Por el poder del gol

Y se le dio a Boca nomás. Del mismo modo que lo había buscado en el primer partido, insistiendo con sus armas, confiando en el trabajo realizado en el juego uno, a pesar de la derrota. El buen camino que trazó el viernes lo llevó a la victoria dos días después. Hubo un Peñarol incapaz de detener tanta efectividad, que careció de respuestas defensivas y que corrió siempre de atrás. Tuvo 104 puntos a favor de local… y perdió.

Un partido como el que Boca Juniors jugó anoche roza lo perfecto. No lo fue porque su defensa dejó huecos, baches, que fueron su castigo, porque de tanto gol a favor que tuvo no sintió la necesidad de defender para ganar. Lo ganó adelante, con una extraordinaria capacidad para anotar que hizo parecer a Peñarol un equipo a la deriva, justo el “milrayitas” que fue el mejor equipo de la segunda fase y de local apenas recibió 73.9 puntos en contra en 15 partidos. Ahora Boca lo puso 37 puntos arriba de su promedio. Infernal.

Desde el minuto 0 al 40 dominó Boca y nunca pudo Peñarol estar al frente (empató en 73 en el tercer cuarto). Un juego donde la visita tuvo el comando de las acciones obligando otra vez a Peñarol a improvisar soluciones, para siempre mantenerse en partido. Esta vez le dio el golpe de gracia. Esta vez, se sumó Carl Edwards, un ausente del primer juego.

Desde el inicio mostró el camino con un gran arranque de Edwards, el alero foráneo que tuvo un pésimo primer partido, ahora salió dispuesto a borrar su imagen pasada. Y sus compañeros entendieron que lo necesitan porque lo alimentaron muy bien.

En 5 minutos, Boca ganaba 9-18 porque Jackson estaba con la pólvora mojada (0/3 en triples) y Boca era una fiesta en ataque. Sergio Hernández paró el partido con un tiempo muerto pero no hubo caso, la brecha se amplió (10-20), una buena aparición de Román González (7 pts) acortó distancias (17-22). Boca le contestó con la misma moneda. Alston (7 pts) marcó presencia en la zona pintada y el primer cuarto fue de la visita 19-27.

La idea defensiva de Boca fue la misma que el partido pasado. Se puso en una zona diamante y persecución individual esta vez sobre Tato Rodríguez. Luego lo seguían a Jackson y a veces formaban un frente par en la defensa zonal. En verdad la defensa se armaba de acuerdo a lo que Peñarol presentara como ofensiva.

Y repitiendo el primer juego, otra vez el local consiguió respuestas en el banco, con la diferencia que hubo una aparición inesperada: El pibe Facundo Campazo saltó a la cancha para dejar en evidencia que Hernández esta a disgusto del trabajo de sus bases. Dos triples de Ale Diez, seis puntos más de Campazzo, tres de Reinick y tres de Muruaga fue la cosecha del banco de relevos del local que seguían sosteniendo el vendaval xeneize. A esto hay que sumarle 6 puntos más de Vega y 5 de Jackson en el cuarto.

Con todo este caudal ofensivo Peñarol no podía ponerse ni cerca. ¿La causa? La ofensiva de Boca era un reloj de precisión. Cuando habían corrido largos 6:10 del segundo cuarto por primera vez, mediante una pérdida de Edwards, Peñarol pudo defender un ataque de Boca. Hasta allí había atacado con 7/7 en dobles, 2/2 en triples y 1/1 en libres. Los 9 avances xeneizes habían terminado en gol y ganaba por la máxima diferencia (34-48).

Una ráfaga de dos triples lo dejaron a Peñarol a 8 (40-48), pero estos intentos siempre fueron dominados por Boca. Edwards completó un primer tiempo de ensueño (con 20 puntos) mientras Espil oficiaba de pasador (3 asistencias seguidas en el 2do cuarto y se anotaba con 12 puntos). La diferencia de diez puntos (48-58) fue la única buena noticia del local en todo el primer tiempo, podría (y debía) haber sido más.

Pocas cosas cambiaron en el primer segmento del tercer cuarto, salvo que Peñarol insistió con los titulares. Hubo un par de intentos con actitud de endurecer la defensa, pero fue dicho que pelear no significa defender y el milrayitas tuvo todo tipo de problemas para marcar el pick and roll. Boca lo ejecutó de modo brillante, principalmente por el eje, pero también a 45 grados y lastimó mucho con el pase, o el reverso del balón al lado opuesto para un tiro franco. La verdad Boca se divirtió vulnerando la defensa local.

Habían corrido 4 minutos y medio y la diferencia era de 13 (58-71). Hubo desde allí una reacción importante de Peñarol sustentada en dos situaciones: la aparición ofensiva de Jackson y Byron Johnson en ataque y la salida de Edwards por lesión. Peñarol logró bajar 5 puntos y ponerse a 8 (65-73) cuando Edwards fue a tirar una bandeja, Vega le cometió falta de atrás y el alero foráneo cayó mal al piso. Debió retirarse con un cuello ortopédico por protección. Restaban entonces 4:20.

Peñarol entendió que era su momento y a Boca le costó dos minutos asimilar la salida de quien hasta allí era la figura de la cancha con 25 puntos. En ese lapso una secuencia ofensiva de Sebastián Vega (gran serie del pibe) le dio el empate en 73. Después de remar Peñarol lo había alcanzado con un parcial 15-2. El estadio por primera vez se prendía fuego.

El que primero entendió que el partido había cambiado fue el jugador que se quedó con el comando del juego y el que le dio el triunfo a su equipo: Juan Alberto Espil se adueño de todo desde la salida de Edwards. Hasta allí (12 pts y 6 asis) había jugado un poco intimidando con su tiro, otro tanto asistiendo a Alston y otro tanto a Edwards. Pero Espil estuvo rápido de reflejos pidió la pelota y dio calma en el medio de un infierno.

Y sobre todo fue para adelante atacando el aro local. Metió 5 puntos sobre el cierre del tercer cuarto y 12 en el último. Es decir 17 puntos en 14 minutos claves para definir el juego.

A su lado estuvo muy despierto Derrick Alston (9) para seguir el festival del pick and roll y gol abundante. Hubo también un claro dominio de Nicolás Aguirre sobre los bases de Peñarol imponiendo el juvenil santiagueño los tiempos de juego. El broche necesario se lo dio Juan Pablo Sánchez, que hizo un trabajo silencioso pero anuló a Jackson (algo que parece imposible), aprovechando además el fastidio (y malos porcentajes) que tuvo el escolta de Peñarol con 4/11 de campo y todos tiros forzados.

Con Aguirre y Espil llevando los ritmos, Peñarol se entregó antes del final acaso de modo inconciente. Todo lo que probó no le resultó y eso termina por romper la cabeza del jugador. Por más que se le fue encima y tiró mil variantes, Boca seguía ahí, de pie, 10 puntos arriba, como si nada. El resultado final coronó a un equipo que fue una tromba en ataque. En total fueron 111 puntos contra una de las mejores defensas de la liga. Boca le encontró la vuelta, disfruta de su gran momento y le mandó a Peñarol toda la responsabilidad y el peso de la serie.

Síntesis
Peñarol (104): Sebastián Rodríguez 7, David Jackson 14, Sebastián Vega 20, Byron Johnson 14, Román González 22 (FI); Alejandro Diez 10, Lucas Picarelli 5, José Muruaga 3, Alejandro Reinick 3, Facundo Campazzo 6. DT: Sergio Hernández.

Boca Juniors (111): Nicolás Aguirre 12, Juan Espil 29, Carl Edwards 25, Gabriel Fernández 10, Derrick Alston 26 (FI); Leandro Masieri 0, Fernando Calvi 5, Juan Pablo Sánchez 4 y Raymundo Legaria 0. DT: Fernando Duró.

Árbitros: Fernando Sampietro – Raúl Imosi
Parciales: 19-27, 48-58, 77-80
Estadio: polideportivo Islas Malvinas (3200 espectadores)
Serie: 1-1

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar