Inocentes y culpables

Cuando ocurren hechos de la magnitud del post partido entre Deportivo Madryn y Ciclista se generan disparadores inmediatos en la gente. Algunos reaccionan con bronca, muchos con sed de venganza, otros con asombro, tal vez indignación y algunos pocos con tristeza. En mi caso he sentido una gran tristeza a lo largo de todo el día.

Se podría caer en lugares comunes e inevitables como el drama que la sociedad argentina vive en su particular estado de beligerancia, como que el deporte es vehículo de pasiones. De hecho Pick and Roll hoy tuvo récord históricos de comentarios (se dio también el clásico Peñarol – Quilmes) pero debimos borrar (ni siquiera eran editables) muchísimos comentarios de hinchas de Ciclista que clamaban venganza. Nosotros podemos borrar los comentarios, pero no podemos borrar el pensamiento de la gente.

La gente sabe que algo está mal, pero no sabe que. Todos los días le llegan noticias que les cuesta decodificar pero quedan en el subconsciente. El ejemplo más cercano, de una larga lista de ejemplos, es la falta de suspensión inmediata a Leonardo Gutiérrez, el medallista olímpico y jugador de Boca. ¿Qué tiene que ver?. Veamos.

Leo Gutiérrez insulta al árbitro y es expulsado, ya caliente, con sus pulsaciones altas hace algo que no puede quedar exento de culpa, por más que su estado lejos este de la calma: intenta agredir a un árbitro. El hecho es conocido por todos, luego los compañeros lo separan y termina retirándose a los vestuarios. Luego del bochorno, del papelón, prosigue un segundo bochorno, que es el informe arbitral.

El árbitro número Uno del país, que dirigió la final de la copa del mundo, Pablo Estévez, comete el segundo grotesco en esta parodia al informar que sólo fue un insulto. Porque supuso que como lo agarraron los compañeros no podía adivinar la intención del jugador, por lo tanto no fue intento de agresión. Es muy posible que Leo Gutiérrez haya querido preguntarle que haría de comer el sábado para ir a cenar a su casa.

El tercer papelón en la historia lo comete el Honorable Tribunal de Disciplina (siempre me divirtió el adjetivo Honorable a los tribunales de disciplina) que en vez de actuar de oficio y suspender a Leo Gutiérrez y al árbitro Estévez por un mal informe actúa en consecuencia como si nada hubiera pasado. Se atiene al informe y declara el primer gran disparador de impunidad de la temporada: habilitación temporaria.

Digamos hay una catarata de preguntas, tan obvias, tan cercanas a cualquiera que ve básquetbol y va a la cancha que pareciera que las resoluciones se toman como si todos fueran ciegos.

Uno puede preguntarse, si lo echan contra Obras Sanitarias ¿Cómo juega dos partidos más y luego lo suspenden?. Si el informe dice insulto y cabe suspensión ¿No debe ser en el 1er partido que juega? Acaso vieron recién hoy el video del insulto a Estévez?

Ahora, otro error ¿Para que lo suspenden? Quilmes tiene todo el derecho a quejarse porque se supone que estuvo mal incluido. Si correspondía la suspensión y el tribunal no se reunió oportunamente, la suspensión es provisoria. Si o si. Y en caso que el tribunal se haya reunido, ¿Por qué no lo suspendió en ese mismo instante?

Al menos que figure el artículo de la prorroga de la suspensión y aparezcan otras pruebas posteriores. Pero el jugador finalmente fue suspendido.

Este hecho, que pasa tan desapercibido es decodificado por la gente, por el hincha y lo que es más peligroso, por los propios jugadores de la Liga como un fácil VALE TODO.

Es necesario y urgente aclarar que la culpa de la violencia no es la suspensión o no de Leo Gutiérrez, pero en un estado de sistema verticalista, con leyes, sanciones, castigos y premios, la impunidad ante los malos actos genera copias. Si una sanción ejemplar cae sobre el más emblemático de los jugadores, el resto de los colegas toman debida nota.

El caso de violencia en Madryn entre jugadores de Ciclista y parte del público local esta interconectado con el caso de Leo Gutiérrez. El jugador de Liga Nacional, salvo raras excepciones es profesional sólo para cobrar el sueldo.

No se entrenan como profesionales, no viven como profesionales, no hablan, no atienden a la prensa, no obedecen, no ayudan al espectáculo como profesionales, en un largo etc.

Entonces, que Fernando Martina haya respondido a los agravios de un grupo de energúmenos termina siendo Normal. NO digo que este bien o mal. Es normal.

Fernando Martina tendría que haberse ido corriendo (y a toda velocidad) junto con sus compañeros del rectángulo de juego ni bien terminó el partido. Los policías haber formado un cordón y alejar a los indeseables del ingreso al túnel. Pero todo esta dado vuelta.

Los jugadores responden a las agresiones, los policías miran y la gente invade la cancha ¿Qué liga es esta?. La cancha debe suspenderse, los jugadores deben ser sancionados con severidad, los directivos expulsar del club y prohibir el ingreso a los espectadores y la policía brindar un informe y explicaciones del erróneo proceder. ¿Alguien adivina que pasará?

Para aquellos desprevenidos que recién en estos últimos años llegan a la Liga Nacional, Pick and Roll quiere informarles que nosotros tenemos memoria. Duele decirlo pero siempre fue igual en nuestra querida liga nacional, territorio del VALE TODO.

Aunque no queremos convertirnos en una especie de archivo histórico de la liga y como pick and roll en la web vive desde Febrero del 2000 nos remontamos más atrás para traer un recuerdo de la revista Básquet Plús / Año 1 – Número 3 – Noviembre 1998 que en su página 81, sección “Último minuto” tiene una nota muy edificante sobre “aquella realidad de la liga”. La nota dice:

Violencia en las canchas - Los castigos no asustan a nadie

“El arranque de la Liga tuvo hechos de violencia que no fueron castigados con la firmeza necesaria, como siempre.

Todavía están en las retinas de todos los que seguimos al básquetbol los incidentes producidos sobre el final de la temporada pasada. Festa y Montenegro en Independiente de Pico; De la Fuente y Acosta en ese mismo encuentro, Dominé pegándole a un hincha en Belgrano o Art Long subiéndose a la tribuna para pelearse con los nicoleños. Festa y Montenegro recibieron 3 fechas de suspensión, Acosta 2 y De la Fuente 1. Evidentemente, las sanciones aplicadas en su momento no sirvieron para mucho, y la cosa parece no tender a revertirse. En este inicio de Liga pudo verse una batalla en el partido Regatas – Olimpia y a un técnico (Daniel Rodríguez), agarrarse a trompadas con un espectador en Bahía. La solución: cuatro fechas para Ariel Reale y Ricky Robinson, 2 para Hedman y 1 para Ravizze, además de descontarle un punto a Regatas. Si tenemos en cuenta que a Robinson lo cortaron y fue reemplazado por Rogers, Regatas no debió cumplir ninguna pena por la tremenda agresión de Robinson a Reale. Resulta vergonzoso que las sanciones a un extranjero puedan resolverse solamente con su reemplazo. Raúl Cardozo, futbolista de Vélez Sarsfield, recibía el mismo castigo que Reale por un planchazo a La Paglia ¿Suena lógico?. Si trenzarse a las piñas implica un castigo tan pequeño, y no se diferencia la provocación del que se defiende, la violencia, seguramente, va a seguir subiendo. Estudiantes de Bahía le prohibió la entrada por el resto de la temporada al que provocó a Rodríguez. ¿Qué es de la vida del barrabrava que entró al gimnasio de Regatas y le pegó a Reale y a un policía?. Seguramente, estará preparando su próxima actuación, impune como siempre.”

Sorprendente ¿no?. Pasan los años y nada cambia. ¿Castigos?, ¿mejores canchas?, ¿más seguridad?. Quizás todo se resuelva con el sencillo La sociedad esta en un momento violento. Es cierto, tanto como que la AdC nunca instrumenta los recursos necesarios (y que están a su mano) para que esta clase de bochorno vivido se transformen sólo en un mal recuerdo y no sea como hoy: un presente doloroso.

Autor: Pablo Tosal
Archivo: Emanuel Niel
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