Resurrección

Es un hecho que amén del mero resultado, del “solo importa ganar”, es menester evaluar los “como”. Siempre que se mira con detenimiento los “Como” habrá una idea de futuro. Quilmes ganó, perdón: Quilmes Ganó. A esta altura, la victoria en tiempo de crisis necesita mayúsculas. Pero también dio muestras que invita a su gente a la ilusión.

¿Todo por un triunfo?. Pasen y vean:

A 25 fechas de la segunda fase todavía no se sabe a que juega Quilmes. Digamos, no existe el “Estilo Quilmes”. Se argumentarán mil cosas, pero tanto cuando ganaba como cuando perdía, no hubo una línea a seguir.

Sin embargo, anoche Quilmes conjugó tres situaciones positivas al mismo tiempo: inteligencia táctica, temperamento y altas producciones individuales.

Desde el minuto cero el local se plantó en zona 2-3, con la idea de desafiar el tiro perimetral pero solidificar su tabla y proteger de faltas el escaso personal. Fue una zona bien idea y bien ejecutada que rindió dividendos. Luego tuvo en ofensiva paciencia, solidaridad y a Pablo Gil con Evric Gray como estandartes. Gray se puso en rol de extranjero en su mejor partido de la temporada. Por último el Lobito Fernández dejó de pasar la pelota y miró el aro.

Argentino cayó rápidamente en la tentación del tiro a larga distancia para vulnerar la zona y le fue muy mal: 2/8 en triples. “Caco” Bualó, técnico de los juninenses, metió el primer cambio a los dos minutos: entró Pablo Martínez y Fred Williams (salió con el lunguito de titular) pero poco pudo hacer. Entonces pidió minuto cuando Quilmes ya ganaba 15-6. Y Argentino convirtió el primer triple ante la zona cuando la diferencia era de 11: 19-8.

La sorpresa táctica Quilmeña en defensa rindió sus frutos, pero adelante encontró la complicidad de Pablo Gil, que se sacó las ganas de tener un cuarto a todo gol. Pablo metió 18 puntos en el primer cuarto haciendo goles de todo calibre: contraataque, uno con uno, contra dos, triples y libres. Cuando llegó el final del primer cuarto, Quilmes había establecido una ventaja de 18 puntos que podía ser decisiva: 34-16.

El partido cambió radicalmente el segundo cuarto. Los dos minutos del entre cuarto sirvió para que Bualó les recuerde a sus dirigidos como se debe atacar una zona convencional. Y sus muchachos salieron a cambiar la historia. Además hubo un terceto cómplice que fue fundamental: Martín Müller, Fred Williams y Oscar Arce.

Müller le puso presión a la subida del balón del Lobito Fernández y en ataque encaró el aro con decisión (7 puntos). Williams se movió perfecto en los cortes para quebrar la defensa zonal y Arce emparejó la lucha en los tableros, al tiempo anotó siete puntos (incluido un triple).

Después de disfrutar una máxima de 19 puntos (42-23), Argentino metió un parcial de 10-2 (44-33) en 3 minutos y chau zona. El cervecero pasó por primera vez a defensa individual. Ahí resalto la ausencia de De la Fuente, ya que Juan Pablo Sánchez quedó emparejado con Fred Williams y sufrió al extranjero rival. El parcial fue 32-21 para la visita que dejó el partido a siete: 55-48.

En el segundo tiempo otra vez Quilmes salió en zona, y Argentino buscó con la receta de la paciencia para poder vulnerarla. No cayó en el juego del tiro exterior como sistema sino como recurso.

El partido se hizo más luchado que jugado pero hubo un solo de violín de Pablo Gil que metió 5/5 en dobles con todos los moños posibles. Pero acaso, la nota más reconfortante para la dupla Bianchelli – Mangone haya sido la actitud defensiva de Evric Gray, comprometido con la defensa (7 rebotes en defensa, tres tapas) y su aparición en ofensiva (tomó 10 tiros y 10 libres en el partido).

Otro dato insoslayable fue el aporte de Mariano Gagey. Congelado injustamente en el banco durante casi toda la temporada, mariano demuestra cada vez que lo llaman disciplina táctica, lucha y buenos movimientos ofensivos.

En el inicio del segmento final, Argentino se puso a seis: 77-71. Y entre todas las cosas positivas Quilmes debe rescatar el temperamento y las ideas, para sostener una victoria necesaria, como hecho determinante.

El “lobito” Fernández tomó la decisión de jugar un rato en ofensiva. Ausente Juniors Cequeira, Quilmes perdió un hombre capaz de abrir defensas y el base titular de Quilmes tuvo la saludable decisión de dejar de pasar la pelota (y no encontrar juego nunca), ser un poco más egoísta, y darle al equipo otra vía de gol.

Rafael Costa jugó muy por debajo del nivel habitual y Fernández (13 puntos en el último cuarto) lo dominó claramente, además el reingreso de Müller ya no fue tan efectivo como al principio.

Después de mucho tiempo, Quilmes volvió al gol y al triunfo. La forma de sumar los dos puntos conjugó aspectos decisivos en condición de futuro: orden táctico, ganas de ganar, temperamento para sobrellevar los malos momentos, individualidades y el regreso de Gray después de una temporada de descanso. Suficientes motivos para volver a soñar, como diría Fidel Castro, con que un “mundo mejor es posible”.

Síntesis
Quilmes (107): G.Fernández 20, P.Gil 32, T.Williams 11, E.Gray 24, C.Chiappero 7 (FI); J.P.Sánchez 4, M.Gagey 9 y S.Safar 0. DT: J.Bianchelli/A.Mangone.

Argentino (95): R.Costa 0, J.Cangelosi 0, J.Rodríguez 11, H.Beigier 2 y C.Robinson 20 (FI); F.Williams 24, O.Arce 14 (x), Pablo Martínez 12 (x) y M.Müller 12. DT: Carlos Bualó.

Parciales: 34-16, 55-48 y 77-67.
Árbitros: Alejandro Chiti - Diego Rougier.
Estadio: Once Unidos. (público 500 espectadores)

Pablo Tosal
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