Se le mojó la pólvora

Después de marcarle 109 puntos a Belgrano de San Nicolás por la fecha 22 la ofensiva de Peñarol se cayó a pedazos. Ante Ben Hur, en el polideportivo, en un partido muy esperado, apenas marcó 73 puntos.

La derrota contra el puntero no sólo significó un golpe anímico al perder por 19 puntos contra un rival que mide las aspiraciones de cualquiera, sino que fue el registro ofensivo más pobre que tuvo Peñarol en el año. De local, ya sea en el estadio Polideportivo o bien en Once Unidos, Peñarol siempre había marcado más puntos que esos magros 73.

El registro de la liga dice que le convirtió 76 a Boca en la victoria de la semana pasada (76-72). Antes, le marcó 77 a Atenas en la derrota que abrió la segunda fase (77-82). Luego hay que remontarse al primer partido de la temporada donde Peñarol superó a Estudiantes de Olavarría por la primera fase por 78-68.

El golpe de local se trasladó como continuidad hacia el norte y Guillermo Narvarte no utiliza la excusa fácil del viaje. “El cansancio lo sentimos contra Ben Hur. La gira previa tuvo dos partidos muy difíciles contra Libertad y Atenas, después cuando jugás contra Boca te duele todo, es un equipo muy grande que choca permanentemente, el domingo estábamos muertos”. Y luego agregó: “Pero en este viaje el cansancio no es problema, viajamos en micro con camas y llegamos un día antes del juego”.

Las explicaciones de Peñarol deben buscarse, o bien en el funcionamiento colectivo o en el rendimiento de sus jugadores. Ante Regatas Corrientes, un equipo que cambia mucho su cara de local con respecto a sus producciones de visitante, Peñarol logró otra vez apenas 73 puntos a favor.

Una de los datos más concretos de la sequía ofensiva fueron los libres. En total el equipo erró 16 (21/37). En dicho rubro “sobresalió” Tyler Field (3/13). Además el resto de los números son olvidables: 17/30 en dobles (57%) y 6/23 en triples (26%).

Dos días después, en Gualeguaychú, Central Entrerriano al inicio del último cuarto llegó a sacarle veinte puntos de diferencia (80-60) a un dubitativo Peñarol. Un par de triples de “Tato” Rodríguez y la actuación de Juan Manuel Locatelli achicó la diferencia a seis. Pero el score final (89-78) es inapelable. Más de 30 minutos para hacer 60 puntos es una situación que condena a un equipo a la derrota, sobe todo a Peñarol que vive por y para el gol.

Las estadísticas de ese partido hablan nuevamente de los errores de la línea de simples (14/23). El problema se agrandó con el momento errático de Sherrel Ford (1/6 en triples). El extranjero de Peñarol que antes de Ben Hur promediaba 22.5 pts sumó 14.3 de promedio en los últimos tres partidos.

Pero el dato más significativo es su bajo porcentaje de tres puntos. Hasta Belgrano llevaba un 45.6 % en triples (94/206). Contra Ben Hur, Regatas y Central sumó 4/24 (16.6%) para llegar hoy a un total de 98/230 (42.6%).

Peñarol, se sabe, no es un equipo que tenga la virtud de la defensa. Y ya se ha dicho que muchos de los problemas defensivos comienzan en el ataque. Es un equipo netamente de gol. La ausencia de Claudio Farabello se manifestó en estos tres partidos. Sin conseguir el rebote para correr, sin poder bloquear al tirador rival, con escaso balance defensivo, se le hizo cuesta arriba y como frutilla del postre aparecieron los malos porcentajes.

Todos los equipos a esta altura del campeonato (39 fechas) ya tienen su equilibrio natural y cambiar parece ilógico. El rumbo de Peñarol parece no estar perdido, aunque si debe preocuparse por algo… es por conseguir pólvora fresca.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar