Peñarol - Quilmes

Siempre el aditamento especial para un viejo clásico que se renueva cada vez que se enfrentan. Quilmes llega mejor y tiene la posibilidad en sus manos de hundir a Peñarol en lo más profundo de la tabla. El milrayitas sabe que si gana justo este clásico, puede ser un quiebre en la campaña.

La numerología del clásico, ajena a toda subjetividad dice que Peñarol está último y tiene apenas 18 puntos a uno de Ferro y dos de Argentino. Si gana accede a la 14ta posición a solo medio punto de Estudiantes de Olavarría y Regatas de San Nicolás.

Por su parte, Quilmes con 22 puntos de ganar queda cuarto a medio punto del tercero que es Obras Sanitarias. Aunque son dos realidades diferentes, la importancia de ganar esta marcada como nunca.

En el marco de la tabla de posiciones la actualidad de uno y otro es contrapuesta. Peñarol anoche entrenó en el Gimnasio Américo Gutiérrez (estuvieron los Midachi en el Poli), y el único que no se movió con el plantel fue justamente su estrella: Joseph Bunn, preservado hasta último momento para hoy.

El cuerpo Técnico milrayitas confirmó que Bunn (34.4 puntos y 11.1 rebotes de promedio) podrá jugar aunque fue menester que ayer no entrene para no causar dolor en su tobillo. Hoy por la mañana es la última reunión con el médico para un diagnóstico definitivo, no obstante es el propio Joseph quien asegura que esta noche juega.

Otro que estuvo con problemas de dolencias fue el escolta Fernando Rodríguez quien luego del partido con Gimnasia (LP) el viernes tuvo que aplicarse un vendaje con hielo en la rodilla izquierda a raíz de una “Tendinitis en fase dos”.

A Fernando le duele mucho al flexionar la rodilla o saltar, por más que haga una importante entrada en calor. En la semana se reunirá con el médico para buscar una solución definitiva. De todas manera para hoy no importa nada. No quiere perderse el clásico y estará presente.

Más allá de los problemas de dolencias, el principal inconveniente de Peñarol es su “crisis de identidad”. Después de 23 partidos de Liga Nacional en la 03/04 no tiene definido que es lo que quiere a lo largo de los 40 minutos. Tres técnicos diferentes y numerosos cambios de plantel lo hacen un equipo “nómada”.

Daniel “Zeta” Rodríguez, tal como anticipó fue muy flexible con su filosofía y trató de adaptar el esquema de juego al plantel: Menor rotación del banco, muchos minutos de defensa zonales, presión únicamente mitad de cancha para atrás, búsqueda de un tirador y no libre selección de tiros. En síntesis: Peñarol modelo 2004 según las necesidades.

Pero el déficit sigue siendo grave. Por muchos minutos Peñarol es un equipo anárquico. Siendo el más prolijo Diebold conduce hasta donde puede, pero el equipo sigue dependiendo hasta el hartazgo de Joseph Bunn. El moreno responde más de lo esperado (está jugando su mejor liga en la Argentina), y solo no puede.

Esta noche sin Charles Mason quizás el más beneficiado sea Fernando Rodríguez, que tras su paso por La Plata y su experiencia europea volvió mejor defensor. En ofensiva tiene que agarrar la bandera cuando todo se caiga (algo que hizo con cuenta gotas). Es el único capacitado para hacerlo.

Por último, Peñarol sufre de un mal que jamás tuvo un elenco milrayitas: parece un equipo sin alma. Aunque el concepto duela es la imagen que refleja un equipo que muchas veces navega en un partido sin saber a donde va, y sin siquiera pelear. Esta noche será la gran oportunidad de pagar dicha deuda.

Por su parte Quilmes comenzó a caminar por el camino soñado a principio de temporada, el equipo esta bien mentalmente y con las “energías necesarias” (como le gusta decir a Marcelo Bielsa) para encarar cada situación de partido: ventajas y desventajas en el desarrollo y en el tanteador.

La buena comunión que hoy goza el plantel se traslada a la cancha con rendimientos individuales muy por arriba de lo que se veía hasta hace un mes. Los más destacables en este aspecto son Luis Cequeira y Martín Vaquero. La buena rotación del plantel hace que cada pieza sea importante, por ejemplo Darius Beard y Julián Espeche.

Evric Gray es la llave de todo triunfo. Bien alimentado por sus compañeros, cada vez que recibe la pelota en el poste bajo produce generalmente cosas importantes para el equipo.

La jerarquía de Gray hace que hablemos - por lo menos - de uno de los cinco mejores extranjeros que pasaron por Mar del Plata. Vale la pena ir a verlo.

Quilmes debería confiarse en sus propias armas si quiere ganar esta noche. Llega mejor que su rival. Tiene más personal para la rotación en lo que será seguramente una noche calurosa.

Bien sabemos que los antecedentes y la lógica en la previa dejan paso a otros factores muy importantes a la hora de jugar un clásico. El temperamento, el valor anímico, la fe en cada compañero, en síntesis, el costado emocional es quizás más importante que todo lo otro.

En cuarenta minutos de juego se define la gloria y las penas de toda una ciudad. Hasta que la liga (o la vida) los vuelva a encontrar.

Pablo Tosal
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