Lo que dejo el clásico

La verdad que el clásico vive en las tribunas, porque si dependiera del juego es muy pobre. Y ya que estamos en situación navideña es bueno aclarar que los rituales pasionales como jugar contra tu clásico rival solo se estimulan y sostienen por amor. Vivir un Quilmes-Peñarol, Peñarol-Quilmes lleva como excusa un partido de básquetbol.

De todos modos se espera bastante más de los dos equipos a la hora de jugar y dejar las pasiones al costado. Lo que dieron los dos equipos el jueves fue muy poco, sobre todo Quilmes.

El repaso necesario a la hora del balance una vez que el papel picado terminó y la euforia por la victoria le deja paso al análisis dice que Peñarol fue más de lo mismo, ganó el partido que tenía que ganar, jugando igual que siempre. Lo cual abre la siguiente pregunta ¿esto es bueno o es malo?.

Digamos que la campaña del equipo de Guillermo Narvarte no se condice con lo esperado. El balance le cierra negativo al final del año. Pero tiene un crédito innegable: es el mismo equipo que maravilló el año pasado, mejorado y con un año más de trabajo encima. La lógica dice que en algún momento tiene que levantar.

Y justamente los problemas empiezan en el bajo nivel de tres jugadores muy importantes en el esquema, en este orden: Tyler Field, Mariano Byró y Claudio Farabello.

El problema del pivote algunos se lo adjudican a la participación de Joseph Bunn en el equipo. Bunn juega en ataque como un pivote definido, bien hundido en la pintura. Desde hace varias fechas, mérito de las defensas y también de una orden táctica de Narvarte, Bunn ataque con su tiro de frente de 5 metros, permitiendo que Field ocupe su lugar en el mundo.

Tyler es un jugador inteligente tácticamente, disciplinado, para nada egoísta y buen defensor. Sus problemas comienzan en ataque donde carece absolutamente de tiro de frente al canasto y para peor este año también erra los tiros cerca del aro (56.5%). Se dice que las defensas ganan campeonatos y las ofensivas venden entradas. No esta mal que la gente vea solo la parte ofensiva de Tyler Field. Al fin y al cabo esta historia profesional del basquet se arma para la gente. ¿O para quien?.

Los otros dos casos van de la mano. Byró y Farabello deberían pelear el puesto de alero titular del equipo, que hoy parece ser del juvenil Marcos Mata. La velocidad, el vértigo, la llegada al gol de Mariano Byró deberían ser los argumentos que sostengan al pibe de Paraná. Pero su aporte ofensivo es pobre: 8.6 puntos en 25.3 minutos con 48.7% en dobles y 34.2 % en triples).

Claudio Farabello es un gran defensor del goleador rival y tiene como premisa el argumento de la defensa (como Field) pero a la hora de atacar este año está padeciendo bajos porcentajes. De la temporada anterior a la presente bajó de 58.9% en dobles a 43.7% y en triples de 38.1% a 19.5%. Los equipos liberan su marca para ajustar sobre el resto y Peñarol no puede sacar provecho de esta ventaja.

Peñarol bajó mil espectadores el promedio por partido de local del año pasado a este. De 2100 ahora reúne a 1100 por partido. ¿Por qué la gente no lo apoya como en la 04/05?. La dirigencia armó un equipo caro y manifestó que este año le apostaba al apoyo de su mejor sponsor: la gente.

Algunas respuestas se podría inferir en la gran expectativa previa (apuntaban a ganar la copa argentina y perdieron con Quilmes) y la realidad de altibajos. El segundo objetivo se cumplió logrando la clasificación para el Super 8. Pero su actuación entonces fue decepcionante.

Peñarol no logra por cuatro partidos seguidos entusiasmar a su público. Dirán que la liga es pareja. Es verdad. Que cualquiera le gana a cualquiera, también es cierto, pero eso no quita que Peñarol este sumido en la irregularidad. De todos modos, todos saben que Peñarol puede explotar en cualquier momento, incluso con este mismo equipo ¿comenzará el 2006 con los mismos jugadores?.

El caso de Quilmes es un tanto más complicado. Cierra el año en un mar de dudas que tienen un origen lejano. Para analizar el presente de Quilmes es necesario ir a hueso.

Pablo Gil no es un jugador estandarte, no es un goleador estrella pero si destacado de la Liga nacional y Quilmes apostó por él esta temporada. Ni siquiera llegó a debutar en la liga y aún peor, Quilmes no lo reemplazó.

Cuando al auto se le pincha la rueda de adelante, pone la de auxilio. Entonces entró de titular Juan Pablo Sánchez cumpliendo una seguidilla de espectaculares partidos, haciendo olvidar a Pablo Gil. Pero resulta que ahora la rueda de auxilio también se pinchó. ¿Entonces, como hace el auto para andar?. Imposible.

La ausencia de Pablo Gil infirió directamente también en el problema que tiene Byron Wilson (32.8 minutos por juego). Juega mucho, no descansa y asume más responsabilidades de las que debe. Byron tiene 17.5 pts de promedio pero con 41.4% en dobles y 31.8% en triples.

De esta manera, con Juan Pablo Sánchez en bajo nivel y Byron Wilson errático, es imposible que Leandro Lauro tome más responsabilidades ofensivas porque es otro tipo de jugador. La media cancha de Quilmes esta quebrada y la responsabilidad que le cabe al técnico Javier Bianchelli es no haber exigido un recambio serio de Pablo Gil cuando se enteró del diagnóstico definitivo del escolta.

En actitud y táctica al equipo hay poco para reprocharle. Pero tiene tan corto el perímetro que para que Quilmes haga más de 80 puntos tiene que pasar algo muy especial. Esta obligado a jugar a menos de 75 puntos y esto lo vuelve vulnerable. Quilmes con un escolta – alero anotador, cambiaría de la noche a la mañana. Mientras tanto, la gente se pone nerviosa por las derrotas con Peñarol, por no poner a los pibes, por no usar más a Calderón y algunas cosas más.

Justo es decir también que Quilmes esta temporada tuvo más problemas que Argentina con el FMI. Al mismo tiempo cabe la pregunta ¿podrá pagar su deuda?.

Pablo Tosal
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