“Il bambino”

Lo único que uno no puede hacer (no debe hacer) es dejarse llevar solo por el resultado. Terminaríamos creyendo que las victoria son éxitos rotundos y las derrotas fracasos.

Boca le ganó a Quilmes jugando mejor, siendo más. Pero demostrando muy poco. Sobre todo porque su rival fue un rival pobre. Que dio muy poco, y que dentro de sus propias impericias llevó el partido de un modo parejo.

¿En serio parejo dice Tosal? Si parejo.

En el primer cuarto casi se definió el partido: 11-22 a favor de la visita. De donde sacó la diferencia Boca: ¿de su gran defensa del perímetro? NO. ¿De su defensa del juego interior, que aseguró el rebote?, NO ¿De su defensas combinadas que anularon los caminos al aro de Quilmes? NO. ¿De su defensa con o sin cambios de los bloqueos? NO ¿Entonces?

El equipo de Sergio Hernández fue el primero que le puso freno al vértigo del comienzo y sacó réditos de ello. El primer doble lo hizo Paolo Quinteros a los 8 segundos. Se presagiaba una noche a todo gol. Pero el partido contrariamente fue un correcalles sin sentido.

Quilmes tiró de todo y mal, sin segundas instancias, lo mismo que contra Peñarol, salvo que contra el rival en el clásico entró todo, anoche no. 3/11 en dobles y 0/4 en triple. La imagen del cervecero fue el de un equipo muy pobre. Pero no es menos cierto que Prego erró dos bandejas solo ante Dios y que Gray hizo lo mismo cerca del aro. Son 8 puntos que (en el análisis rápido) no estuvieron.

En el segundo segmento el partido se hizo atípico. Ambos seguían locos (sacó ventajas Boca con Leiva posteado) pero el protagonista principal fue Eduardo Alagastino, que jugó para pedir la jubilación inmediata. Un técnico al banco de Boca y otro a “Tato” Rodríguez puso en juego al local que se acercó de 17-27 a 25-31.

Tato Rodríguez se cargó con cuatro faltas y se fue al banco mientras que Leiva y Guaita sumaban tres faltas cada uno. Parecía que Quilmes se venía. No obstante Alejandro Pepiche decidió sacar a Gray y ponerlo a Espeche cuando el ala pivote quedaba emparejado con Sandes.

La ecuación era: Gray a Sandes goles debía hacerle. Espeche no. Y Quilmes perdió una vía importante de gol. Sartorelli (8 pts) y Malara (8 pts) dieron respuestas desde el banco que los titulares no aportaron.

El segmento lo ganó Boca por dos: 24-26, porque Quilmes tiró 15-17 en libres. Pero de cancha (3/11) forzó todas las situaciones.

En el segundo tiempo apareció el muchachito de las película: Paolo Quinteros. El escolta entrerriano hizo 14 pts en el segmento (6 en toda la primera mitad) con goles de toda clase.
Cada vez que Boca se quedo sin juego apareció él con un tiro de riesgo para taladrar la defensa.

Y el equipo de Sergio Hernández no mostró grandes virtudes. Es un equipo en formación, con carácter para ir a buscar el rebote y que se conoce un poco más que el resto de los equipos nuevos: Leiva, Guaita, Burgos, Sartorelli y Sandes son parte de una continuidad. Wilson, Quinteros y Malara ya lo tuvieron al Oveja como técnico.

Se despertó Prego en Quilmes con tres triples, pero Quinteros contestaba bomba por bomba. A todo esto un jugador brillaba por su ausencia: Milton Bell

Párrafo aparte para lo que produjo el rasta. Milton es un jugador de una clase muy difícil de superar. En buenas condiciones es determinante e imparable. Pero como es un ser humano también juega mal. Ayer fue uno de esos días. La pateó con cordón y todo. Y fue perjudicial para su equipo.

Alejando Pepiche tomó la primera decisión seria desde que es técnico. “Vender” a su estrella o llevarlo como pueda al partido. Y se decidió por Milton, sin que el extranjero produjera nada positivo. Que es lo mismo que apostar al futuro sin que le importe el presente.

Lo cierto fue que todavía Quilmes no sale del hombre a hombre en la marca, que no prueba defensas zonales, combinadas. Nada. Solo se limita a su poder de fuego. Y ayer la pólvora estuvo mojada y lo pagó caro.

Quinteros siguió arreglando cada complicación con goles de su sello, y rebote en mano Boca corrió cómodo el contraataque. Quilmes por el contrario, forzó todas las situaciones, sin movimientos ni cortinas, jugando a un solo tiro, y con porcentajes bajísimos.

Todos los cuartos fueron ganados por Boca (11-22, 24-26, 23-25 y 21-22) y ni siquiera en el primero hubo tan notable diferencia donde Quilmes erró tiros imposibles. Es decir, Boca no sacó grandes ventajas, pero fue mucho más jugando un poco mejor. Tan solo eso.

El único líder de la zona sur está firme y confiado. Quilmes sabe que de las heridas también se logra un remedio.

Quilmes (79): Gustavo Fernández 3, Juan Pablo Sánchez 0, Diego Prego 23, Milton Bell 15 y Evric Gray 24 (FI), Claudio Chiappero 9, Martín Vaquero 5, Luis Cequeira 0 y Julián Espeche 0. DT: Alejandro Pepiche.

Boca Juniors (95): Sebastián Rodríguez 6, Paolo Quinteros 28, Byron Wilson 10, Martín Leiva 8 y Diego Guaita 12 (FI), Matías Sandes 13, Juan Sartorelli 9, Alejandro Burgos 2 y Fernando Malara 7. DT: Sergio Hernández.

Parciales: 11-22, 35-48, 58-73
Árbitros: E. Alagastino - A. Chitti
Estadio Once Unidos.

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