De la mano del Chuni Merlo fue la victoria hace 10 años

En el año de los Juegos Deportivos Panamericanos, fue la mejor excusa para abrir las puertas del fantástico Polideportivo “Islas Malvinas” al básquetbol vernáculo. Después el duelo en ese excelente escenario se constituiría en la expresión más popular de ese deporte para la ciudad y el país.

El lamentablemente desaparecido Víctor Ochoa, principal dirigente de Peñarol, confirmaba que el milrayitas mudaría su localía allí, abandonando el mítico Super Domo, y su par cervecero, Oscar Rígano, también soñaba con pasarse a esa cancha, aunque después de un intento, volvería a Once Unidos.

Eran épocas en que Peñarol defendía su título, mientras Quilmes optaba por armar otro gran equipo tratando de emular a su adversario. Con la conducción de Daniel Frola, el tricolor trajo a dos norteamericanos de notables cualidades: el alero Ricky Blanton (ex compañero de Michael Jordan en el Chicago Bulls) y el ala pivote Todd Jadlow, ex Estudiantes de Bahía Blanca. Peñarol había sumado a los tiradores Raúl Merlo y Esteban Pérez.

Y el 30 de abril de 1995 quedó en la historia con el primer cruce de la serie al mejor de cinco partidos y un estadio colmado, exultante. Ganó Peñarol 108-89 con 32 puntos del “Chuni” Merlo (6-9 dobles, 6-10 triples) y 31 del gallo Pérez (8-10 y 4-8).

Los 49 puntos en total del dueto foráneo quilmeño no alcanzaron. En ese juego volvió Ariel Bernardini después de 16 meses de inactividad, pero se lesionó Marcelo Richotti a los 8 minutos del segundo cuarto. En el perdedor se notó sobradamente la ausencia de su base titular Sebastián Ginóbili por lesión. Se recuerda que esa fue la Liga de los 48 minutos por partido, estilo NBA.

El plantel del local se completaba con Diego Maggi, Carlos Amos, Ernesto Michel, Manuel Muguruza, Martín Fernández y no contó con un segundo extranjero porque a Sam Ivy lo sucedieron Terry Lloyd, Joe Willie y, el último, Matt Fish, un notable pivote que se escapó a Estados Unidos.

También jugaron el tristemente malogrado Homero Rasch y los juveniles “Tato” Rodríguez y Juan Manuel Locatelli, únicos sobrevivientes de aquellos duelos.

En el equipo de Frola también estaban Eduardo Dominé, Rubén Wolkowyski, Mario Romay, Jorge Epifanio y Flavio Bianchini.

A propósito, a Wolkowyski se lo criticó mucho por sus actuaciones, pero recién con la eliminación de su equipo se supo que jugó en notable inferioridad física por una enfermedad. Nadie de Quilmes lo avisó con el tiempo para que la prensa, en vez de tratarlo duramente, hubiera contemplado ese problema.

El segundo cruce fue el 2 de mayo y Peñarol lo ganó apenas por un punto: 90-89. Otra vez el “Chuni” rompió redes con 30 puntos (10-12 y 2-8).

El tercero (5-5-95) sumó adrenalina porque Quilmes, por fin, logró meter la cola: fue 96-88 con Wolkowyski ardiendo (22 pts. y 19 rebotes). Merlo tomó la base peñarolense por ausencia repetida de Richotti y sus 33 pts. Esta vez no fueron suficientes.

El definitivo se jugó la noche del 7 de mayo. Quilmes se puso 17 puntos arriba con Blanton excelente (30 pts. y 7 reb.). Pero de la mano de Carl Amos para el rebote (11) y otros 33 del “Chuni” (7-12 en dobles, 2-7 en triples y 13-16 libres) Peñarol ganó 96-95. La diferencia llegó por un triple del juninense, un simple de Bernardini y un tiro desde los 6,25 final del formoseño Romay que selló el resultado y la serie.

Después Peñarol cayó 3-0 con Atenas y terminó séptimo. El campeón fue Independiente de Gral. Pico.

Ahora es otra historia, justo a 10 años de aquella. Hagan apuestas señores.

Rodolfo Puleo
Especial para www.pickandroll.com.ar