Se armó la final

Fue distinto. Hubo en este segundo partido de la serie final una conjunción de condimentos que fueron nutriendo la serie. No siempre son buenos aditivos, sanos, llevándolos al plano gourmet son bastantes pesados y bien picantes. Un Director Técnico que se desencaja e insulta a un jugador por haber entendido que canchereaba al final por tirar una faja, un jugador que pica y se saca invitándolo a pelear. Un partido que estaba resuelto mucho antes del final con un claro dominador y mucha, pero mucha lucha en cada balón. Señores….se armó la final del TNA y la promesa de próximos capítulos hasta es una buena noticia.

San Martín elevó el nivel de ejecución de lo que mostró el juego uno. Hizo lo mismo (o propuso lo mismo) pero lo ejecutó mejor. Quilmes con la ausencia de Peralta perdió mucho, aunque parezca que un jugador de rol no se siente, Quilmes lo siente. Su equipo perdió el poco peso en el juego interior que tenía, y resolvió el 95% del juego de frente al canasto. Cayó en una anarquía que comenzó en Ferreyra y siguió en Hopson que forzaron casi todas las posesiones de balón que pasaron por sus manos. Jugando de frente, Quilmes jugó a los autitos chocadores por un buen rato.

La otra diferencia importante fue actitudinal. San Martín estuvo más concentrado para hacer lo que le convenía y tuvo más energía que Quilmes que arrancó bien, pero no pudo sostener su juego. Otra vez la lucha por los rebotes fue del local (un baile 43-29).

La tercera pata de la mesa fue el porcentaje al tiro sin oposición. Ninguno de los dos contó con buenos tiradores, el local 7/21 en triples (33%) y Quilmes 8/29 (28%) pero San Martín la metió en un momento que le valió sacar una ventaja decisiva que luego supo administrar.

Y finalmente para San Martín sumar 17 rebotes ofensivos fue el pan nuestro de cada día. La parte vital de una ofensiva que a diferencia del juego uno, pudo hacer valer con conversiones en las segundas instancias. Este es el resumen, en el marco de un partido espantoso de los árbitros que no estuvieron bien para ninguno de los dos lados, arruinando las oportunidades que se arme un partido. Una pena que este nivel arbitral se vea en las finales. Acaso por desconcentración, fueron responsables de un partido lleno de errores.

En el cuarto inicial, a diferencia de lo que habitualmente hace de visitante que sale remando desde atrás Quilmes impuso el ritmo. Salió bien con mucho gol entre Ferreyra (5) y Hopson (5) para escaparse rápido 5-10. San Martín reaccionó con defensa forzó 4 pérdidas en el rival y 8 puntos de Elías Saad que ya mostraba que sería su noche (15-12 con parcial 10-2).

De repente el escolta de los correntinos debió salir por un golpe en su tobillo y Quilmes aprovechó para meterse otra vez en el juego con Pomare (6) y Eseverri (5). Así pasó al frente otra vez (16-23 con parcial 1-11). Un juego que era un subi-baja permanente.

El juego se acomodó para San Martín en el segundo cuarto, cuando Elías Saad empezó a aprovechar momentos claves del juego para tomar rebotes ofensivos y transformarlos en dobles. Su equipo movió tanto y tan bien el balón que atacó en manos diferentes (convirtieron 6 jugadores), usando a su goleador para aprovechar las segundas instancias.

Quilmes buscó emparejar con tiros desde afuera pero fracasó (0/5 en triples), perdió 5 balones y no pudo sacarle siquiera provecho a los rebotes de ataque. Todo mal para el cervecero que jugó un muy apagado el segundo cuarto y lo perdió 22-15.

Hasta allí era un cuarto para cada uno, por eso el tercer parcial fue clave. Porque San Martín profundizo en su rival los problemas del segmento anterior. En el tercer cuarto, los correntinos encontraron una distancia de enormes 17 puntos. Tiros de 4 y 5 metros que entraron justos, tiros cortos que fueron adentro (6/12 en dobles) y tres triples (3/7). Quilmes solo tuvo 2/7 en triples, aprovechó los libres (6/8) y solo tuvo 2/5 en dobles.

La visita chocó mucho contra una defensa bien plantada y cerrada muy cercana a su canasto y no tuvo chance de abrirla con algún triple. No tuvo juego interior para jugar con sus hombres altos cerca del canasto y el local incluso sacó veloces contraataque en las manos de Sebastián Castiñeira y Fabián Ramírez Barrios.

Como el cervecero cerró el segmento con un parcial 8-0 a favor el guarismo se achicó a 9 (63-54) que le daba algo de vida para el último cuarto.

Pero no hubo milagros para los marplatenses. Tiró 3/12 en triples metiendo los últimos dos con el partido resuelto. Cada vez que Quilmes quiso volver a entrar en partido y salir de la diferencia de 10-11 puntos y ponerse a 5-6 con dos triples (y tuvo varias oportunidades) falló sistemáticamente. Su magra puntería no le dio chance de pelear el resultado.

La mejor parte de la victoria local llegó justamente allí, en el final. Cuando había logrado la distancia supo no rifarla. Movió el balón encontró en los rompimientos de Mariano Ceruti una pieza valiosa, porque el “bebo” estuvo errado desde el perímetro (0/4 en triples) pero le dieron las piernas para sacar ventajas en los rompimientos al canasto.

Con Ferreyra perdiendo demasiadas pelotas (9), Hopson contenido por Elías Saad, que daba el paso para su izquierda antes que Hopson pueda romper por derecha, con Glover ganándolo todo en el juego interior y con Quilmes improvisando mucho la posición del 4-5 ante la ausencia de Peralta, el juego llego a un final lógico. No hubo nada que discutir.

A falta de nada para que termine el partido Maffei y Castiñeira, pasados de revoluciones y en el fragor de la lucha se dijeron de todo. El papelón del insulto injustificado del entrenador al jugador rival contestado de la peor manera por Castiñeira que sacando patente de guapo invitaba a pelear a un hombre de 52 años que podría ser el padre. Una vez expulsados los dos, en el túnel Castiñeira zafó de la custodia policial y le tiró una trompada al entrenador visitante. En un juego que se declara sin visitantes para evitar la violencia, los protagonistas le ponen pimienta para que no nos olvidemos que estamos jugando una final. Luego nadie tiene la culpa. Como siempre.

Lo cierto es que el final no hizo más que condimentar la serie. Hubo un juego para cada uno y ahora la historia sigue en Mar del Plata con resultado difícil de pronosticar.

Síntesis
San Martín (C) (86): Julián Olmedo 9, Fabián Elías Saad 22, Sebastián Castiñeira 12, Fabián Ramírez Barrios 12 y Anthony Glover 10 (FI) Andrés Rodríguez 4, Ramiro Iglesias 2, Javier Abbadie 4, Mariano Ceruti 11, Maximiliano Saravia 0. DT: Ariel Rearte

Quilmes (75): Nicolás Ferreyra 19, Mac Hopson 16, Gregorio Eseverri 11, Pablo Espinoza 7 y Gino Pomare 11 (FI) Mario Sepúlveda 0, Ignacio Alessio 0, Dragan Capitanich 0, Maxi Iturrioz 6, Facundo Piñero 5. DT: Daniel Maffei.

Parciales: 19-23, 41-38, 63-59
Árbitros: Raúl Lorenzo – Héctor Wasinger y Diego Aguilar
Estadio: El Fortín Rojinegro

Crónica: Pablo Tosal
En Twitter @pablotosal
www.pickandroll.com.ar