno”.

Allí se hace referencia a lo que Magnano decía por entonces, que es coincidente con esta nota de opinión. Ningún entrenador (de los equipos que se prepararon para salir campeón) desconocía por entonces que ésta sería una liga muy dura, donde ganaría quien en definitiva tenga una defensa fuerte. Hablé de este tema con todos los entrenadores y todos decían lo mismo. Se sabía que las defensas estaban con mucho juego de fricción y no se pitaba todo.

Si Bruno Lábaque o Andre Laws salen agarrados de sus marcas en las cortinas para evitar que el tirador oponente saque un tiro claro, no es algo que no haya visto toda la liga en otras canchas con otras defensas. Atenas lo hace siempre porque come de su defensa, otros equipos y sobre todo otros jugadores piensan acaso más en la ofensiva. Pero lo he visto en casi todos los equipos de modo sistemático.

Un equipo tira presión todo el campo y desde que sale el base hasta que llega al ataque hubo una falta por metro, no cobrada. Es natural. A veces se pita, a veces no. La pregunta es ¿Cuántos equipos tiran presión todo el campo casi todo el partido?

Los árbitros (solapadamente) le han consultado a técnicos referentes (me consta) sobre el “modelo Atenas”. Muy pocos opinaron. La regla es para todos. A Atenas le dejan lo mismo que le dejan a Regatas, a Peñarol, a Boca, a Libertad, a… todos. Los equipos toman lo que le dan, no hay nada raro, gana el que mete más la bola en el canasto ajeno.

Para las semifinales que habrá tres árbitros es bueno avisarle al público que se modifica la mecánica de arbitraje. Por mejor decirlo: las áreas de atención de cada árbitro son diferentes. De todos modos, la cantidad de faltas que se pitan son las mismas (al menos en el recuento que hice en los play off de la temporada pasada).

Otro tema importante para tener en cuenta en la vida de los hinchas es: nunca en 15 años de profesión (nunca jamás) escuché a un técnico, jugador o hincha decir: la verdad AFANAMOS EL PARTIDO, GANAMOS GRACIAS A LOS ÁRBITROS. Pero escuché miles de veces decir: PERDIMOS POR CULPA DE LOS ÁRBITROS, NOS ROBARON LA VICTORIA.

¿Cómo es? ¿Se puede perder por los árbitros pero nunca ganar gracias a ellos?. ¿Acaso hay algún complot universal en la derrota del que no me he enterado? En este rubro hay que hacer participes a muchos periodistas que alimentan esta historia, por desconocimiento o por conveniencia, pero también le dan al mito: nos afanaron.

Los árbitros a veces se equivocan de tal modo que perjudican claramente a un equipo. Lo he visto mil veces, pero no hay un modo sistemático de equivocación: es decir, no hay maldad. Alguna vez te internan con tres fallos claves y otras veces esos mismos pitos te ayudan a ganar. Hay que contar las dos.

Con dos árbitros, tal como se jugó toda la liga, y con este nivel que han permitido, que ahora los técnicos pidan “que se juegue al básquetbol” suena a “me conviene más que se piten muchas faltas”. No es bueno para la competencia poner en los errores ajenos los defectos propios.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar