Ruleta Rusa

“Ponga H.. H... el cervecero, ponga H... h... de verdad, que este lunes cueste lo que cueste, este lunes tenemos que ganar” la referencia al clásico del lunes ante Peñarol fue todo lo que canto la poca gente en Once Unidos.

Por lo demostrado en cancha lo de Quilmes fue flojo, por eso el público ovacionó a Julián Espeche después del cuarto rebote en Ofensiva y cuando luego se fue a sentar al banco de los suplentes. Es que prefiere aplaudir un indio entre tantos caciques.

Una vez más Quilmes demostró que levanta un piedra y debajo encuentra gol. Tiene gol en todas las posiciones y en los primeros pasajes del encuentro, Estudiantes les simplificó el juego otorgándole a Gustavo Fernández libertades para maneja los tiempos del partido.

Los dos primeros triples consecutivos de Juan pablo Sánchez anunciaron que sería una noche a todo gol. Y así fue. Diego Prego (9 pts en el parcial) fue para adentro en cuanta pelota pasó por su mano. El alero hizo acuse de recibo de la mala noche que tuvo en Caballito.

A esta altura, pedirle a Quilmes que juegue a más de tres pases antes de lanzar suena utópico, lo hacen naturalmente. Si en el cuarto pase no consiguió un tiro cualquiera, juega un uno contra uno desde cualquier posición en el 80% de las “coordinaciones” ofensivas. ¿Está mal? Si la pelota entra NO. Quilmes hizo 35 puntos en el primer cuarto ¿qué se le puede reprochar?.

Como siempre, el rival pagó carísimo darles libertades a un equipo que vive del gol, por eso ajustó la defensa en el segundo cuarto y se refugió en zona para obtener el rebote. Quilmes aceptó al invitación con 2/10 en triples. Como ya sucedió otra tantas veces tiró mas triples que dobles y no provocó un solo rompimiento que generara foul con tiros libres.

El “Bataraz” achicó la brecha con un parcial 21-16 pero la diferencia todavía era mucha (51-40) al final de los primeros 20 minutos.

En defensa, la idea que por momentos le resultó confiable al local fue la marcación hombre a hombre pero ajustando hacia su propio tablero, negando los rompimientos al canasto. En el poste bajo, Milton Bell lo pudo contener a Shanne Jones y Gray a Mansilla y Calderón. Pero como luego tiró con malos porcentajes, no tuvo rebote ofensivo y volvió descompensado a defensa.

Al comenzar el segundo tiempo, Diego García robó una pelota, metió una bandeja con foul incluido y la falta de Vaquero lo desestabilizó en el aire cayendo con la espalda al piso. Un minuto después reflejó el dolor en el aductor de su pierna izquierda y se retiró del Juego. Estudiantes perdió a su mejor jugador cuando restaban 8:15 para que finalice el tercer cuarto. Quilmes ganaba 64-49. ¿Asunto liquidado?.

El ingreso de Julián Espeche le dio al equipo algo que le cuesta mucho conseguir: orden. Con Gray y Espeche, jugó con dos internos definidos, encontró un jugador de rol, que bloquea a sus compañeros, que se preocupa por las ayudas y que va a las segundas instancias. En ofensiva no pide la pelota, baja el rebote y se la da otro.

Milton Bell (8 pts en el cuarto) pasó a jugar de alero y entregó la foto del partido, lo que hace rato se ve: Prego y Bell chocan en el puesto No pueden jugar juntos más que por breves momentos.

El ingreso de Cequeria y la vuelta de Juan Pablo Sánchez, (junto con Gray, Bell y Espeche) dejó a Quilmes con una diferencia de 23 puntos 76-53 a falta de 2:00. Es que por primera vez coincidían en cancha tres defensores al mismo tiempo ¿milagro?.

A todo esto, Estudiantes sufría por la negra noche de Sebastián Acosta y Josh Merrill que no tenían buenos porcentajes en sus lanzamientos y aunque Quilmes se recostó en zona (1-2-2 con variantes) no buscó todo desde afuera, siguió intentando el rompimiento, aunque chocando con la firmeza de la zona.

Para el último cuarto Alejandro Pepiche probó con la siguiente combinación: Fernández, Vaquero, Prego, Bell y Gray que siguieron defendiendo zona. Y se produjo lo inevitable: el local atacó mal y volvió peor a defensa.

Promediando el cuarto, la noche nos regaló otra foto inolvidable: los cinco jugadores de Quilmes estaba parados en el perímetro. Muchos equipos juegan cuatro abiertos y un interno, pero Quilmes en esa única ofensiva lo hizo con cinco abiertos: Gray en triple amenaza desde el perímetro y sus compañeros sin elaborar un corte al canasto. Así fue y así es Quilmes. Es un rompecabezas muy difícil de armar

Por que se da cuenta que sus compañeros chocan entre si, muchas veces el “lobito” Fernández toma resoluciones con el aro. Es decir, tira el centro y lo va a cabecear ¿Qué más puede hacer?. De tal manera no es extraño que en las últimas fechas se haya vuelto goleador. Hay que ver cuanto aguanta porque juega más de 35 minutos por partido.

Sobre el final, Estudiantes, que no jugó bien en toda la noche, aprovechó la fragilidad defensiva quilmeña, el mal retorno a defensa después de un tiro errado y se fue acercando de apoco. A los casi 18 minutos que Quilmes defendió en zona el equipo de Amarillo apenas le tiró 8 triples. Aunque no le saliera, tenía idea de lo que quería y le rindió frutos con Sebastián Acosta (9 pts) y Diego Alba (12 pts) sobre el final.

La visita se puso a nueve puntos a falta de dos minutos y despertó la modorra de un partido mal jugado. El encuentro lo sentenció el mejor equipos de los dos: Quilmes, que defendió dos pelotas seguidas para los cuatro puntos de Prego de contraataque y asunto liquidado. El “Lobito” luego lo cerró desde la línea de simples.

La 500 personas se fueron sin sonrisas, ni alegrías, ni cantos, solo el grito para ganar el clásico. El tiempo de paz en Quilmes todavía no llegó, a pesar de haber conseguido su primera victoria como local.

Síntesis
Quilmes (97): G.I.Fernández 21, J.P.Sánchez 16, D.Prego 16, M.Bell 15 y E.Gray 19 (FI); M.Vaquero 7, J.Espeche 0 y L.Cequeira 3. DT: Alejandro Pepiche.

Estudiantes (92): D.Alba 22, S.Acosta 15 (x), D.García 9, S.Jones 17 y D.Mansilla 13 (FI); J.Merrill 12, P.Calderón 4, M.Barberis 0 y S.López 0. DT: Ariel Amarillo.

Parciales: 35-19, 51-40 y 76-57
Estadio: Once Unidos.
Arbitros: Pablo Estévez-Mario Aluz.

Pablo Tosal
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