Diego Romero cerró el plantel

El misionero Diego Romero, quien jugó el último partido final con Gimnasia, de Comodoro, y se consagró campeón de la Liga Nacional de basquetbol, se convirtió ayer en la sexta ficha mayor que tendrá Regatas Corrientes para afrontar la temporada 2006/07. Sin dudas una sorpresa, puesto que el nombre del pivote de 23 años y 2.08 metros de estatura, que se inició en el propio club patagónico e intervino durante casi cinco años en la Liga Universitaria de Estados Unidos, jamás trascendió como posible candidato.

Con Romero, quien está participando con su selección provincial el Campeonato Argentino en Santiago del Estero, la dirigencia de Regatas aseguró que se retirará del mercado, por lo que la chance de que el juvenil interno Alejandro Diez recale en Corrientes quedó desechada.

El longuilíneo jugador se sumará así al plantel que ya integraban: Alejandro Montecchia, Hernando Salles, Diego García, Sebastián Acosta, Roberto López y Bruno Ingrata (el Sub 23 que se resintió anteanoche de una lesión); además de los refuerzos foráneos Joe Zaletel y Marcus Fleming, quien todavía debe superar la revisación médica para ser oficializado.

Incluso el misionero formó parte de la preselección argentina para disputar el Sudamericano de Caracas, pero el entrenador Sergio Hernández decidió excluirlo de la lista de 12 jugadores a él, además de Raymundo Legaria y Julio Mázzaro.

Pero para conocer más en detalle a Diego Romero, es bueno apelar a una entrevista que le realizó el prestigioso periodista Miguel Romero (Diario La Nación) el día antes de jugar la final contra Libertad, de Sunchales, cuando se consagró campeón. Estos son los fragmentos más interesantes:

Sin saber nada de inglés, el 10 de septiembre de 2001 Diego Romero viajó desde Comodoro Rivadavia hasta Ezeiza y allí tomó un vuelo que lo llevó hasta Atlanta, Estados Unidos, donde nadie lo esperaba. Un audaz sueño adolescente, el de imitar los pasos de Pepe Sánchez (el base bahiense que fue estrella de la Universidad de Temple), lo motivó a encarar una aventura increíble, que hoy –refiriéndose al 1 de junio pasado– puede cumplir uno de los capítulos más sorprendentes: el de coronarse campeón de la Liga Nacional de basquetbol con el equipo de sus amores, Gimnasia y Esgrima, de la ciudad patagónica, pero con un solo partido jugado en toda la temporada. Un caso sin precedente, histórico.

Con 19 años –nació el 7 de septiembre de 1982 en Bernardo de Irigoyen, Misiones–, este pivote de 2.08 metros y 110 kilos, que se mudó a Comodoro a los 13, bajó en el aeropuerto de Atlanta sin comprender lo que allí sucedía. “¿Qué pasa, están todos locos acá?, pensé. Todo el mundo lloraba y en los televisores se veía fuego”, contó Romero, a poco de llegar, sin necesidad de explicar lo del ataque a las Torres Gemelas, en Nueva York. “Bueno, ese día no pude seguir a Kansas porque estaban todos los vuelos cancelados, se me complicó bastante y anduve cinco días sin rumbo, perdido en Atlanta”.

Pasaron ya casi cinco años. Fue jugador destacado en el Juniors College de Lon Morris y cuando egresó, nada menos que 83 universidades le ofrecieron becarlo para que continuara su carrera deportiva. Eligió la de Florida State, donde jugó dos años, y el 30 de abril último se graduó en la especialidad de comunicador social. “Anduvimos bien, perdimos por cuatro puntos con nuestro clásico rival, Florida University, que después fue campeón de la NCAA y me tocó marcar al hijo de Yannick Noah”, relata con naturalidad.

Estos párrafos de Romano sirven para tener una idea del pasado de Diego Romero, quien fue repatriado por Gimnasia debido a la lesión que sufrió el cubano nacionalizado Ruperto Herrera y cuya baja ponía en peligro el título patagónico. “Escuché por Internet todos los partidos finales con Libertad. Soy fanático de Gimnasia. Estaba juntando dinero para venirme a ver el sexto juego, cuando Nicolás Casalánguida, ex compañero mío y ahora asistente técnico de Fernando Duró, me llamó a mi casa en Tallahassee. «Te pagamos todo, veníte que te necesitamos para reemplazar a Herrera, está todo en regla, podemos habilitarte». Todavía no lo puedo creer, es mucho más que un sueño. Yo sólo quería ver el partido y festejar el título”. Para después del partido que sentenció la serie final, donde se lució con 12 puntos y cuatro rebotes en 20 minutos de juego, declarara: “Me sentí parte del equipo, lo disfruté, esto es muy grande para mí”.

Y a la hora de autodefinirse, Romero sostuvo: “Soy versátil, ahora tiro más de afuera pero puedo jugar de espalda. Además, dicen que defiendo bien”.

Foto: Gentileza www.LNB.com.ar

Gentileza: Carlos Zeniquel - Diario Época