A Quilmes lo maneja un duende

“Los Duendes encarnaron a antiguos genios protectores de una corporación hoy desaparecida. En las noches de verano danzaban a la luz de la luna sobre grandes piedras planas; no sé dónde vienen, pero mi abuelo decía que el abuelo de su abuelo les contaba que hacía mucho tiempo la gente encendía hogueras sobre las piedras y las embadurnaba de sangre, y hacían mucho más caso de ellos que de los párrocos de la iglesia”.

Algunas cosas son atribuibles a la magia, y si pensamos que el básquetbol (deporte lógico por excelencia) se cuenta como un cuento de hadas, entonces incurriríamos en un error… pero hagamos un intento.

Conarpesa llegó a Mar del Plata con su paso sólido, en busca del objetivo llamado “Top Cuatro”. Enfrente Quilmes debía luchar contra sus altibajos, y sobre todo atender cuestiones sentimentales extra deportivas que se presentarían en la noche. Pero la prueba completa la superó con éxito.

“Siempre jugaban alocadamente, como unas criaturas felices y traviesas, eso si no estaban enfadados… Uno sólo tenía que estar quieto y mantenerse inmóvil como un muerto para ver a aquellas cositas atareadas, corriendo y jugando a su alrededor”.

El primer tiempo se presentó a todo gol, dándole al espectáculo vértigo y emoción. Conarpesa con Sebastián Acosta (3/4 en dobles y 3/3 en triples) era incontenible. La visita metió 23 puntos en 6 minutos (12-23). Pero Quilmes superó los nervios iniciales, defendió mejor y apareció por primera vez Luis “Junior” Cequeira.

El juvenil de 19 años (04/02/85) leyó el partido, sabía que la defensa de Conarpesa negaba el juego interior de Quilmes y se encargó de abrirla a puro talento.

“La gente creía que los Duendes ayudaban a que el trigo madurara y todo lo verde creciera; y que pintaban los bonitos colores de las flores y los rojos y pardos de las frutas en otoño, y las hojas amarillentas. Y creía que, si se enfadaban, las cosas morían y se agotaban, y la cosecha se echaba a perder, y la gente pasaba hambre”.

A su vez, “Junior” empezó a encontrar, paulatinamente a Pablo Gil, a quien abasteció para que el bahiense perforara la defensa rival con sus tiros (4/5 en triples) en el primer tiempo.

Al minuto del segundo cuarto Quilmes igualó el tanteador, pero ya lanzado en el desarrollo, lo superó por envión propio (36-33). Ingresó Jonathan Treise para buscar una media cancha rápida, por un errático Diego Prego. Conarpesa se hizo más liviano pero equilibró el juego. Quilmes igual no pudo llevar la pelota al juego interior, pero bombardeó la zona con 4/4 en triples.

“Al estar compuestos de materia más sutil que física, permanecen por lo general en la invisibilidad y cuando desean manifestarse a un ser humano lo hacen en horas que no hay luz solar y en su aspecto habitual”

Oscar Sánchez sacó un interno y lo puso a Maciel para buscar un equipo más bajo y rápido aún. Y el Alero le respondió con una gran defensa sobre Evric Gray.

Quilmes sacó una máxima de 14 puntos (70-56 a falta de 6:00), pero rápidamente Alba acortó a 11 con un triple. A partir de allí, Conarpesa con dos triples más de Treise y una gran defensa 5 contra 5, no le permitió correr a Quilmes y se puso a tiro de partido. Hasta que lo alcanzó en el último cuarto.

A falta de 8:27, pasó al frente por uno (77-78), para sacar una máxima de 3: 77-80.

“Es difícil clasificar a estos pequeños seres, principalmente porque en ocasiones es casi imposible rastrearlos y mucho menos distinguirlos de otro tipo de manifestaciones (como las apariciones fantasmales) y, sobre todo, porque su recuerdo se ha ido perdiendo de manera paulatina en muchas zonas y regiones del mundo”.

Cuando Cequeira se paró desde el banco de suplente para reingresar al campo hubo un murmullo general. La vuelta del juvenil, era esperada por todo lo que produce para su equipo. Y no defraudó. Tomó la lanza y con 7 puntos seguidos de él Quilmes retornó al liderazgo. El local metió un parcial de 12-0 (89-80) secando al rival y obligándolo a cometer cuatro pérdidas casi consecutivas (dos de ellas por límite de posesión).

Conarpesa extrañaba los puntos de Sebastián Acosta que agotó todo el arsenal en el tercer cuarto (solo sumo dos puntos en el último parcial). En el segmento final fue marcado por… Cequeira, a quien sólo le bastó quedarse a barrer el piso.

“A pesar de todo, existe una variedad increíble de duendes, aunque su número ha disminuido, toda vez que también a ellos les afecta el progreso de los hombres. En lugares alejados de las ciudades todavía es posible encontrarlos y, sobre todo, sentirlos, incordiando a los pobres campesinos que tienen la desgracia de que su casa les resulte atractiva”

Quilmes metió una intensidad defensiva asombrosa en el segundo tiempo para dar vuelta la historia. Le metieron 53 en la primera etapa y 33 en la segunda. La aparición de De la Fuente (7 pts y 8 rebotes) fue clave para contener a Perryman y Alexander.

Y además contó con un duende… un hombrecito mágico capaz de dar vuelta las historias más difíciles. Adueñándose de una noche especial para todos. Jugó e hizo jugar, defendió y dio vuelta la taba en el momento clave. Apareció un duende para seguir alimentando la fábula de Once Unidos.

Síntesis
Quilmes (95): Luis Cequeira 22, Pablo Gil 28, Juan Pablo Sánchez 16, Evric Gray 15, Claudio Chiappero 0 (FI), Esteban De la Fuente 7, Gustavo Fernández 7, Selem Safar 0 y Mariano Gagey 0. DT: Javier Bianchelli y Alejandro Mangone.

Conarpesa (86): Diego Alba 5, Sebastián Acosta 31, Diego Prego 6, Quincy Alexander 20, Ryan Perryman 10 (FI), Jonathan Treise 10, Maximiliano Maciel 0 y Alejandro Reinick 4. DT: Oscar Sánchez.

Parciales: 28-31, 56-53 y 77-73.
Árbitros: Alejandro Chiti y Roberto Smith.
Estadio: Once Unidos (2000 aprox)
Foto: Diario Olé

Pablo Tosal
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