Una prueba de fe

Necesitaba ganar como argumento uno, luego el cómo sería importante para prepararse en la recta final de la liga y a sabiendas de que el viernes 11 se juega todo con Peñarol. La carga anímica en la previa era mucha y Quilmes aprobó el examen.

De movida dio la sensación que las asignaciones individuales que planteó Escarain en el Front Court estaban exactamente al revés. Chiappero con Scales y Simoni con Easterling.

Gimnasia aprovechó la versatilidad de movimientos del Scales y sacó enormes réditos en el poste bajo convirtiendo 12 puntos en el cuarto inicial. Las ayudas sobre el goleador no fueron efectivas y cuando pudieron ajustar sobre él, Easterling lastimó con otros siete puntos.

Por suerte para Quilmes, el perímetro sureño no apareció nunca, y el juego visitante estaba quebrado al medio. Quilmes se cerró sobre su trapecio, aseguró el rebote y en ataque fijo se la dio a Pittman. Aunque como notable respuesta también la dupla Chiappero - Simoni aportó en ofensiva.

Para el segundo segmento, todo Quilmes fue a la “caza de Scales” y como objetivo primario forzaron un cerrojo defensivo, liberando de presión el perímetro rival que atacó con 1/8 en triples y sin rebote ofensivo.

Quilmes sacó el contraataque con efectividad y se puso a 15 (41-26) a falta de 4.30 pero Pittman se sentó dos minutos y Gimnasia clavó un parcial 8-0 para ponerse a siete (41-34). De nuevo Josh a la cancha y santo remedio.

Al cabo de los primeros veinte la diferencia era de 11 (47-36). Scales y Easterling hicerieron el 75% de los puntos de su equipo (27/36) en tanto que en Quilmes hubo un 57% (27/47) entre dos perimetrales (Cavaco y Pittman).

Lo mejor de Quilmes fue remediar el problema que bajo las tablas le crearon los dos pivotes rivales. En el segundo tiempo la dupla extranjera hizo el 31% de los puntos de su equipo (13/41).

A medida que corrían los minutos se graficaba cada vez más la impericia de Gimnasia desde el perímetro. Tolcachier probó con Eloy Martín - Anderson, luego con Eloy - Saul, después con Eloy - Haag, Saúl - Haag, Saúl - Anderson. Ninguna de las variantes le dio respuestas. La solidez de la media cancha de Quilmes con el sobrio traslado del Lobito y bien secundado por los recuperos de Pittman o la defensa de Nicolás Pérez y Diego Cavaco fue demasiado.

Al final de partido los números fueron elocuentes: los patagónicos intentaron abrir la defensa con 4/23 (17%) en triples. Quilmes le contestó con 24/24 en libres y buenos porcentajes en dobles (24/44 56%) y en triples (6/20 30%).

Quilmes fue un relojito para aprovechar lo que Gimnasia no podía hacer. Defendió muy duro y corrió cuando pudo. Desequilibró Pittman 27 pts (8/11 en dobles y 1/6 en triples) y Cavaco fue el mejor jugador de la cancha.

Ahora lo espera Peñarol en su estadio. Hasta allí irán las ilusiones Quilmeñas, con un santo y varios devotos, a repetir una vez más su acto de fe.

Quilmes 92: G.I. Fernández 4, J. Pittman 27, D. Cavaco 26, C. Chiappero 10 (X) y P. Simoni 18 (FI) C. Collar 0, N. Pérez 5, L. Cequeria 0, E. Irigoyen 2 y R. Aquindo 0. DT Pedro Escarain.

Gimnasia CR 77: E. Martín 3, S. Anderson 5, H. Minzer 11, J. Scales 23 y S. Easterling 17 (X) (FI). L. Saúl 2, S. Haag 7, Zalaya 6 y J. Peredo 3. DT Enrique Tolcahier.

Parciales: 25-21, 47-36 y 70-53.
Árbitros: Setembrini - Latorre.
Estadio: Once Unidos.

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