El renacido

No sorprendió la capacidad de Boca para escaparse en el comienzo del juego, sino que pareció extraña la floja resistencia y la falta de ideas de un San Lorenzo que mostró de las peores versiones en largo tiempo, en ambos sectores de la cancha. Así fue que el Xeneize tomó ventajas en el primer tramo del partido con un 0-8 en los seis minutos iniciales del juego, justamente el tiempo que le tomó al local llegar a su primer punto en lanzamiento de campo.

Hasta ese instante, el equipo del debutante Néstor García llevaba un sorpresivo 0/11, algo inusual para un conjunto con tanto poder de conversión en la competencia. A esto se le sumó a los del Che la falta de recursos para controlar sobre todo los cortes rumbo al cesto que propuso Boca durante gran parte de la primera mitad, lo que benefició la ofensiva visitante llevando la pelota bien cerca del canasto rival (los primeros ocho puntos fueron en la pintura).

Aún así, San Lorenzo tuvo una levantada que no se basó en sus buenos porcentajes, pero que le sirvió para bajar la ventaja que había logrado tomar Boca en gran parte del primer cuarto. De esa manera, y con el marcador 9-13 se cerró el primer período del partido, entrando a otro que no fue mejor para el anfitrión, que continuó adoleciendo de efectividad frente al cesto rival.

Boca siguió pasándose mejor la pelota, cortando rumbo al cesto, con un tridente que lastimó en los cortes rumbo al aro (Boccia 9 – Aguerre 9 y Sandes 7) para dejar en ridículo a la defensa de Boedo. En el frente, los dirigidos por García siguieron sin poder articular ofensivas confiables y sólo algunos pasajes Vildoza llevaron aire al ataque dueño de casa, pero la baja efectividad siguió siendo el punto más negativo (8/37-21 por ciento en lanzamientos de campo y 3/18-16% en triples en la primera mitad).

Con los números 25-36, arrancó el tercer segmento del juego en el que se gestó la reacción del tetracampeón de la Liga y nació de atrás hacia adelante, jugando una mejor defensa que le dio resultados para que Boca no lograra la comodidad del primer tiempo en ataque. Mientras que en ofensiva, los de Boedo empezaron a encontrar algunas soluciones, pese a seguir por momentos exagerando con el lanzamiento externo.

Federico Aguirre tomó la posta en el ataque y lo hizo de manera contundente, con 6 puntos en ese tercer período y la conducción desde la base para que el Cuervo lograra algo de fluidez, cosa que fue totalmente inexistente en el primer tiempo. De esa manera, San Lorenzo llegó a estar al frente en el marcador por primera vez en el juego y fue cuando faltaban cinco minutos para terminar ese tercer cuarto, momento en el que estuvo 39-38 comandando el marcador y a partir, de allí la historia cambió, totalmente.

Y cambió, porque aunque Boca recuperó en algunos instantes la cima del tanteador, el equipo del Che fue otro y se fue al último descanso del juego con paridad 52-52, pero ganando el período 27-16. En el cuarto final todo fue más parejo, sin embargo, el local pareció estar más fuerte mentalmente debido a la gran reacción del segmento anterior del partido y con un Aguirre que siguió siendo vital en ese esquema.

Un esquema nuevamente defensivo, algo que pareció ser el modus operandi de San Lorenzo en la segunda mitad, que le sirvió para ser un equipo poco efectivo, pero aún así peligroso en el otro costado de la cancha. Con VIldoza y Williams, con 10 puntos totales, el último además, con 15 rebotes en el partido el Santo se fue armando, sin dejar su mejor imagen en el partido, pero sirviéndole para torcer un juego duro, difícil y por momentos, que pareció ser difícil de remontar.

Aún así, Boca tuvo la última oportunidad para quedarse con el juego en las manos de Aguerre que con un segundo tuvo un lanzamiento en sus manos que apenas rozó la red y que le permitió a San Lorenzo festejar en casa. Esta vez en el primer juego de 2020, venciendo 68-66, con bajos porcentajes en lanzamientos de campo (22/70 y perdiendo la lucha en la zona interna (24-44).

Juan Pablo Casas
Pick&Roll