Fernández: “Al sueño de la NBA no me lo quita nadie”

Aunque el teléfono no permita verle la cara de felicidad, eso se intuye en su voz. Y es lógico, porque viene de vivir uno de esos sacudones emocionales imborrables: a los 21 años, el riotercerense Juan Fernández fue parte del Concurso de Triples y del Juego de las Estrellas de la NCAA –incluidos en el Final Four del básquet universitario estadounidense– y ahora palpita su participación en un campus en el que habrá reclutadores de la NBA y de Europa.

De todos modos, si esas puertas no se abren, el base cordobés asegura que le gustaría jugar la Liga Nacional en 9 de Julio o en Atenas.

“Estoy más enfocado en mi futuro que en lo que fue mi carrera en la Universidad. Sin duda, fue una experiencia buenísima, que me ayudó no sólo como jugador, sino como persona”, describe luego de cerrar su cuarta temporada en la Universidad de Temple.

–¿Fue la experiencia que te imaginabas antes de partir?
–En muchos aspectos fue más de lo que esperaba. Obviamente, hubo momentos en que, perdiendo o estando lejos de casa, me resultó difícil, aunque eso también me hizo crecer. El básquet universitario es un mundo que en Argentina no se conoce mucho. Y acá es grosso. Cuando uno tiene la suerte de estar en un equipo que llegó a los playoffs nacionales en los cuatro años, te encontrás con que jugás por ESPN nacional o que la gente te reconoce en la calle. En ese sentido, fue más que lo que esperaba.

–Decías que estás con la cabeza en el futuro. ¿Qué cartas manejás?
–Todavía es muy temprano. Con mi papá (“el Lobito” Fernández) e Igor Crespo, mi representante, estamos analizando cuál es el mejor camino. Eso que experimenté con el Juego de las Estrellas (fue subcampeón del Torneo de Triples) ayuda a mostrarme un poquito. En dos semanas tengo un campus en Virginia, con jugadores universitarios que están, como yo, tratando de mostrarse ante los scouts (reclutadores) no sólo de la NBA, sino de Europa. Si no, mi idea siempre fue jugar en alguna buena Liga profesional y no descarto nada: puede ser Argentina, Europa o cualquier otro lado.

–¿Qué dice la ambición más racional y por dónde pasa el corazón?
–Hay muchos lugares que me tiran. Poder entrenar en campus con scouts NBA es algo que me entusiasma muchísimo: vine a la Universidad sin siquiera la idea de hablar de la NBA, pero con la invitación a este campus y por cómo se dio mi carrera, al sueño no me lo quita nadie. Quiero ver dónde estoy parado en Estados Unidos. Y si no, me encantaría jugar la Liga en Argentina.

–¿Cómo es la modalidad del campus?
–Son campus de dos o tres días y enfrentás a los mejores del país. Y eso, como dicen acá, te puede hacer subir o bajar tus acciones. Los jugadores que van a estar en el draft de la NBA no van a estos campus: van quienes están tratando de mostrarse, como yo. Ojalá que el valor que tenga, sea cual sea, pueda subir.

–Estar en el Concurso de Triples y en el Juego, ¿alimenta tus sensaciones positivas?
–Sí, fue la mejor manera de terminar mi carrera universitaria. En los tres años anteriores, lo había seguido por la tele, pero por más que yo se lo cuente a cualquiera, no te das cuenta hasta que estás ahí, con casi 70 mil personas viendo un partido de básquet. Estuvo bárbaro. Mi mamá tenía planeado venir y mi papá, como Atenas perdió en playoffs, se sumó a último momento. A ellos, se les cae la baba cada vez que pueden viajar y vernos jugar a mí y a mi hermano (Gustavo, es figura mundial en el tenis adaptado en silla de ruedas).

–En caso de que no se dé lo del campus y aparezca una oferta de Liga. ¿Te gustaría una oportunidad en 9 de Julio o en Atenas?
–Si volviera a Argentina, mis prioridades serían 9 de Julio o Atenas. O el equipo donde esté mi viejo.

–¿Te tira más 9 de Julio, por ser de tu ciudad, o Atenas, por toda su historia?
–Por ser la ciudad en la que me crié, y por ser el último equipo en el que jugué en Argentina, me parece que 9 de Julio me tira más. Mi corazón está en Río Tercero.

–¿Qué expectativas tenés con la selección? ¿Creés que tenés chances para Londres?
–Siempre hay ganas de tener una chance. Espero que este sea un año en el que aunque sea pueda mostrar lo que puedo hacer. Tengo todas las ilusiones y estaré esperando ansioso. Me siento preparado y con muchísimas ganas.

Mundo D.