Ganó el menos malo

En el marco de un partido donde los errores le ganaron a los aciertos, Gimnasia sacó ventajas con un cierre más prolijo que Quilmes y se quedó con un triunfo importante para seguir peleando la permanencia. Encima ganaron todos los de abajo, lo que duplica el valor de la victoria.

Es muy difícil en la Liga Nacional hacer 66 puntos de visitante y retirarse victorioso. De hecho en esta liga solamente ocurrió dos veces contando la primera y segunda fase: el propio Gimnasia de Comodoro que le ganó 64-59 a Ben Hur en Rafaela y Libertad de Sunchales que superó también a Ben Hur en Rafaela 63-62. Luego este es el tercer resultado más bajo de una victoria visitante en esta liga.

Y si un equipo hace 66 y gana de visitante significa que el local tiene mucho más que un problema para atacar. Quilmes viene padeciendo con su ofensiva y lapidando todo lo bueno que hace en defensa.

El juego tuvo una característica saliente, un tanto rara. La situación eje del partido se basó más en los problemas o impericias de un equipo que en las virtudes del otro. Quiero decir, cuando Quilmes ganó el primer tiempo, no fue un dominador de Gimnasia, sino que el equipo sureño jugó realmente muy mal. En el segundo tiempo fue justamente al revés. Fue Quilmes el que se cayó a pedazos en ofensiva, pero no hay más méritos que una zona 2-3 de Gimnasia. Es decir no lo dominó.

Poner énfasis en las impericias es muy triste. Porque significa que el partido fue malo. Y lo fue. Con muy poco, Gimnasia se llevó todo de Once Unidos.

Quilmes lamentará no haber ganado el primer tiempo por 20 puntos de diferencia. Tuvo todo para hacerlo. Incluso pareció que Gimnasia lo invitaba justamente a eso. El cervecero no aceptó la invitación y lo ganó solo por 12 (40-28) y lo terminó pagando caro. En la primera mitad Gimnasia tiró 2/11 en triples 11/21 en dobles. No tiró libres, Quilmes apenas cometió 4 faltas.

Fernando Duró puso el primer cambio al minuto porque Eslava empezó el partido perdiendo dos pelotas. El entrenador lo sentó y no lo puso más en todo el juego. Como Dentis metió dos dobles seguidos, lo sacó a Ingratta y lo puso a Diego Brezzo al minuto treinta. En 90 segundos Gimnasia ya había movido dos piezas. Salió tan dormido el conjunto visitante que lo pagó con un lapidario 24-9.

Sin embargo se asentó en el segundo cuarto, puso una doble base Alba-Festa, metió presión todo el campo y confundió a Quilmes que perdió a Salles por lesión pero que luego volvería en el segundo tiempo. Volver es una forma de decir porque el “Pini” está jugado realmente muy por debajo de su nivel. Como si no estuviera en cancha.

Carl Edwards mostró cosas positivas (6 puntos) en el segundo cuarto, cuando se animó a ir hacia adentro en el uno contra uno, aunque Quilmes descansaba en la buena performance de Dentis en ataque. El equipo carecía de gol perimetral (al igual que Gimnasia) pero era más prolijo que su rival.

En el tercer cuarto el partido se puso de cabeza. Gimnasia metió una zona 2-3 y Quilmes la atacó con 1/11 en triples en el segundo tiempo.

Como Quilmes se queda sin gol, le pasan la pelota a Reynolds y lo hacen jugar de lo que nunca fue: un goleador. Antonio Reynolds es un extraordinario jugador que hace de todo: defiende, rebotea, la pasa, recupera y mete. Pero no es goleador. Al carecer el equipo de gol los compañeros y el técnico creen ver en Reynolds la solución que no es. Entonces terminan aún más frustrado.

Con el despertar de Diego Prego, lo mejor de la visita, que jugó de Ala pivote todo el partido, Gimnasia se vino encima de Quilmes recortando rápidamente la diferencia y luego pasando al frente con un parcial 23-6. El conjunto de Oscar Sánchez hizo seis puntos en 10 minutos con 2/2 en dobles y 0/5 en triples ante una zona 2-3. El dato decisivo es que perdió 8 balones en ese parcial. ¿Por qué?. Es muy difícil la respuesta. Jugaron estáticos, individuales, con rompimientos y descargas a las manos de los rivales.

Quilmes perdió a Maximiliano Maciel en el entretiempo, por dolores en la planta de su pie, que lo tuvo a maltraer en la semana y dijo basta luego del primer tiempo. Entonces el “Huevo” sacó a Edwards y puso un perímetro bajo con Aguirre, Safar y Villares. Ese tridente en el último cuarto más Romero y Reynolds revivieron a Quilmes.

Gimnasia tuvo a un gran Charles Jones en el segundo tiempo, bien acompañado por Diego Alba y entre ambos hicieron jugar al equipo. Boston y Prego sostenían la ofensiva. Como Jimmy Boston se cargó de faltas, Gimnasia no sacaba la zona ni embroma. Le fue bárbaro con ella. Se protegía de las faltas y Quilmes erraba todo.

Gimnasia también erraba todo. Chocó mil veces contra la defensa individual quilmeña (lo mejor que tiene Quilmes es su defensa) pero un par de rebotes ofensivos de Matías Fioretti y el aprovechamientos de los tiros libres (9/11) marcaron la diferencia. El cervecero dilapidó incluso desde la línea (5/13 en el cuarto final) la chance de ganar. Los dos pusieron equipos cada vez más petisos en cancha. Ninguno cerró con pivote el juego. Aunque Gimnasia volvió a la marca individual para cerrar el juego.

Para Gimnasia quedó el premio grande en un juego chico, pobre, deslucido. A Quilmes le quedó la expresión dura en el rostro y la conciencia que debe seguir trabajando para salir del mal momento. Insertar a Edwards en el equipo y tener la confianza que en esta liga loca, cualquiera le gana a cualquiera. Ahora y en play off.

Síntesis

Quilmes (62): Hernando Salles 0, Eduardo Villares 11, Maximiliano Maciel 5 (les), Antonio Reynolds 12, Ezequiel Dentis 11 (FI), Diego Romero 8, Nicolás Aguirre 2, Carl Edwards 6 y Selem Safar 2. DT Oscar Sánchez

Gimnasia (66): Diego Alba 11, Charles Jones 11, Ariel Eslava 0, Bruno Ingratta 0, Jimmy Boston 14 (FI) Diego Prego 20, Diego Brezzo 0, Matías Fioretti 8, Sebastián Festa 0 e Ignacio Alessio 2. DT Fernando Duró

Parciales: 24-9, 40-28, 46-51
Árbitros: Alejandro Ramallo y Juan Fernández
Estadio: Once Unidos (800 espectadores)

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar


En La Boca de todos

Nadie, ni el más optimista, pudo imaginar algo así. Ni esta campaña ni ganarle a un monstruo como Boca en casa, de la forma en que lo hizo. Pero es realidad y no hay casualidades. El Nacional es un club modelo de Bahía, que apostó a la cantera y a un cuerpo técnico capacitado, trabajador y de perfil bajo (Juan García tiene contrato hasta el 2013). Su fusión con Monte Hermoso no pudo salir mejor... Lo de ayer es la frutilla del postre: épico, emocionante, 81-78 con un Byron Wilson pura jerarquía y pasta de ganador. El ex dos veces campeón con Boca anotó tres triples en el alargue, el último de ocho metros a tres segundos para ser 3°...

La visita no tuvo una buena noche ofensiva (mérito de la marca local), pero sí tuvo paciencia (casi nunca perdió el orden), carácter en momentos clave y una defensa intensa, solidaria y concentrada que puede desarrollar por la larga rotación que usa su DT. Así frustró a Leo Gutiérrez (6-21 de cancha, bien Manciel) y tuvo a raya a los otros. Sus bases (Castets y Sahdi) jugaron con sabiduría, Ferrini se reencontró con lo mejor suyo, Manciel tuvo sus momentos y Byron resultó el héroe.

En el final sobró la emoción. Boca se alejó 68-64 a 38s con un triple de Leo, pero Rodríguez metió un triplazo a 33s y pudo ganarlo a 4s4, pero falló uno de dos libres. Arrancó el alargue con dos triples de Wilson. Boca pudo igualar en 78 con una bomba de Oroná y tuvo dos chances (Oroná y Cequeira), sin suerte (y sin Leo, afuera por foules). Repuso El Nacio con 7s y Wilson volvió a ser Superman. Sin capa.

Síntesis

Boca Juniors (68) (78): Luis Cequeira 12, Fernando Funes 3, Jamal Robinson 4, Leonardo Gutiérrez 16 (x), Gabriel Fernández 19 (FI); Gustavo Oroná 18, Juan Sartorelli 2, Alejandro Alloatti 2, Federico Aguerre 0 y Devon Ford 2 (x). DT: Gabriel Piccato

El Nacional (68) (81): Mariano Castets 4, Federico Ferrini 12, Patricio Rodríguez 8, Michael Manciel 12, Djibril Kanté 5 (FI); Pablo Barrios 8, Byron Wilson 19, Cristian Amicucci 6, Sebastián Farías 3, Alexis Elsener 4 y Fabián Sahdi 0. DT: Juan García.

Parciales: 17-12, 32-33, 50-51, 68-68
Árbitros: Pablo Estévez y Fabricio Vito.
Estadio: Luis Conde – Boca Juniors
Crónica: Julián Mozo – Diario Olé