Últimas horas de un año excepcional

Al ritmo de corridas para preparar la cena de despedida, las post-cena, los festejos, las últimas horas del 2004 invitan, como siempre, a mirar para atrás. El balance de un año quizás sea un juego burgués, pero recordar el pasado es un hecho necesario e ineludible.

Sobre todo cuando el año que termina fue la máxima expresión en materia de logros para la selección nacional y también para los clubes. La selección alcanzó el campeonato sudamericano en todas las categorías, también fue campeón olímpico, y a nivel de equipos también se ganó todo en el plano sudamericano.

Se sueña todo el tiempo, y sin dudas el 2004 se escapó de un sueño. No por su hecho inverosímil, nada de lo que pasó fue casualidad. Pero dadas las bases con cimientos tan defectuosos, en el marco de un país empobrecido, Argentina puso de rodillas a potencias que superan en organización y dinero a los nuestros.

¿Fuimos testigos de una excepción?. ¿Cambió el panorama mundial del básquetbol después de Atenas?. ¿El básquetbol argentino logró llegar a la cima?.

Todas preguntas con respuestas ubicadas únicamente en el futuro. Nosotros solo tenemos una idea de lo que puede ser.


Nuestros Queridos abuelos

En tren de graficar realidades, es bueno sostener que en el 2004 se llegó al Olimpo como consecuencia de un trabajo de años, alimentando una camada que explotó en sus clubes europeos.

Una medalla de oro para los jugadores, otra para los entrenadores y otra para los abuelos que permitieron que seamos comunitarios en Europa.

En la hora del análisis, mucho se ha dejado afuera de la condición extraordinaria de los argentinos que no suman como extranjero en Europa. Entonces con el espacio ganado por talento propio, los nuestros pudieron competir domingo a domingo con los mejores del mundo FIBA.

Es imposible saber que hubiese pasado sin el pasaporte comunitario, pero sostengo que nada de esto sería realidad. Emanuel Ginóbili se fue de la argentina cuando pesaba 70 kilos mojado y apenas tenía 20 años. Luis Scola tenía 18.

Europa permitió que a la condición natural de nuestros jugadores se le agregará todo lo que en nuestro país existía en cuentas gotas: disciplina, esfuerzo, profesionalismo, y sobre todo rivales de enorme jerarquía, que hacen a uno mejorar día a día.

En el 2002 siendo el mejor jugador de la Argentina, (casi por escándalo) Daniel Farabello se quedó afuera del mundial de Indianápolis. Rubén Magnano supo que quienes debían representar a nuestra selección jugaban en Europa.

Y desde entonces, esto no ha cambiado, el argentino se cuelga medallas ajenas con la misma facilidad que inventa excusas para zafar. Si esta última nota sirve para algo entonces reivindiquemos a los abuelos que permitieron que Europa cobije a nuestros jugadores como propios.


La gente, siempre la gente

Cualquier alusión a la gente es tomada como demagógica. Sucede que es común que en el circo se pierda de vista el objetivo final. ¿Para que tenemos una Liga Nacional?. ¿Para los jugadores?, ¿Por el bien del básquetbol?.

Me rasco la cabeza cada vez que busco una respuesta, o pregunto por qué los dirigentes siempre sostienen la estructura desde la pasión. El argentino es pasional, pero alguna vez debería recibir algo ha cambio por tantas cosas que da sin que le devuelvan nada. En algunas canchas del país se regalan algunas cosas, hay un espectáculo en el entretiempo con chicas que bailan ¿y después?.

La AdC sacó grandes titulares por la vuelta de la gente a las canchas en esta temporada. Claro, mientras se produzca mágicamente será siempre para el asombro. La relación marketing del espectáculo – actualidad del país – convocatoria es un reflejo fiel.

En la temporada 2002/03 se tocó el piso (680 entradas de promedio). La temporada que terminó llego a 942 espectadores por juego, y este año se superan las 1000 de promedio.

¿Cómo se logró?. El ascenso de Regatas Corrientes, los clásicos entre Peñarol y Quilmes que volvieron a convocar gente y la continuidad de Argentino de Junín y Central Entrerriano en la Liga. Nada que fuera proyectado.

Después de 20 años de liga se debe una explicación seria de por qué los equipos de Capital Federal no convocan ni a los familiares de los jugadores en una ciudad de 15 millones de habitantes.

Seriamente la estructura de la Liga hace agua por muchos lados, pero nada importa porque estamos en “La Liga Nacional de Oro”.

El monumento para “Emanuel David”


Quien más cosas ha logrado (sin proponérselo) por el bien del básquetbol argentino fue Emanuel David Ginóbili. La hazaña de este zurdo bahiense no sólo fue liderar a la medalla de oro a la argentina en Atenas. Su trabajo cotidiano en la NBA hizo prender televisores en lugares pocos comunes con el básquetbol.

En las calles, mientras se camina indiferente, se ve publicidades con la cara de este chico bienaventurado. Su imagen es el reflejo del básquetbol puro. El común de la gente sabe y conoce que existe un jugador llamado “Manu” Ginóbili que hoy es más famoso que los jugadores de fútbol.

En la Liga Nacional, ni la pelota con que se juega se llama como él. Solo un gimnasio en el club Bahiense del Norte lo honra con su nombre.

Pick and Roll redobla la apuesta

Existen no menos de seis ideas grandes y un sinnúmero de ideas aleatorias para instrumentar en la web para el siguiente año. Las razones de la demora son todas de índole económicas.

Pick and Roll por decisión filosófica esta fuera del sistema. Esto trae aparejado enorme alegrías y muy poca plata.

No nos gusta quedarnos quietos, ni que nos aten, pero en tiempos modernos hablar de esfuerzos individuales suena gracioso. Mejor es decir que vamos despacio y con bases firmes.

Por eso superamos las 100 mil visitas mensuales, los 50 mil comentarios, y no vemos techo visible. Este fue también el gran año de Internet y Pick and Roll fue una puerta de entrada más al mundo del básquetbol.

Por último y de manera incondicional renovamos la apuesta con la gente. Mucha gente dice que entra en Pick and Roll sólo para ver “que hay en los comentarios”, ni siquiera se detienen a ver que pusieron los periodistas.

Hemos borrado infinidad de comentarios, editado casi todos, algunos son muy graciosos y otros un espanto. No se puede calificar la opinión de nadie. Según leo hay gente que da gusto y muy inteligente, otros no pueden pensar ni equivocados. Pero son ellos lo que hacen que el básquetbol sea popular y no para una pléyade de expertos que saben mucho y hacen poco.


Hasta el año que viene

Se cierra el 2004 con un dejo de nostalgia. Duele pensar que en el medio de la euforia no sabemos que pasara en el futuro porque los proyectos no están claros.

Tantas lágrimas de alegría por logros alcanzados, tanta pasión desatada, se quedará como recuerdo para siempre. Al alzar la copa de brindis, guardemos uno de nuestros deseos por el bien del básquetbol. Que es lo mismo que decir por el bien de todos.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar