Recuperó la mística

Que clásico se vivió en el Polideportivo!!!, Pura pasión, emotividad, euforia y hasta una innecesaria cuota de violencia de los protagonistas. No pasará a la historia de los clásicos por su virtuosismo en el juego, pero la lucha fue un estandarte que ambos levantaron para quedarse con el triunfo.

Peñarol ganó porque cambió su apática cara de la temporada 2003/04 por la de otrora. Fue mas reflejo de los viejos equipos de Peñarol, más acorde a su pasado de espíritu de lucha inclaudicable. Pagó una gran cuenta pendiente.

Quilmes, a contra mano de lo que debía hacer salió a pelear el partido cuando debió jugarlo. Tenía el personal para que Peñarol se preocupe por él, pero fue el propio Quilmes el que se preocupó por Peñarol y erró los caminos.

Las disquisiciones de toda la semana dirán, si lo ganó Peñarol o lo perdió Quilmes. Hubo un poco de lo dos, pero dio la sensación que cuando peor estaba el milrayitas, el equipo de Bianchelli - Mangone a su propio entierro fue... solo y llorando.

Sin ser cronológicos haremos un recuento impreciso de los hechos del primer tiempo. Datos puntuales ajenos a toda subjetividad:

- De los 54 puntos de Peñarol, entre Fernando Rodríguez y Joseph Bunn hicieron 40, es decir el 74 % del total de los puntos de Peñarol. El equipo del Zeta solo convirtió mediante 4 jugadores (los nombrados más Diebold y Herrera).

- El resto de los 4 jugadores que Peñarol usó el primer tiempo no aportó puntos. (Mata, Cavagna, Calvo, Minzer)

- Quilmes atacó con 0/9 en triples, tirando en relativa comodidad. Era una noche negra. Mientras el cervecero tiró 0/5 en triples en el primer cuarto, Fernando Rodríguez solo le contestó con 3/3 de la misma vía.

- Peñarol devolvió gentilezas en el segundo cuarto con 0/5 de triples.

- Quilmes no defendió con foules en el primer tiempo, no hizo falta, ante el escaso rompimiento de los perimetrales milrayitas.

- La zona que instrumentó Peñarol nunca fue atacada con ideas por Quilmes. Solo se dedicó a tirar y le fue mal.

- En el segundo cuarto (segmento vital ) Peñarol tomó la enorme cantidad de 9 segundas instancias.

Luego de un arranque parejo, fue Quilmes el primero en despegar con un parcial 9-0 se puso 11 - 17 arriba (5:20). Pero a falta de dos segundos para el cierre de una posesión Fernando Rodríguez convirtió un triple sobre la marca de Prego, que le dio vida al equipo. A juicio de quien esto escribe hubo un antes y un después de esa jugada.

Peñarol estaba muerto y revivió. Se cargó de ánimo y confianza, sobre todo su tirador, quien a partir de allí taladró la defensa quilmeña. Peña metió un parcial 11-2 y pasó al frente.

En el segundo parcial, Bunn sostuvo la mochila ofensiva local, mientras Quilmes comenzó con el show inesperado: se dedicó a pelear o luchar un partido que debía jugarlo.

Sin embargo, la dupla técnico entendió que era necesario y Espeche se convirtió en el gladiador de la película.

En el barrio dirían “como será la laguna que el chancho la cruza al trote”. Algo funciona mal cuando Quilmes tiene a Espeche como estandarte. No por Julián, que cumple a la perfección su trabajo, sino por al jerarquía del resto.

Para el segundo tiempo Quilmes salió con la misión de descontar la ventaja de 7 puntos que Peñarol sacó (54-47) pero sobre todo con la premisa de defender.

Javier Bianchelli mandó a dos internos (Beard y Chiappero) con Evric Gray de alero. Aunque no es natural a Quilmes esta formación (con Prego de escolta ) al nuevo técnico le dio resultados.

Luego de 21 partidos dirigidos en Liga Nacional “A”, Bianchelli se encontró con el primer clásico de su carrera. Podrá equivocarse como toda persona que está creciendo, aprendiendo, y seguramente se equivocará mil veces más. De nada se lo puede culpar

Sin embargo, desde afuera dio la sensación que los dirigidos por “Zeta” Rodríguez siempre supieron que debían hacer, Quilmes naufragó en sus propios miedos.

Entonces en un violento parcial de 5 minutos el local pasó de ganar 54-47 a 73-54 ( parcial 19-7), para sacar una máxima de 19 puntos de diferencia. En dicho lapso, la dupla técnica pidió un minuto pero no realizó cambio alguno.

Con un Diebold enorme, que dominaba los tiempos de juego, Peñarol era mas con Fernando Rodríguez que metió 8 puntos seguidos ( 2 triples y un doble) para alargar la brecha.

Quilmes mandó a la cancha a Luis Cequeria en reemplazo de un apático Diego Prego (ausente en toda la noche). Juniors con responsabilidades de escolta, ya que se quedó de base, se liberó en ataque brindando soluciones que otros no encontraron. Además en defensa lo tomó a nado, anulándolo.

Para el cuarto final, con Cequeira goleando (14 pts en el segundo cuarto), algunos triples oportunos, y sobre todo una buena defensa hombre a hombre, Quilmes se vino encima de Peñarol.

La mala noticia llegó pronto para el local. Peñarol perdió a Diebold por acumulación de foules a falta de 9 minutos para que termine el partido. Torpemente intentó crear un foul sobre Gray cuando defendía.

Menos mal que Peñarol ganó, porque Diebold jugó 30 minutos a gran nivel pero echó todo a la borda con sus decisión de irse de la cancha.

Nahuel Clavo no desentonó cuando tuvo que entrar en el momento más caliente del partido y luego fue “Nando” el que subió la pelota ante la presión toda la cancha del rival.

En 6 minutos Peñarol solo había convertido 8 puntos y Quilmes con poco se puso a tres 89-86 a falta de 4 minutos. Pero Cequeria salió inexplicablemente de la cancha para darle paso a Prego que la siguió pateando.

El cervecero apostó al triple, incluso con contraataques dos contra uno, donde Gray tiraba a la carrera tiros de tres puntos (3/12) en superioridad numérica como para tirar una bandeja. Fue lo más parecido al Quilmes de un pasado cercano. Bunn y Herrera sobrevivieron todo el último cuarto con cuatro faltas cada uno y nadie fue a buscarlo para sacarlo por faltas.

El oxigeno que Peñarol necesitaba luego de manejar diferencias de 19 puntos y tenerlo al rival a tres, se lo dio el propio Quilmes. Apostando a la locura en vez de jugar al básquetbol. Quemó todo los libretos y salió a tirar triples. Hizo todo lo necesario para NO ganar.

Peñarol, con Fernando como gladiador en un pierna, aguantando el partido y subiendo la pelota, con menos rotación desde le banco, y con Bunn y Herrera soportando los golpes de Espeche, Beard y Chiappero le contestó con dignidad.

El final fue una decantación lógica de la locura con que Quilmes encaró al recta final y la serenidad de un equipo que tuvo mas hambre de ganar. Además, mientras Quilmes salió a pelear su rival el contestó con basquet.

Dirán los ortodoxos que es feo que un equipo marque zona, 30 minutos, pero fue muy efectivo y está dentro del reglamento poder marcar zona. Peñarol lo hizo y desnudó las falencias de un equipo que no supo como atacarla.

La edición 49 del clásico volvió manos de un viejo dueño. Que vuelve a sentir las mieles del pasado. Juego y pasión, garra e inteligencia: argumentos que sirven para ganar.

Síntesis
Peñarol (99): Leonardo Diebold (x) 6, Carlos Fernando Rodríguez 27, Marcos Mata 0, Joseph Bunn 33, Ruperto Herrera 21 (FI); Fernando Cavagna 0, Nahuel Calvo 5, Héctor Minzer (x) 4 y Sebastián Rodríguez 3. DT: Daniel Rodríguez.

Quilmes (94): Gustavo Fernández 8, Juan Pablo Sánchez 9, Diego Prego 16, Evric Gray 26, Claudio Chiappero (x) 9 (FI); Martín Vaquero 2, Julián Espeche 4, Luis Cequeira 16, Darius Beard 4 y Nicolás Grecco 0. DT: Javier Bianchelli y Alejandro Mangone.

Árbitros: Eduardo Bellón y Javier Mendoza.
Parciales: 34-28, 54-47 y 81-69.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.

Pablo Tosal
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