A pesar de entrar por la lesión de Franco Giorgetti a la convocatoria de la Argentina, el marplatense Selem Safar se afianzó en la Selección que logró clasificarse al Mundial de básquet 2014. Junto a El Atlántico, el escolta repasó su actuación y la del team albiceleste
“A mi me gusta ser protagonista en ofensiva. Desde chico soy así. Obviamente que terminar un torneo logrando el objetivo y sentirme importante dentro del equipo, es muy bueno. Creo que disfruté muchísimo todo, en ningún momento me sentí presionado y eso me jugó a favor. Estuve liberado para jugar y tomé confianza con el correr de los partidos. También me di cuenta que el equipo necesitaba de mi tiro, de que yo esté bien en la cancha y eso me fortaleció y me hizo jugar mejor. Está buenísimo que el equipo necesite de mi para lograr resultados”. El basquetbolista marplatense Selem Safarresume, en una idea, su mentalidad. Va de atrás para adelante y desde el presente, también viaja al pasado. Repasa sus inicios y su actualidad. De las Inferiores de Kimberley y Quilmes, salta a la Selección Argentina que hace pocos días consiguió el pasaje al Mundial de España del año que viene.
El escolta zurdo conoce lo que es pelearla, esperar oportunidades y no dejarlas pasar. Sabe de ir a Olimpia de Venado Tuerto, a Ciclista y Argentino de Junín al no tener muchas chances en Quilmes. También es consciente que eligió bien al venir a Peñarol y ser determinante en el tricampeón, cuándo no, con algunos triples en la final ante Obras.
Sabe que su confianza es un pilar complementario al de su juego, donde se destaca el temible tiro de tres puntos. Que si tira cuatro y los erra, luego pueden llegar a venir dos aciertos y ayudar al equipo a ganar.
De eso se trata lo que le sucedió en el último tiempo: un tricampeonato, una citación para el Sudamericano con la Selección, una temporada siguiente con lesiones y un nivel no tan alto, y más acá, una puerta abierta a la Selección por la lesión de Franco Giorgetti. El resto, pura confianza. Y darse cuenta de sus posibilidades, acoplarse a un equipo, rendirle al entrenador y terminar siendo una grata sorpresa. “No sé si lo fui. No voy a ser yo el que lo diga. Pero me llamó la atención que jugadores con nombre me hayan felicitado, como José Barea (Puerto Rico) o Gustavo Ayón (México). Me hablaron muy bien. Me trataron como si fuera uno más de ellos y yo me sentí así dentro de la cancha”, le dice a El Atlántico, en su visita a la Redacción, el escolta marplatense.
- Es altamente positivo todo lo que te ha pasado.
- La verdad es que estoy muy contento. Ahora que pasó todo estoy disfrutándolo con mi familia y mis amigos. Descansando un poco antes de instalarme en Buenos Aires. Salió todo espectacular. Logramos la clasificación al Mundial y anduve bien en la parte personal.
- En lo individual, ¿por qué creés te fue bien?
- No analicé el por qué. Pero creo que fui tomando confianza con el correr del torneo, que me sirvió muchísimo la Copa Stankovic porque llegué bien físicamente. Acá en Mar del Plata, en los días de descanso, no dejé de entrenar y eso fue clave. Tuve mala suerte con una lesión pero nunca me sentí mal. Y el tema de la confianza me ayudó mucho. La agarré en la preparación, en la Tuto Marchand. Me ayudó ver que era titular en el equipo y con el correr del Premundial me fui sintiendo mucho más cómodo.
- Hacés foco en lo físico porque tu última temporada sufriste un par de lesiones que te complicaron bastante después de una carrera bastante sana. Eso te quitó protagonismo en Peñarol y te hizo sentir que por ahí la Selección estaba lejos.
- Es verdad. No había tenido la mejor temporada, ni en lo individual ni en lo colectivo. La del tricampeonato sí lo había sido y terminó con la participación en el Sudamericano de Chaco con la Selección. En la última, la primera lesión me dejó 45 días afuera y después tuve pequeñas cosas que nunca me dejaron estar pleno, como yo quería. Fue una temporada en la que no me sentí del todo cómodo y no jugamos de la mejor manera. No me sentí bien adentro de la cancha. Con lo de la Selección, por suerte, di vuelta la página.
- Entraste por la ventana, con un poco de suerte por la lesión de Franco Giorgetti, pero después te afianzaste por méritos propios.
- Siempre tenés que tener un poco de suerte, aunque obviamente es feo entrar por un compañero lesionado, que encima jugó conmigo en Peñarol. Pero creo que tuve un buen torneo en la Copa Stankovic, en un equipo donde faltaban tiradores, entonces mi juego era importante. Y después vino el Premundial, donde ya tenía mucha confianza y me sentía capacitado para jugar a ese nivel. Ahí también había muchos jugadores con buen tiro de tres puntos, pero no sentían el tiro como lo siento yo. Me fui sintiendo bien en el grupo y agarrando confianza. Los tiradores somos así, cuando la tenés alta crecés muchísimo en tu juego.
- ¿Se pusieron a analizar que son los sucesores de los mejores basquetbolistas de la historia de Argentina?
- Noooo. Si nos ponemos a pensar eso, o que tenés de compañero a Luis Scola, no te va a ir bien. Hay que tratar de abstenerse, aunque sí sabíamos que se estaba hablando mucho de esta generación, del recambio, de la camada nueva que viene. Los que pasaron dejaron muchísimas cosas en el básquet y van a jugar otro torneo más juntos, o no, pero está claro que hay que ir buscando otras piezas. Solamente pensamos en nosotros, en hacer las cosas bien y lograr el objetivo. No pensamos en lo de afuera y confiamos en nosotros, en que podíamos estar a la altura.
- ¿Creés que los rivales se sintieron aliviados al no tener enfrente a la Generación Dorada y que fueron sorprendidos por ustedes?
- No, no creo. No sé si habrán pensado eso. Porque la Selección Argentina se ha ganado un respeto de los otros equipos más allá de los jugadores que lleve. Pero si te ponés a analizar, fuimos un grupo totalmente distinto al del Preolímpico de Mar del Plata de 2011, salvo Luis (Scola) y “Pipa” (Gutiérrez). Y Brasil tuvo muchos que jugaron ese torneo y clasificaron, a pesar de las ausencias que sufrió para el Premundial. Por ese lado, es verdad que fuimos un equipo totalmente nuevo y joven. Tuvimos cinco chicos menores de 22 años de los cuales dos eran titulares. No sé qué pensarán los rivales, pero nosotros no pensamos en eso, porque hay un respeto por la Selección.
- ¿Cuánto tiempo tardaste en darte cuenta que Luis Scola es “humano”?
- ¡Sigo pensando que no es humano! (risas). Pero es un líder dentro y fuera de la cancha que a nosotros nos ayudó muchísimo. Yo no lo conocía y me tocó disfrutarlo. Aprendí de él en este torneo. Afuera de la cancha está ayudándote todo el día, transmitiéndote confianza, apoyándote cuando las cosas salen mal, y cuando salen bien hace que no te relajes. Por lo que juega y lo que transmite, adentro de la cancha fue una ayuda increíble. Porque éramos un grupo joven y necesitábamos un líder así.
- Haber vivido todo lo que viviste al lado de Facundo Campazzo y Marcos Mata es un condimento muy fuerte.
- Obviamente, porque son amigos además de compañeros. Con Facu forjé una amistad muy linda en estos tres años y a Marcos lo conozco desde hace un montón y es mi amigo de toda la vida. Primero, que con él nunca pensé en compartir un equipo y ganar todo lo que ganamos con Peñarol y menos que menos estar en la Selección. Fue fuerte lo del Sudamericano y esto muchísimo más. Además, es una ayuda dentro de la cancha, porque nos conocemos mucho y fuimos titulares. Con Facu nos hacemos un gesto con los ojos y nos entendemos. Estuvimos juntos tres años y eso nos jugó a favor.
- Además de soñar con el Mundial, ¿qué tenés que hacer para que haya más chances de estar?
- Falta mucho para el Mundial. Yo sueño con estar ahí, aunque sea entre los 12 que van a viajar a defender la camiseta de la Selección. Sé que tengo que trabajar muchísimo mi físico. Eso es una cuenta pendiente que tengo conmigo. Durante este Premundial lo hice y me ayudó mucho. No dejé de hacer pesas ningún día. Y la verdad es que le esquivaba bastante al gimnasio. No me gusta mucho. Pero sé que depende de mí seguir estando bien físicamente. Es lo principal. Después, en los tiradores tiene mucho que ver la confianza y cómo habrá sido mi temporada. Pero sé que si físicamente estoy bien puedo dar muchísimo más. De hecho, Julio (Lamas) me felicitó por el torneo que tuve, me dijo que estaba contento conmigo y que le diera más bola a lo físico para seguir creciendo.
SOBRE FACUNDO CAMPAZZO
“Es un caballo. No me deja de sorprender ni me va a dejar de sorprender aunque hace tres años que juego con él. Se puso muy bien físicamente para el torneo y estuvo imparable. Junto con Luis nos ayudó muchísimo a ganar partidos que estaban complicados. Hizo un torneo increíble con 22 años. Parece que es normal por todo lo que ha hecho en su carrera, porque fue MVP de finales, ganó campeonatos y jugó partidos increíbles. Por eso parece normal, pero es un base chico que fue elegido en el quinteto ideal de un torneo de América junto con otros tremendos jugadores. La verdad es que me pone muy contento por él porque es mi amigo. Confío en que no tiene techo y que va a llegar muy alto”.
SOBRE MARCOS MATA
“Marcos no estuvo bien físicamente durante todo el torneo. Él puede dar muchísimo más de lo que dio. Estuvo un mes sin jugar partidos, algo que no es lo mismo que entrenar porque no tenés ritmo de competencia y en ese nivel se siente. Se lesionó de nuevo y estuvo parado otra vez. Y en el Premundial tenía una dolencia en el talón de Aquiles. También durante todo el torneo le molestó el hombro que se lesionó cuando más o menos se estaba poniendo en forma. Tuvo un poco de mala suerte. Yo sé que Marcos le puede dar y le va a dar muchísimo más y por mucho tiempo a la Selección. Y la Selección lo necesita por un tiempo porque es el mejor alero de Argentina”.