El color del juego

Al igual que ayer el despliegue de colores azules, amarillos, rojos y verdes (según la tribuna) animó a las más de 4.000 personas que se dieron cita en el estadio Polideportivo de Mar del Plata. Con juegos de conocimiento acerca de la Liga Nacional, canciones de cancha o movimientos con los cartones que identificaban cada sector, los asistentes se entretuvieron y sin dudas fueron foco del punto más saliente de una nueva edición del espectáculo veraniego. Claro está, el espectáculo lo deberían brindar quienes pisan el parquet y no quienes se encuentran en las gradas.

Con el arranque de la trasmisión por TV y el soporte en vivo de la banda “Dios los cría” llegó el turno de la presentación de los equipos. Primero los extranjeros y luego los jugadores nacionales del primer equipo de la Liga Nacional, ambos equipos saludados y acompañados por la mascota de la AdJ, Rosco.

Entre las apostillas de la previa al comienzo del partido estuvieron los aplausos a Sebastián Ginóbili y Gabriel Mikulas y el abucheo casi generalizado hacia el pivot de Boca Juniors, Martín Leiva; y a la hora en que los fotógrafos se acercaron a retratar a los dos elencos, el cantito “el huevo pide aliento” que comenzó a bajar de la tribuna que le da la espalda a la avenida Independencia y luego se hizo eco en otros sectores del estadio.

El primer tiempo no tuvo mucho brillo, continuando con lo que fue la primera jornada. La conducción de Charles Jones y la mejor jugada de todo el certamen hasta allí a cargo de Jason Osborne (ver “la jugada”) fueron dos brillos en 8 minutos. Los nacionales jugaron y solo jugaron, sin siquiera dar un pase lujoso. El dato: Javier Martínez realizó la segunda faja de todo el evento.

La segunda etapa no se diferenció en mucho de la inicial, salvo que aumentó la cantidad de tiros de tres puntos intentados, y que Diego García sacó la cara por el elenco criollo, brindándole un par de lujitos, algo que no había vivido hasta allí. Para los foráneos Osborne siguió siendo el abanderado, aunque ante tanta sequía de espectáculo, lo poco de los extranjeros continuó siendo mucho.

En el entretiempo se definió el torneo de tres puntos. El primero en ir (con cinco carros a diferencia de los tres de ayer) fue Leandro Masieri, quien sumó 16 puntos. Luego fue el turno de Bruno Lábaque, quien también sumó 16 y por ello fue necesario un desempate.

El mismo se realizó con 24 segundos de tiempo. Con la mano más caliente, Masieri convirtió 12 puntos, sin llegar a cerrar tres carros, mientras que Lábaque sumó 4, con la misma cantidad de contenedores utilizados. Debido a esto, el nuevo campeón del torneo de tres puntos es el alero de Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia.

Con más libertades a la hora de correr, los extranjeros pudieron lucirse en mayor nivel en el tercer tiempo. Un par de volcadas continuaron apuntalando la ventaja de los de afuera, que nunca bajó la decena. Por los nuestros, un par de toques de “Sepo” y un “toma y dame” del base quilmeño con Leonardo Gutiérrez sobresalieron de la monotonía.

El último acto de la décimo novena edición del juego de las estrellas comenzó asemejándose a un show. Con un par de buenos ataques que tuvieron su momento cumbre en el ally up que realizaron Charles Jones y Robert Brown, pareció por unos momentos que sobre el final el juego podía armarse. Pero solo fue una suposición. El partido siguió su cause y terminó siendo de final cerrado, pero con victoria de los foráneos por 76 a 74, que dominaron durante los cuatro tiempos.

El explosivo alero de Quimsa de Santiago del Estero, Robert Brown, terminó siendo el jugador más valioso del cotejo, en una noche que aún tenía la final de las volcadas por disputarse. Luego de la eliminación en semifinales de Robert Brown y Pablo Espinoza, el extranjero de Independiente de Neuquén, Byron Johnson se consagró campeón con puntaje ideal, superando al juvenil de Quimsa, Phillip Locket (ver “volcadas”).

Foto: Gentileza www.juegodelasestrellas.com.ar

Emanuel Niel
www.pickandroll.com.ar