Regatas se llevó el “Estrella de Mar”

Perder es una circunstancia pero no un castigo. Hay que saber que cuando uno tiene la posibilidad de vivir un partido como el que brindaron el martes 25 de enero de 2011 Peñarol y Regatas, el que perdía se llevaría mucho.

Nadie se va de una cancha feliz cuando pierde. No se puede ir contento. Pero no tiene porqué irse mal. Es una diferencia sustancial en la derrota. Y como el partido se cerró en la última bola existía de los dos lados la posibilidad de caer. Uno tenía que ganar. Regatas se quedó con el trofeo, ambos se llevan el aplauso final.

El show lo tuvo todo, un devastador comienzo de la visita, el recupero del local, los nervios del cierre, la forma increíble en que Regatas regaló el cierre del periodo regular, un tiempo suplementarios que cambió cuatro veces de líder en el tablero y un final cerrado que debía inexorablemente caer de un lado.

Explicado es así:

Regatas le puso proa a su ilusión con un parcial 0-8 a favor producto del triple de Kammerichs, otro de Villares y un doble de Stanton. Efectividad, circulación de balón, paciencia. Peñarol le puso las dos primeras bolas a Martín Leiva para generar espacios desde su fuerza en el poste bajo.

Leiva no pudo con Field y allí comenzó la segunda variante: la opción perimetral. Hace largo rato que en Peñarol después que Leiva revierte el balón viene el triple lanzado. Es una mecánica de juego, un vicio y no una virtud. Cuando Peñarol tira 6/10 en triples es una trituradora y si tira 1/9 como anoche el primer cuarto “las cosas no salen”.

Y eso no es verdad. Peñarol juega así.

Y el rival lo sabe. Sale a testear la “mano de Peñarol” el equipo más scouteado de los últimos tres años. El primero en darse cuenta lo mal que venía la mano fue Kyle Lamonte que se dedicó a ir para adentro con decisión para romper el vicio de tres. Con un agravante: Leo Gutiérrez no tiene fuerza, no tiene “pique” para jugar desde afuera hacia adentro. Su contractura en el isquiotibial le pone el freno de mano y se vuelve predecible, estático, dependiente de su mano y excluyente del tiro de tres.

Con Leiva anulado y Lamonte en soledad yendo para adentro, con el tiro de tres errático, sucedió lo inevitable: el local hizo apenas 11 puntos en el cuarto. El técnico alternativo, Fernando Rivero, no quiso que los suplentes intentaran dar vuelta la historia y bancó a los titulares. Regatas ganó el primer cuarto 11-20

En el segundo cuarto Peñarol reaccionó con el primer triple inicial de Leo Gutiérrez y luego Lamonte tomando la guitarra para hacer un unplugged. Sólo él contra todo Regatas.

El conjunto correntino debió usar por muchos minutos a la doble base entre Legaria y Martínez para tener buen control del balón y escapar de la presión toda la cancha que tiró el milrayitas. La apuesta en ese rubro salió bien: una sola pelota perdida en todo el cuarto.

A diferencia de cualquier partido habitual la taba se dio vuelta y fue el banco de suplentes visitante el que sacó pecho en el Poli. Mientras Campazzo y Safar estaban 0/4 en triples entre ambos, entre Reinick y Ale Diez fabricaron apenas 5 puntos.

En Regatas fue una fiesta. Hubo 21 puntos en un solo cuarto entre cuatro suplentes, a saber: bebe López 4 pts, Raimundo Legaria 3 pts, Carl Edwars 8 pts y Nico Romano 6 pts.

El parcial del segundo cuarto fue 25-30 para la visita. El segmento redondeó 2/16 en triples para Peñarol en todo el primer tiempo. Lo curioso no fue el poco goleo del Peñarol sino los 48 puntos que hizo Regatas. Goles en todas las posiciones. De todos los colores.

La supremacía táctica de los primeros 20 minutos por parte del equipo del Parque Mitre fue evidente, la ejecución, los porcentajes, todo le favoreció.

Más raro fue ver que semejante dominio táctico de Regatas se esfumara de todo un tiempo en solo un cuarto. La visita no estaba preparada para semejante reacción del local. Peñarol puso a sus cinco titulares a dar a cara y a la mano en llamas de Lamonte lo siguió el resto.

Fabio Demti, entrenador de Regatas, se puso dogmático (como Rivero en el primer cuarto) y no metió cambio alguno para evitar la caída. Solo entró Carl Edwards en el final del segmento y perdió dos balones seguidos. Resultado: parcial 22-10 y empate en 58 al final del tercer cuarto. Una construcción de 20 minutos desmoronada en 10.

El último cuarto del partido con el empate declarado, con Peñarol volviendo de una distancia de 14 puntos (36-50) con parcial 22-8, logró que la incertidumbre fuera la llave de la victoria. Era imposible saber de que lado caería la moneda.

Regatas tuvo una virtud divina: se calmó. Ramzee Stanton fue la llave de la visita. Como Fernando Rivero apostó por la doble base más Lamonte de tres, el alero americano se posteó bien profundo y fue alimentado por sus compañeros. Primero Peñarol trató de corregir el problema agrupando gente. Pero el técnico milrayitas después del sexto punto convertido de Stanton no pudo esperar más y usó “el decreto de necesidad y urgencia” reservado para casos especiales: Ale Diez de alero.

Fue la primera vez desde el viernes con Gimnasia, el domingo con Obras y anoche hasta el último cuarto que la ausencia de Marcos Mata no se había notado. Allí Regatas sacó provecho de lo que los otros no y se generó un hueco difícil de llenar.

Peñarol apostó entonces a cambiar golpe por golpe. Lo puso Lauría de escolta, Ale Diez de Alero y los dos internos más Campazzo. La apuesta fue buena porque volvió de una desventaja de 8 (60-68) para ponerse a dos (68-70) con largos cinco minutos por jugar.

En la visita, el tiro de tres puntos que le dio todo tipo de soluciones en el primer tiempo, ahora brillaba por ausencia. Martínez metió uno en el tercer cuarto y luego su equipo malogró ocho más hasta que Edwards la metió de lejos en suplementario.

Con el tiro perimetral desvastado por magros porcentajes propios Regatas fue presa fácil y Peñarol lo cazó. Fue empate en 82 después de desperdiciar una ventaja de 4 puntos en los últimos 19 segundos.

En el suplementario la alternancia del marcador dominó el ritmo de los corazones de la gente, que por momentos no quería ni mirar. Kammerichs fue lo mejor de la visita por eficacia y por toma de decisiones.

Peñarol es un equipo ya armado y probado para finales cerrados. Siempre da la impresión que hará lo correcto para ganar, pero esta vez con 3 de luz (88-85) no pudo aguantar. Regatas se le fue arriba 88-90 con doble del “Yacaré” y triple de Edwards.

Empató en 90 Leiva con un impecable pick and roll por el eje con Tato Rodríguez. Stanton puso dos arriba Regatas (90-92) con apenas 9 segundos por jugarse con dos tiros libres. Allí debemos marcar un gran cobro del árbitro Vito que le dio continuidad a un tiro errado de Romano. La chicharra de los 24 segundo sonó pero la pelota primero había tocado el aro y el rebote ofensivo de Stanton fue lícito, tanto como la falta de Leiva. Un cobro bueno por muchos errores.

Con nueve segundos repuso Peñarol en campo rival, Tato rodeado, no pudo tirar de tres, Lamonte tenía triple marca y la pelota fue a Ale Diez, único sin marca. Ale intentó una penetración pero Kammerichs hizo la cobertura, lo sacó del camino al aro y cuando fue a tirar la bandeja le dio la falta para que no sea el doble del empate.

Diez en la línea metió el primero (91-92), erró el segundo y el rebote del partido se lo quedó Nico Romano que decoró el resultado con 1/2 en libres.

Síntesis
Peñarol (91): Sebastián Rodríguez 9, Nicolás Lauría 6, Kyle Lamonte 35, Leonardo Gutiérrez (x) 15, Martín Leiva 13 (FI); Alejandro Diez 4, Facundo Campazzo 6, Alejandro Reincik 3 y Selem Safar 0. DT: Fernando Rivero.

Regatas (93): Javier Martínez 11, Eduardo Villares 9, Ramzee Stanton 16, Federico Kammerichs (x) 18, Tyler Field 4 (FI); Nicolás Romano 13, Raymundo Legaria 5, Carl Edwards 11 y Roberto López (x) 6. DT: Fabio Demti.

Parciales: 11-18, 36-48 y 58-58.
Árbitros: Roberto Smith y Fabricio Vito.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas

Foto Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)
Pablo Tosal
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