Ingrese texto de busqueda

01/06/2011 01:05 | Argentinos en el Exterior

Playoffs

El Bilbao a un paso de la sorpresa

El conjunto del norte español venció al Real Madrid en el tercer partido de la serie de semifinal por 68 a 51 y de esta manera quedó a sólo una victoria de alcanzar las finales. Pablo Prigioni tuvo un juego muy flojo al igual que el resto de sus compañeros. Además, el Barcelona venció nuevamente al Caja Laboral y es finalista.
El Bilbao a un paso de la sorpresa

¡Espectacular Bizkaia Bilbao Basket! Esto no es un sueño, no, porque si algo exhibe este equipo es realidad, una dosis inmensa de realidad en cada partido de un Playoff en el que lo de hacer historia empieza a quedarse corto para los méritos del cuadro deKatsikaris.

Un 13-0 en el primer cuarto de la mano de Hervelle y Aaron Jackson le daría, ya para siempre, la iniciativa al conjunto local que fue llevado en volandas por un ambiente de locura en Miribilla, hasta su segunda victoria en la serie. Con un primer cuarto primoroso (22-13) y un segundo acto con desconexión ofensiva para ambos conjuntos (33-21), los bilbaínos se sintieron cerca del triunfo tras el tercer triple de Blums: 42-26 (min.26).

Sin embargo, un 4-13 del Real Madrid, con Sergio Rodríguez jugando a su mejor nivel, puso a los visitantes a cinco puntos (45-40) y amenazó con repetir la remontada vista el pasado domingo en la Caja Mágica. Nada más lejos de la realidad. El Bizkaia Bilbao Basket se quitó el miedo con otro 11-0 y convirtió el último periodo en una fiesta aderezada por triples en la que su afición pudo saborear un 2-1 que les pone a un solo paso de la gran Final ACB.

De la penumbra, como el fantasma que asusta, como en cualquier película de miedo que se precie, salían entre vitores los jugadores del Bizkaia Bilbao Basket. A dos pasos de la final antes del partido, con el infierno de Miribilla como aliado. El público en pie. Ovación antes de empezar y un sueño común, el del 2-1 en la serie. Lo conseguirían juntos.

Contagiados por esa euforia, no extraña que los bilbaínos se recuperasen del buen inicio del Real Madrid. Los de Molin, algo erráticos y precipitados, al menos le ponían una marcha más a su juego, apretaban en defensa y marcaban el ritmo, tras un coast-to-coast de Llull (6-7, min.5). Sin embargo, de la mano de Hervelle primero –qué nivel el suyo-, de Aaron Jackson a continuación y del aliento de toda una afición, el Bizkaia Bilbao Basket volvió a disfrazarse de super-héroe para sacar a su rival de la pista durante los siguientes dos minutos. Sería suficiente.

Aaron le devolvía, tras robo, el coast-to-coast a Sergio y, más tarde, se sentía malabarista, mago, juez y amo del partido con el balón en sus manos, para protagonizar una de las jugadas más bonitas vistas en este Playoff, con asistencia convertida en triple. En la siguiente jugada, era el propio Jackson el que se la jugaba desde más allá de 6,75. Dentro. 13-0 de parcial (19-6, min.7). Miribilla se venía abajo. El partido, por los aires. El rival, por los suelos.

La entrada de Sergio Rodríguez le daba algo de coherencia al juego blanco, con un 0-6 para el Real Madrid con el canario al mando de las operaciones. Katsikaris observó la situación, sacó aJosh Fisher a la pista y los madrileños se terminarían de apagar durante toda la primera parte. Un 2+1 del base dejaba el resultado en 22-13. Como en la Caja Mágica, el mensaje estaba mandado. Y el Real Madrid lo recibió muy pronto.

Quizás habría que borrar los primeros cinco minutos del segundo cuarto de un partido tan intenso. O tal vez no. Porque si bien el parcial fue pírrico (2-2), el tipo de juego de cada uno simbolizó el porqué del resultado global. El Bizkaia Bilbao Basket iba a por todas. Seguía corriendo, movía bien la bola, luchaba por cada rebote –Warren salvando la posesión en el aire, Mavroeidistirándose al suelo como si fuese la última posesión de su vida- pero, simplemente, no veía aro. El desacierto madridista tenía menos consuelo.

Sin alma, sin ideas, sin fe. Como en la primera parte de 48 horas antes en Madrid, en aquella nefasta puesta en escena que Suárez calificó como “desastre”. Mucho se había mentalizado el Real Madrid en no repetir un inicio igual, aunque tras el propósito de enmienda sólo había vacío en cuanto a argumentos de juego. Suárez, desangelado. Tomic, superado en todas las acciones de dos contra uno. Prigioni, sin brújula. El equipo, sin señales de vida.

La buena defensa blanca permitía que el Bizkaia Bilbao Basket no rompiese el partido (24-15, min.15), si bien el despertar ofensivo de Blums haría que el choque tomase un tinte calcado al del segundo asalto. Un par de triples consecutivos del letón disparaban al cuadro local en el luminoso y, con tres tiros libres más, los bilbaínos convertían su victoria en exhibición, doblando prácticamente al Real Madrid en el marcador: 33-17 (min.18). Tarde o temprano, el alma siempre se impone.

Solo un par de acciones positivas de los visitantes permitía que el parcial al descanso no fuese de escándalo: 33-21. Los 12 de ventaja se antojaban cortos para los méritos de los hombres de negro, que encandilaron por su intensidad y hambre en la primera mitad. El recuerdo del domingo aún pesaba. No siempre la historia tiene por qué repetirse.

Con 19 abajo, el Real apeló a la heroica en Madrid para apostar por la remontada. No le faltaron ingredientes. Una afición contagiada, un 11-0 de inicio y un rival temeroso. En Bilbao, el contexto era muy diferente. Mavroeidis se encargó de decirle a su oponente, en la primera jugada del cuarto, que de parcial de inicio ni hablar. El público le dejaba claro a los blancos que el ambiente sería justo el opuesto y el mensaje de la canasta, eterna juez, era el más cruel de todos: “No tienes el día”.

Con el Real Madrid errando tiro tras tiro –sólo 8 aciertos en sus primeros 30 intentos, entre el sempiterno Hervelle, el desaparecido Vasileiadis y el martilleante Blums, con su tercer triple, los bilbaínos recuperaron un cómodo colchón de 16 puntos (42-26, min.26). La victoria parecía en el bolsillo. Pero el Real Madrid siempre aparece.

Suárez se estrenó tras su gris primera parte con un triple y, a continuación, un destello de Llulltransformado en 2+1 dejaba la desventaja en 10. Y llegó Sergio Rodríguez. El base canario, el único que se salvó de la quema en el naufragio inicial, demostró que este era su día con una demostración de inspiración y confianza. 7 puntos consecutivos de Sergio, cuyo orgullo parecía herido, apretaban sin avisar el marcador: 45-40 (min.29).

Sin ruido, cuando peor pintaban las cosas y con un demoledor 3-14 de parcial en solo cuatro minutos, el Real Madrid se había metido en el partido. ¿Momento de venirse abajo? No para un Bizkaia BB que ya demostró en la Caja Mágica que, en el cuerpo a cuerpo de la batalla psicológica, tiene todas las de ganar. Cuando Banic, tras canasta y adicional en la última jugada del periodo, se retorcía en el suelo poseído de alegría y rabia (48-40), Miribilla lo tuvo claro. Este partido no se les escapaba.

Como ese ciclista pleno de confianza en sí mismo que, tras un mal momento, prefiere dejarse coger por el rival para volver a demarrar con más fuerza que nunca y dejar clavado a su perseguidor, el Bizkaia Bilbao Basket desquició al Real Madrid con otra enorme racha de inicio. Esta vez, era la escapada definitiva.

Banic volvía a darle 10 de ventaja a los suyos antes de que entre Aaron Jackson y Kostas Vasileiadis, con sendos triples, lograsen nuevamente una brecha que parecía un mundo (56-40, min.33). Otro parcial de escándalo (11-0), otra desconexión total de los blancos, otra fiesta en el pabellón bilbaíno.

El partido estaba roto. Y, en esos casos, el viento siempre sopla al favor del que más cree. El Bizkaia Bilbao Basket prolongó su idilio con el triple con otros dos encestes: uno de Mumbrú y otro de Vasileiadis, el cuarto seguido del equipo en este cuarto, para poner la máxima en el luminoso: 62-44 (min.35). De ahí al 68-51 final, más fallos de un Real Madrid absolutamente negado en el triple exhibición de carácter de un Banic que se erigió como el mejor del partido (20 de valoración) y locura, auténtica locura, en las gradas.

“¡Que bote Miribilla!”, cantaba con euforia una afición con mil y un argumentos para seguir anhelando dar un paso más. Su equipo, que cada día le tiene un poco menos de miedo a hacer historia -al fin y al cabo, la escribe tras cada paso-, pone el 2-1 en la serie y está a solo un partido de la gran final. La hipnosis continúa.

Fuente: ACB