Por qué salió campeón Ben Hur

En la ciudad de Rafaela, ni los hinchas, ni los dirigentes ni los propios jugadores pensaban que eran serios candidatos al título en septiembre del año pasado.

Los directivos con suma prolijidad, después del ascenso, pagaron sus dos años de derecho de piso, de conocimiento de Liga y de recibir la mitad del dinero de los derechos televisivos.

Y cuando vieron la oportunidad, fueron a fondo para armar un equipo con nombres que lo puedan hacer pelear del 6to puesto para arriba. Con la enorme ayuda de su principal sponsors, se embarcaron en el regreso de Julio Lamas, el técnico argentino que más cosas consiguió en Europa a nivel de clubes.

Y la figurita del equipo, fue un hombre que traía pergaminos locales (tres títulos) como Leo Gutiérrez y un paso frustrado por Europa a falta de pasaporte. ¿Tendría Leo Gutiérrez hambre de más gloria, con la medalla de oro colgada en su pecho?. La apuesta no era fácil.

Lo rodearon con lo que tenían (Osborne, Legaría, Storani, Elías Saad), un poco por convicción y otro poco por necesidad y luego le agregaron a Diego García como nacional destacado. Eduardo Calvelli (un buen relevo) como rueda de auxilio para una liga que solo tenía 5 nacionales mayores por equipo.

De entrada daba la sensación que el alero extranjero sería determinante en la estructura final del equipo, sobre todo en la llegada al gol. Porque Calvelli como Alero defensor cumplía sobradamente ese función.

En principio Herbert Jones apenas duró 7 partidos (10.0 pts y 3.3 rebotes en 26 minutos), y Lamas ya sabía que no era lo que necesitaba. Por eso llegó Ramzee Stanton.

Pero la sorpresa fue que Stanton tampoco era un alero goleador (en 48 partidos terminó con 13.0 puntos y 6.4 rebotes) pero mostraba un increíble sacrificio en función de equipo, resignando protagonismo y aportando todo lo que se necesitaba. Bingo!. Stanton terminó cerrando el grupo que se preparaba para cumplir con disciplina las órdenes del estratega.

Y aquí comienza la tarea del gestor de la Odisea. Julio Lamas llevó al grupo desde afuera con admirable precisión, imponiendo perfil bajo para saber que su lugar era de lucha y no de estrellas y luego los convenció del respeto de un libreto.

Fuera de la cancha junto con su ayudante Facundo Müller cumplieron un admirable rol de Scouting y trabajo sobre el rival. Ben Hur siempre supo que tenía que hacer dentro del campo de juego. Sabía primero a que quería jugar, siempre conoció sus propias limitaciones para disimularlas y luego fue desarticulando al rival de apoco con la eficacia que tienen los equipos que saben lo que hacen.

Un claro ejemplo fue las defensas zonales implementadas en la final. Lamas no tuvo empacho de poner en zona su equipo jugando de local. Sacó el estigma que tienen los técnicos que de local prefieren defender hombre a hombre. Sabía que su equipo era menor en talla que Boca y le trasladó el problema al rival. Un problema que Boca nunca resolvió.

En la disciplina táctica sobrevivió este equipo, pero cuando fue coartado desde lo táctico aparecieron los hombres que hacen las diferencias y que ganan campeonatos. Al básquetbol se gana haciendo más goles que el rival y alguien la tiene que meter. Se puede defender óptimo, pero hay que convertir.

Entonces son innumerables los ejemplos de audacia, precisión y talento que aparecieron del cuarteto Legaría, García, Osborne y Gutiérrez. Con o sin libreto… tomando decisiones particulares ellos fueron sostén de momentos críticos de equipo.

El récord de eficacia de la campaña no admite dudas, fue 83.6%. Ben Hur paseó su libreto y su convicción por todas las canchas del país.

Y la historia debería también dejar en claro que no le fue fácil. En el primer partido de los cuartos de final contra Gimnasia de Comodoro, el equipo sureño lo tuvo contra las cuerdas en el mismo Coliseo del Sur. Luego en Semifinal ganó con agonía los dos partidos de local ante Conarpesa. Uno en la última bola del partido y el otro en suplementario. Pero siempre tuvo una respuesta a mano. La respuesta del campeón.

Pablo Tosal
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