La década perdida

Corría el cada vez más lejano 29/5/2007. Boca recibía en la Bombonerita a Peñarol de Mar del Plata liderando 3-2 la serie final y sabiendo que si ganaba sería campeón. Los grandes jugadores que tenía el "Xeneize" invitaban a la ilusión, pese a que del otro lado llegaría un Peñarol herido y buscando revancha tras perder de local. Fue 89-81 para Boca, de la mano de nombres como Leo Gutiérrez, Lázaro Borrell, Raimundo Legaria, Luis Cequeira, Gustavo Oroná o Jamaal Robinson. El resto es historia conocida. Leo Gutiérrez retratado hasta en la tapa del diario Olé, champagne en la Bombonerita, corte de redes y demás.

Lo que ningún Xeneize se imaginaba es que ese sería el último festejo de Boca en el deporte de la pelota naranja. Ya se cumplirán diez años de aquella conquista y Boca jamás repitió algo igual. Algo impensado para un club con los kilates del azul y oro, y aún peor es que rara vez estuvo cerca de lograrlo. Las causas evidentemente son muchas e intentaremos graficarlas a partir de cuatro pilares de Boca Juniors en sus últimos años: Gestión dirigencial, infraestructura, grandes planteles y el acompañamiento popular.

1) Gestión dirigencial

Es algo lógico que en Boca el básquet no es el principal deporte y nunca lo será. El Xeneize es fútbol, y su marca es una de las más reconocidas en el planeta del deporte más famoso de todos. Rojitas, Rattín, Maradona, Caniggia, Riquelme, Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Serna, Córdoba, Bermúdez, Carlos Bianchi, Carlos Tevez, etc. Todos hicieron las delicias de los Xeneizes futboleros y llenaron las vitrinas de títulos nacionales e internacionales. Pero el básquet siempre había tenido su lugar de importancia. Hasta los últimos tiempos, donde de a poco lo empezó a perder.

Desde antes que arranque la Liga Nacional, Boca es importante en básquet. Los títulos metropolitanos son el orgullo de muchos socios vitalicios o entrados en años, pero la historia no se detuvo ahí. Es cierto que le costó empezar, sufrió un descenso, pero volvió rápido y a partir de ahí soportó bien algunos años complicados y después empezó a hacer de las suyas. Tres Ligas Nacionales, cinco Copas Argentina y un Top 4, más diversas participaciones internacionales posicionaron a Boca como un referente del básquet a nivel nacional y también a nivel continental. Pero todo esto se apagó de a poco.

Ni la presidencia trunca de Pedro Pompilio, ni la de Ameal, ni la primera de Angelici, ni la actual, le dieron al básquet de Boca el espacio que merece. Quizás, la única brisa de aire fresco hayan sido los años donde Jorge Paredi estuvo al mando del Departamento de Básquet ya que traía su propio presupuesto para sumárselo al que del básquet del club. Pero el hombre de Mar Chiquita era criticado por quienes frecuentan la Bombonerita partido a partido. El hecho de no vivir en Capital Federal, de concurrir poco a la cancha y algunos manejos o declaraciones hicieron que no sea muy querido.

La vida política de Boca es similar a la del país. Siempre habrá divisiones, opiniones encontradas. Como se le dice últimamente, la grieta. Pero en la década perdida pasó gente de distintos símbolos políticos (tanto a nivel nacional como a nivel club) y nadie le dio al básquet el lugar que se merece. El presupuesto destinado a este deporte fue ínfimo, dentro de los millones de dólares que anualmente maneja el "Xeneize". Se apostó solamente a "participar", no a "campeonar". Solamente Paredi fue por todo, pero por errores propios y ajenos (el problema en Regatas en el 2013 por ejemplo), no lo logró.

Por todo esto, la gestión de sus dirigentes es uno de los cuatro grandes puntos que llevaron a la década perdida.

2) Infraestructura

En este 2016 que vive sus últimas horas, se cumplieron 20 años de la inauguración del gimnasio "Luis Conde" conocido como "la Bombonerita". El 29 de junio de 1996, Boca recibió a Obras Sanitarias, le ganó 85-74 y cumplió el sueño de muchos Xeneizes. El básquet ya tenía casa propia y no jugaría más en Ferro, San Andrés, el Cenard y otros. Los títulos también empezaron a llegar al equivalente a la mítica Bombonera. Pero claro, de a poco fue perdiendo su magia y también sus comodidades, porque el tiempo no viene solo para nadie, los problemas empezaron a aparecer y nunca fueron encarados con la seriedad que un gigante como Boca debería tener.

Desde siempre en la Liga Nacional de Básquet se le dedicó más dinero al armado de planteles y de cuerpos técnicos que a las obras edilicias. Ese fue uno de los grandes puntales del cambio de cúpula en la ADC. Muchos han hecho cambios realmente importantes en este último tiempo (Quimsa, Olímpico, San Lorenzo con su estadio nuevo), pero en Boca pasó poquito y nada de todo eso. De hecho un informe recientemente publicado en la web de la ADC detalla lo hecho por todos los clubes.

Y como era de esperar, la parte dedicada a Boca es una de las más exiguas. Citando la nota de manera textual, dice lo siguiente: "Boca decepcionó por años (siendo el que menos hizo) sobre todo pensando en su poderío y billetera. Angelici y buena parte de la dirigencia mira de reojo al básquet y esta interna sólo le ha permitido ocuparse en sobrevivir como disciplina profesional". Se espera más de Boca en este ítem que lo que detalla la nota. 2015: Pintura del estadio. 2016: De acuerdo a las exigencias AdC, se cambiaron de ubicación las bancas de sustitutos y la mesa de control. Se reubicó la cartelería rotativa.

Además, La mesa de control se realizó a nueva y se preparó para la llegada de la carcelería LED, se pulió, se realizó el ignifugado y laqueado por completo del piso y el perímetro del campo de juego. Hoy se cumple con las medidas reglamentarias del campo de juego. Suena a poco, realmente no es una experiencia agradable ir a ver un partido de básquet a la Bombonerita, y más ante temperaturas extremas como las que sufre la Capital Federal en los meses donde se juega la Liga Nacional. En el verano, la cosa se hace realmente insostenible para todos ante la falta de ventilación adecuada dentro del estadio.

Por todo esto, la infraestructura es uno de los cuatro grandes puntos que llevaron a la década perdida.

3) Grandes planteles

Todos los títulos que ganó Boca a nivel profesional no llegaron solos. Más allá de la apuesta por las divisiones formativas y de refuerzos que puedan llegar de alguna categoría del ascenso, en el Xeneize siempre se apostó a ganar. Al menos hasta hace un tiempo.

En Boca dirigieron Julio Lamas, Sergio Hernández, Fernando Duró, Rubén Magnano, Oscar Sánchez, Néstor "Che" García por citar a los más grandes ejemplos. Y en Boca jugaron Leo Gutiérrez, Paolo Quinteros, Esteban De la Fuente, Gustavo Ismael Fernández, Gabriel Fernández, Martín Leiva, Jerome Mincy, Lázaro Borrell, Byron Wilson, Dwight Mc Cray, Juan Espil, Robert Battle, entre otros cracks que se pusieron esa camiseta. Algunas apuestas fuertes no funcionaron o al menos que no llevaron títulos a las pobladas vitrinas de Boca, pero los nombres brillaban.

Pero en los últimos años las apuestas fueron más moderadas. Se sabe que el básquet es un deporte fuertemente dominado por la lógica y donde la relación billetera - resultados suele ser bastante clara. Es difícil que un candidato a campeón descienda (quizás solamente Argentino de Junín lo haya sufrido) y también que un equipo que a priori aparece como candidato a descender salga campeón. Llegará a playoffs, ganará alguna serie, pero es difícil que llegue a cortar la red. La mayoría de los que estamos en el mundo del básquet lo sabemos y en Boca también. Por eso es hasta entendible lo que sufrió el Xeneize.

Como dijimos en el comienzo de esta nota, apenas los años en los que Jorge Paredi condujo el básquet fueron temporadas de fuertes apuestas, tanto económicas como deportivas. A la Bombonerita llegaron nombres de la talla de Federico Van Lacke, Maxi Stanic, Daniel Santiago, Robert Battle, Néstor García, John De Groat, Selem Safar, Marcos Delía con sus primeros minutos importantes en cancha, etc. El Xeneize disputó dos semifinales de Liga Nacional que le dieron la posibilidad de representar a nuestro país en igual cantidad de Ligas Sudamericanas. No es malo, pero es demasiado poco para un club como Boca.

El resto de la década perdida pasó con el Xeneize de mitad de tabla para abajo, salvo alguna que otra honrosa excepción como la semifinal del 2010 ante Peñarol y alguna serie de cuartos de final. El punto más bajo fue la 2010/2011, con apenas un triunfo en 14 partidos en la primera fase del certamen, un repunte a lo largo de la segunda fase y la incomodidad de tener que jugar la final por el descenso ante Argentino de Junín. No sin sufrir, el Xeneize ganó 3-0 y mantuvo la categoría. Luego, con Paredi y sin descensos, la cosa se facilitó, pero Boca jamás volvió a ser Boca, tal como a sus hinchas le gusta.

Por todo esto, el no armado de grandes planteles es uno de los cuatro grandes puntos que llevaron a la década perdida.

4) El acompañamiento popular

Se sabe que en todos los deportes y en todos los países, el hincha quiere a su club, pero si los resultados se dan, la cosa se facilita mucho más. O dicho en criollo, el hincha quiere a su club, pero tanto o más a los resultados. La convocatoria no será igual en una final que en un partido en el que no hay nada en juego. Se sabe, esto es así y seguirá siendo así en todos los clubes. Y claro, Boca no es la excepción, ni en el fútbol, ni mucho menos en el básquet. Una victoria llama a otra, y las victorias en cadena llaman al hincha. Más aún en etapas del año tan duras como en las que se juega la Liga Nacional.

Quizás la falta de un masivo acompañamiento de su gente esté vinculado a la falta de victorias derivada del armado de los planteles. Pero tampoco se puede afirmar esto de manera tan tajante ya que el último Boca semifinalista de Liga Nacional (temporada 2012/2013 con nombres como Safar, Battle, Cequeira, De Groat, Aguerre, etc) llevaba igual o menos cantidad de hinchas promedio que el equipo de la temporada pasada. Es historia conocida, el conjunto de Adrián Capelli mantuvo la categoría tras ganarle a San Lorenzo de local en la última jornada. Ese equipo de Boccia, Treise, Ramírez Barrios o Hernández tenía más convocatoria.

Lo cierto es que tampoco desde dentro del propio club se hace demasiado para que la gente se vuelque de forma sostenida a la Bombonerita. No se puede pretender que el básquet tenga en la web o en las redes sociales oficiales la misma difusión que tiene el fútbol, pero en el caso del Xeneize siempre hay piedras extras en el camino, como la ausencia de un twitter oficial durante varias temporadas. Incluso, en estos últimos meses, empezó a faltar en la web oficial del club crónicas de los partidos que el equipo de Ronaldo Córdoba juega de visitante.

Eso sí, párrafo aparte para los valientes habitués que partido a partido se dan cita en la calle Arzobispo Espinosa. Desafiando malas campañas, lluvias, calor, una salida a la noche que no es agradable ni mucho menos, pero ellos siempre están. Gritando cada doble, lamentando cada derrota y descargando la ira contra el dirigente de turno ya que ellos sienten que el básquet no tiene el lugar que debería tener en un club así. Son célebres las banderas pidiendo que el básquet "no se toque" luego de que el vóley masculino fuera dado de baja de la Liga Nacional y también los cánticos en contra de Daniel Angelici y su gente.

Por todo esto, la falta de un masivo acompañamiento popular es uno de los cuatro grandes puntos que llevaron a la década perdida.

Porque está claro que, al menos por ahora, el básquet no se toca, pero también está claro que el básquet no sale campeón. No está ni siquiera cerca de lograrlo y desde hace un tiempo a esta parte viene entablando un noviazgo serio con las últimas ubicaciones de la tabla de posiciones. Habría que preguntarse si este club, cuyo prestigio en el mundo es evidente, le hace bien a la Liga Nacional. El impacto de un club como Boca que decide darle la espalda al básquetbol profesional y que en 10 años no hizo mucho por encauzar el rumbo.

Por Alejandro Francisco (especial para www.pickandroll.com.ar)