Como juega el gato maula…

El líder de la Liga Nacional pasó por Mar del Plata y en cuarenta minutos de básquetbol confirmó no sólo su propia realidad sino también la de Quilmes. Ben Hur fue tan efectivo como indica su regularidad.

Lastimó cuando se alimentó de sus propias virtudes pero mató cuando utilizó las propias carencias del cervecero. Y mientras Quilmes dormía durante el primer cuarto, incapaz de mostrar respuestas, tácticas, técnicas y anímicas, Ben Hur iba segundo a segundo liquidando el juego. Todo duró un cuarto, el resto fue un largo cuento con final ya contado.

Quilmes salió liviano a jugarle al Nº 1 de la fase regular y con las corridas de Diego García y la figura de Jason Osborne, la visita sacó rápidas ventajas (4-12). El local sufría para encontrar un tiro cómodo y Ben Hur solidificando su canasto y atacando con determinación el ajeno saco ventajas. Fueron claves los rompimientos de Legaria.

Bianchelli y Mangone dejaron afuera del inicial al Lobito Fernández para darles la media cancha a Juan Pablo Sánchez y Todd Williams. El tiro le salió por la culata, no por la idea sino por uno de los intérpretes. Todd Williams no es mal jugador, pero sencillamente no entiende una sola cosa de las que le dicen y toma mayoría de decisiones equivocadas.

De todas maneras, con el ingreso temprano de De la Fuente y Mariano Gagey (Gray sufrió la tercera falta) Quilmes equilibró dos minutos la defensa y llegó al gol. Se puso a tres puntos a falta de 3 minutos (17-20).

El punto de quiebre del partido se produjo en tan solo tres minutos de furia de Ben Hur que se puso a defender duro y con Quilmes atacando mal, desbalanceado, lo inevitable sucedió: el equipo de Lamas hizo uso y abuso del contraataque.

Fueron un concierto de bandejas y casi todas con adicional del Foul. Quilmes se prestó al juego del anfitrión ideal: lo único que faltaba fue que le invite un café y le trajera el diario. La defensa del juego interior cervecera era la peatonal el 15 de enero a las 2 de la mañana.

Cuando se dieron cuenta del descalabro el tablero marcaba 21-37 (parcial de 4-17). Desde allí, se propuso remar el partido “marea en contra”, ya que Gray estaba con tres faltas, Gil en el banco (errático) y Williams sentado por perdido y por lo tanto apeló a los suplentes.

La dupla técnica mandó a la cancha a cinco nacionales: Fernández, Sánchez, De la Fuente, Gagey, Chiappero. De apoco Quilmes comenzó a darlo vuelta con el guiño cómplice de Lamas que sentó a Osborne por Storani, y a García por Calvelli. La rotación de Ben Hur mermó la estructura visitante, pero también Quilmes equilibró el juego… a las piñas.

Podría buscarse una situación táctica – estratégica, pero la realidad indica que lo único que cambió fue la actitud.

Entonces la vuelta de García a la cancha no fue todo lo fresca que se esperaba y el juego cayó en una pelea constante. Quilmes sacó un “petit partido” adelante y se puso a siete (35-42). En siete minutos del segundo cuarto Ben Hur hizo apenas 5 puntos.

Quilmes sufrió el cuento de la sabana corta, defendía pero no podía atacar (gran virtud del conjunto de Lamas) y el parcial se fue 15-12 para el local.

El tercer segmento fue un unipersonal del la estrella de la noche: Diego García. Metió 11 puntos en el cuarto y además destrabó ofensivas que se ahogaban. Sobre todo con al floja tarea de Gutiérrez (1/5 en triples y 3/8 en dobles).

El final de Finales se dio en el tercer minuto del tercer cuarto. La dupla técnica local sentó al Lobito (de mucha entrega) y mandó a la cancha a Todd Williams cuando el equipo perdía 40-50. En dos minutos, Williams perdió dos balones, erró un tiro y Ben Hur metió un parcial 10-0. Cuando la gente abrió y cerró los ojos… el tablero decía 40-60, con el agregado de “Chau partido”.

Un equipo como Ben Hur no desperdicia sus momentos. Fue inteligente en cada entrega del rival. Su regularidad, su mente positiva y la versatilidad de sus jugadores hicieron vano cada intento de reacción quilmeña.

Quilmes sigue con los papeles de la partitura cambiada: en 17 minutos de juego, el juvenil Selem Safar tiró para hacer 20 puntos, mientras que en 24 minutos de juego en cancha, Evric Gray, jugador franquicia tiró para hacer 22. La platea y la popular le regalaron a Gray una silbatina importante cuando se fue definitivamente al banco. Los últimos 10 minutos estuvieron de más.

La Magia de Diego García, la jerarquía de Jason Osborne, la contundencia de Ben Hur como equipo, fue demasiado para Quilmes. En Once Unidos quedaron resonando en la cabeza los gritos de apoyo de la gente (lo mejor que se llevo el cervecero anoche) que no dejó de alentar en una nueva muestra de afecto, mientras lo jugadores sin poder dar respuestas algunas parecen decir:

“Si crucé por los caminos
como un paria que el destino
se empeñó en deshacer;
si fui flojo, si fui ciego,
sólo quiero que comprendan
el valor que representa
el coraje de querer”.

Del otro lado, el gallardo Líder, con el habano en la Boca, se ríe del presente, mira desafiante al futuro y parece que Gardel les cantara:

“Hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,
los morlacos del otario los tiras a la marchanta
como juega el gato maula con el mísero ratón”.

Síntesis
Quilmes (70): Juan Pablo Sánchez 17, Todd Williams 5, Pablo Gil 14, Esteban De la Fuente 9, Evric Gray 9 (FI), Claudio Chiappero 2, Gustavo Fernández 4, Selem Safar 4 y Mariano Gagey 6.DT Bianchelli – Mangone.

Ben Hur (90): Raymundo Legaria 12, Diego García 32, Ramzee Stanton 11, Jason Osborne 16, Leo Gutiérrez 11 (FI) Eduardo Calvelli 2, Daniel Ederra 1, Walter Storani 5, Guillermo Sacavino 0.DT Julio Lamas.

Parciales: 21-37, 36-49, 48-68
Árbitros: Rodrigo – Tarifeño
Estadio: Once Unidos (espectadores 1000 aprox)

Pablo Tosal
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