Algo debe cambiar

La primera pregunta que la los dirigentes de Liga Nacional se deben cuestionar es ¿Hasta cuando?. Inmediatamente después se requiere un fuerte replanteo de la situación y un cambio radical de la situación.

La Liga Nacional de básquetbol además de crecer, crear jugadores maravillosos y técnicos capacitados fundió a más de la mitad de los clubes participantes. Es decir creció a costa de la muerte de otros. Macanuda forma de crecer.

Los técnicos, los dirigentes, los jugadores tienen como política de privacidad (y es entendible) no dar a conocer los valores de los contratos que se pagan. Una buena manera de ver el tema sería: ¿Acaso la NBA no es también fabulosa porque se sabe que Shaquille O´Neal cobra suma siderales?. En términos más concretos la diferencia entre la Liga de voley y la de básquet en la argentina (dos competidores directos) se ejemplifica con los sueldos de los jugadores.

Entonces, que se sepan las ganancias de los jugadores a veces sirve para jerarquizar el medio y a veces se debe tapar cuando las cosas no salen, cuando piensan que le regalan la plata, etc.

Con la irregular liga vista en la temporada 2005/06 donde los clubes finalistas terminaron penando por la ausencia de jugadores claves es evidente, que la reestructuración es necesaria a partir de un cambio de reglamento pero nunca desde un aumento de sueldos.

Vale decir, la Liga se debe un serio replanteo del rumbo a tomar. En política se habla constantemente del “modelo” a seguir. A la Liga se le agotó el “modelo” actual.

Veamos algunos casos en que la matemáticas 2 + 2 no da 4. Supongamos que un jugador vale en la 05/06 ciento cincuenta mil pesos como contrato final, pagadero en 10 cuotas de 15 mil pesos. El jugador fue contratado (como casi siempre en esta Liga) por sus números individuales y su equipo anterior bien pudo haber descendido. A nadie le importa, son apenas circunstancias.

Supongamos también que ese mismo jugador en la 05/06 baja sus números individuales en 5 de 8 rubros. Hay atenuantes (siempre los hay). Que el equipo no jugaba para él, que el técnico no le arma jugadas, que le quitan la confianza, que la gente lo insulta, que esto, que lo otro. Se los dice un periodista: No existe nada más fácil que la argumentación (La retórica es el arte de encontrar los medios de persuasión).

Ahora bien ese jugador que fue contratado por ciento cincuenta mil pesos, pide ahora 180 mil para la renovación o bien para fichar en otro club. No cumplió los objetivos mínimos individuales ni colectivos. Pero su sueldo debe incrementarse. ¿Por qué? Es un misterio. Un aumento del 20% cuando la inflación anual fue del 10%. Incluso cuando los clubes recaudan menos.

Si esto que se grafica suena a chiste, es mucho más grave saber que sucede de manera cotidiana y lo más desconcertante es que los dirigentes lo avalan firmando dichos contratos.

Uno NO debe horrorizarse por los valores que se le pagan a lo jugadores, ni caer en la fácil comparación que un gerente de banco cobra 5 mil pesos por mes. Si el básquetbol nacional produce para que cada uno gane 30 mil pesos por mes, entonces es lo que deben cobrar. El fútbol produce mucho y gasta mucho, lo mismo que la NBA u otros deportes profesionales.

Uno debe poner el grito en el cielo y prenderle fuego al infierno cuando se paga lo que no se recauda. Si un club no pudo llegar con buen pie al final de una liga por los valores del mercado de jugadores y para la siguiente liga los valores aumentan, ¿Que es lo que busca compitiendo?

Hay otro hecho que es importante destacar. Quien haya leído el maravilloso libro “La Política” de Aristóteles, habrá notado un párrafo en el libro tercero, capítulo VII: “Continuación de la teoría de la soberanía”, donde dice algo muy aplicable: “Si se distribuyen flautas entre varios artistas, que son iguales, puesto que están dedicados al mismo arte, no se darán los mejores instrumentos a los individuos más nobles, puesto que su nobleza no les hace más hábiles para tocar la flauta; sino que se deberá entregar el instrumento más perfecto al artista que más perfectamente sepa servirse de él.”

Esto podría aplicarse al decir que un gran artista con un gran instrumento hace un mejor arte. Ayuda a crecer el arte. Veámoslo de esta manera. Un gran jugador de básquet debe estar en la Liga para ser espejo del resto, un gran jugador puede ser caro, pero es el que ayuda a que el resto sea mejor.

Este pequeño argumento que Pick and Roll generosamente le regala a los agentes de grandes jugadores y que seguramente ni en sueño pensaban aplicarlos, no tiene como objetivo estimular el aumento del sueldo de los notables, sino crear una pauta. Los cuatro o cinco jugadores “distintos” de la Liga no marcan el precio del mercado. El precio del mercado lo marcan los descomunales precios que se pagan por los jugadores “medio pelo”.

Seguramente entramos en un terreno de hipótesis. ¿Y quienes son los 4 o 5 “virtuosos” que hacen un bien a la Liga?. Y ahí empezamos a los tiros.

Mi lista particular dice que Sebastián Ginóbili, Paolo Quinteros, Leo Gutiérrez y Gabriel Mikulas no podrían faltar en un equipo que quiera salir campeón. Al menos debe tener uno de ellos. Pero ninguno de estos cuatro jugaba en Gimnasia que fue el campeón. Claro que Gimnasia tampoco se armó para campeón.

Repito: Dentro del terreno de la teoría todo es argumentable. ¿Cómo se evalúa quien puede estar en esta lista? hay mil ítems pero algunos son: rendimiento individual, liderazgo, ascendencia sobre el plantel, resolución en momentos críticos, influencia sobre los árbitros, absorción de la presión a favor del resto del plantel, comportarse como un igual con sus compañeros, y si se quiere hasta carisma y comportamiento con la prensa y el público. Pertenecer a la selección nacional o no es irrelevante. No forma parte de ítems para evaluar a un destacado.

Pero si la liga genera cuatro estrellas, tal vez cinco, a lo sumo seis, no esta mal que tengan un precio diferenciado. Ellos ayudarán a crecer al resto. Ahora el problema radica cuando el común de los jugadores eleva las pretensiones nivelando los sueldos.

Lo único real es que los jugadores son profesionales solo para cobrar el sueldo. En su mayoría, sobre todo los solteros, no tienen comportamientos de profesional, no se educan como tales, no se visten representando una institución, no tienen una alimentación adecuada, no se cuidan de la manera correcta y tampoco dudan a la hora de hacerle un juicio al club que no paga.

Con todos estos puntos en contra, los dirigentes año tras año insisten de manera sistemática en aumentarles los sueldos. Y aquí nace la madre de los problemas: ¿Quien pone los precios?: Los representantes, los verdaderos dueños de la Liga.

El capitulo II de “Algo debe cambiar” saldrá dedicado a ellos. Pero en algún momento la liga se pondrá los pantalones largos antes de colapsar. A menos que yo viva con antiparras y vea una realidad distorsionada el camino de la Liga lo marcan los dueños de los jugadores.

El día que los clubes tomen como política ser dueños de los pases de los jugadores habrá clubes ricos y clubes pobres, pero nunca 16 socios fundidos, cansados y fastidiados de llegar a Junio y empezar de cero.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar