Boca para todos

En 48 horas Peñarol pasó del éxtasis al sufrimiento sin escalas. El campeón tuvo el peor partido del torneo como local y Boca lo aprovechó todo, lo hizo pagar sus flaquezas defensivas y tuvo un tremendo 17/40 en triple (43%).

No apareció Peñarol en la cancha más que por momentos, no tuvo la actitud que se le vio en el clásico. Fue notable la diferencia de energía que Peñarol exhibió entre los juegos del lunes y miércoles y anoche sobre Boca. Por el contrario el xeneize jugó un partido especial, en la concentración, en la ejecución y en las ganas que le puso al partido para suplir la ausencia de Matías Sandes.

El primer cuarto fue muy flojo, más parecido a un picado de plaza que a un juego de Liga Nacional, no dicho con la falta de respeto sino con la intención de dar la idea de dos equipos que iban y venían tirando sobre los 6 a 8 segundos de ofensivas un tiro rápido, sin rebote, sin pases. Todo a la carrera.

Y Boca salió cambiarle pelota por pelota a Peñarol en su cancha por el aprovechamiento lógico de sus recursos: con dos internos que tiran de tres puntos como Calderón y Ramírez Barrios es lógico que usen el tiro perimetral. Sobre todo porque Calderón después de meter el primer triple aprovechó su amenaza para fintear e ir para el aro. Sacaba a Leiva al perímetro que debía respetarle el tiro y después de la finta empezó a atacar el aro desde cerca. El resto tiraba (3/10 en triples) sin ningún miramiento.

Cuando corrían 7 minutos Adrián Boccia dijo basta. Con una fatiga muscular salió de la cancha para ya no volver y en su lugar entró Luciano Massarelli. Boca dominaba (10-17) pero Peñarol cerró mejor con puntos de Konsztadt y el propio Lucho (15-17).

Fernando Rivero, a diferencia de los partidos ante Quilmes esperó hasta el segundo cuarto para mover el banco. Entraron lentamente la armada suplente al tiempo que Ronaldo Córdoba hacía lo mismo con su corta rotación de tres jugadores.

El partido no entró nunca en el ritmo que estos mismos equipos mostraron en el juego de ida. Peñarol tenía una defensa más de contención que de anticipación. No exigió nunca a su rival ni fue a buscar el error. El juego de pases de Boca encontró siempre posibilidades de poder tomar un tiro perimetral a pie firme con ventaja. Y espacio que tuvo, espacio que aprovechó el xeneize.

Boca tiró el doble de triples que de dobles en el primer tiempo, sin ningún tipo de problemas. Peñarol en tanto era un barco que iba más por individualidad (Sahdi, Massarelli fabricando sus propios tiros) que por juego colectivo. Boca jugaba un partido especial y estuvo brillante cerrando los espacios, mientras que el local lo ayudó chocando y no teniendo continuidad en el juego de pases que había mostrado el lunes y miércoles.

Ya para el segundo tiempo (39-40) el juego entró en su formato definitivo. Boca atacando con Calderón en el poste bajo y el resto tirando triples. Una receta sencilla, efectiva y en esta caso muy ganadora.

Fernando Rivero, técnico de Peñarol, se dio cuenta que su equipo se caía en energía y dirigió todo el tiempo parado, arengado, arremangado tratando de contagiarle el ánimo a sus dirigidos que nunca tuvieron el convencimiento de ganar el juego. Sobre el final del tercer cuarto Leo Gutiérrez metió un triple después que el equipo haya errado ocho en el segmento.

Boca por el contrario lo tuvo a Isaac Sosa (9 pts) que cuando calienta la mano es una verdadera pesadilla para todas las defensas, Ni Giorgetti ni Giddens pudieron con él. Cuando ajustaban sobre el perímetro apareció Ramírez Barrios y Calderón con sendos triples para lastimar aún más una defensa que ya no sabía qué hacer (50-65).

La distancia de 10 (55-65) con que se abrió el cuarto final auguraba la resolución. Boca se tranquilizó y disfrutó del cierre. Córdoba tuvo una buena idea al juntarlos a Treise con Faggiano y Copello de alero para darle juego a su equipo y evitar la presión de Peñarol.

El problema para el local fue encontrar algo de gol. La noche se le hizo cuesta arriba, errando todo a pie firme, teniendo únicamente a Massarelli para penetrar, ante la ausencia de Boccia. Luchando con sus suplentes Peñarol logró apenas descontar para ponerse a 9 (61-70) aunque lo tuvo 3 minutos sin convertir al xeneize.

El último minuto de Córdoba sirvió para reingresarlo a Sosa al juego e Isaac entró con dos triples seguidos en las manos (61-76). Partido liquidado a falta de 4:25. Peñarol mostró su impotencia tratando de apurar el triple para descontar pero su juego nunca estuvo. Algo de voluntad, poca energía y nada de convencimiento.

Al final la distancia se abrió a 20 puntos, una diferencia que poca veces Peñarol sufre en contra cuando juega de local. Un resultado que lo deja pensando todo lo que tiene trabajar para recuperar lo que había mostrado en esta misma semana. No hay fecha libre en la Liga Nacional, Peñarol ya debe saberlo.

Para el xeneize queda la satisfacción de saber que la noche que se enciende y juega bien no hay rival imposible. Ya le ganó a Obras en su cancha y bajó a Peñarol en la suya. ¿Casualidad? Yo no lo creo.

Síntesis
Peñarol (66): Alejandro Konsztadt 6, Adrián Boccia 0, JR Giddens 8, Leonardo Gutiérrez 15 y Martín Leiva 7 (FI); Luciano Massarelli 11, Fabián Sahdi 7, Gabriel Fernández 1, Alejandro Diez 5 y Franco Giorgetti 6. DT: Fernando Rivero.

Boca Juniors (86): Jonatan Treise 10, Isaac Sosa 23, Nicolás Copello 7, Fabián Ramírez Barrios 12 y Pedro Calderón 16 (FI); Axel Weigand 6, Lucas Faggiano 12 y Lucas Gargallo 0. DT: Ronaldo Córdoba.

Parciales: 15-17, 39-40, 55-65 y 66-86.
Árbitros: Alejandro Ramallo y Julio Dinamarca.
Estadio: Polideportivo "Islas Malvinas"

Foto: Ligateunafoto.com

Pablo Tosal
@pablotosal