En aguas mansas el timón lo agarra cualquiera

Enrique Tolcachier se preparo durante años para conducir grupos que intentan jugar colectivamente al baloncesto. Ahora tiene la oportunidad de demostrar si es un buen timonel o si -como obligan los códigos nunca escritos - se hundirá con su nave.

Este plantel de Gimnasia de Comodoro Rivadavia no es el que quedará en la historia del aficionado petrolero. Seguramente muchos de los que hoy integran este equipo serán rápidamente olvidados por quienes llegan al Socios Fundadores a intentar disfrutar del espectáculo.

La primera incursión de Tolcachier como responsable de un equipo fue en esta ciudad y aquella plantilla confirmo que existe el olvido. Al igual que los que componían el elenco de Marcelo Richotti como Director Técnico.

Ahora el agua llega al cuello y hay que salir de ésta. Las frases hechas como las de tipo “saldremos trabajando”, “todos unidos”, “fortalecer el grupo”, “hay que estar fuerte de la cabeza” se escuchan por estos lares. Pero lo que nadie dice es que por mas que se intente lo antes citado, aquel que no es goleador, el que no sabe picar con la zurda, el que no tiene idea de cómo cortinar o al que le tiemblan las piernas de visitante; no lo va a resolver “estando fuerte de la cabeza”. La cosa pasa por otro lado, que los que salten al campo de juego entiendan del mismo.

Enrique Tolcachier estaba en su funcion de Director Deportivo como aquel especialista en cirugía craneana que de guardia en un hospital recibia pacientes con dolores de muelas. Ahora va a tener que hacer cirugía mayor y la posibilidad de revertir esta situación, que si lo logra sera crecimiento.
No fue una cita mas aquella de su asuncion...“haremos lo que sea necesario para que el Club - que esta antes que nadie- no se vea perjudicado”. La interrupcion del contrato de algun nacido en esta Nación parece inevitable a la luz del pobre rendimiento que mostrase en esta competencia.

El publico - aquel que pedia a Freeman e insultaba a Eduardo Opezzo - parece que entendió que esto es un juego colectivo y que por algo el aleman ya no esta integrando esta insinuación equipista. Tolcachier aún tiene crédito entre los aficionados pero por ahora en la cuenta del goce a traves de lo que significa un juego deportivo hay solo números rojos.

Al trabajo hay que sumarle talento, sino sólo será trabajo en vano y sacrificio esteril. Son muy pocos los barcos que volvieron a navegar orgullosos luego de haber tocado el fondo del mar.

Ricardo Scazzino
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