Otra gesta de los Tigres de Sunchales

Se abrazaron en el banco de suplentes y en la cancha. Ese abrazo con sabor a campeonato. ¿Y por qué no? Libertad juega su propio campeonato, tal vez no el de consagrarse en la final como objetivo primordial (seguramente querido) sino de superar día a día los problemas que enfrenta. Primero perder la localía en 4tos de final, perder a Battle, recuperar la localía en Comodoro ganando y finalmente cerrando la serie de visitante. Ahora otra prueba más de superación. Sacarse los temores de encima y jugarle de igual a igual con un equipo diezmado nada menos que a Peñarol en su casa.

Sin Battle, sin Saglietti, con inteligencia táctica, con una ejecución que no fue una maravilla pero si fue eficiente. Sobre todo en Alejandro Alloatti, factor vital para la victoria de Libertad anoche en el Polideportivo y quien al final del juego regaló la frase justa a los micrófonos de Pick and roll radio: “De tanto enfrentarlo a Peñarol aprendimos a respetarlos, pero no a temerles”. Anoche se notó como nunca la imposición anímica de la visita para ganar de visitante.

Por su parte, costará volver a ver una imagen así de Peñarol. Fue dominado en casi todo el desarrollo y no tuvo, como tantas veces, una figura (o algunas) que lo sacará del problema. Sin respuestas individuales, lento en la ejecución, se entregó a lo que el rival propuso. Corrió de atrás y aún jugando mal tuvo sobre el final una oportunidad de quedarse con el partido con los dos tiros finales que no entraron.

Pintaba para baile. Era 7-0, el juego recién comenzaba y Peñarol lo gobernaba todo. Fabio Demti se vio tentado a pedir minuto pero dejó un ataque más, llegó un triple de Treise, un recupero y un libre más (7-4). Ahí sofocó el primer problema Libertad y mostró en el inicio mismo del partido que no tendría inconvenientes en plantarse de igual a igual al bicampeón.

La estrategia era simple. Sin referencia en la pintura donde pasar el balón para jugar, Libertad jugó de frente al canasto en el 99% de sus ofensivas. Peñarol lo sabía, pero no lo pudo frenar. Treise y Pittman se encargaban de alimentar la ofensiva que dependía exclusivamente de su perímetro. En cambio Peñarol tenía más repartida la torta. Contaba con un picante Kyle Lamonte, que metía de lejos y de cerca y usaba a Martín Leiva en el poste bajo.

Con distancia de 22-16, Demti finalmente pidió minuto cuando restaban 2:25 para que termine el primer cuarto. La zona que implementó Libertad sobre el cierre del segmento recibió 0/3 en triples y un doble de Benítez y otro de Pittman achicaron la brecha (22-20).

La mejoría de Libertad continuó y tuvo factores propios y externos. Por un lado Jonatan Treise se despechó con un unipersonal para el “estrella de mar”. Vulneró la defensa de Campazzo y le hizo goles de todas las formas hasta llegar a 20 en el primer tiempo. Por otro lado, Pittman seguía encendido, esta vez sacando diferencias sobre Safar. Precisamente el “turco” entró para frenarlo en reemplazo de Lamonte.

La apuesta a Sergio Hernández no le salió bien. Lo mandó a Safar para encargarse de Pittman, no lo logró y perdió el gol que Lamonte le estaba aportando.

Así Peñarol tenía a Leiva rodeado en la zona, incómodo y forzando situaciones, nulo rompimiento al canasto y un juego perimetral que dependía del tiro abierto con bajos porcentajes (2/8). Lentamente Peñarol se deshilachó hasta desdibujarse por completo. Con Campazzo dominado y Leo Gutiérrez errático, solo Marcos Mata estaba en positivo.

Libertad a medida que corrían los minutos se fue sintiendo cada vez mejor. Entró en la confianza de creer “es posible” y fue por su objetivo con decisión. El problema era el nulo peso de su juego interior (8 pts en el primer tiempo entre Alloatti, Calvi y Benítez). Al menos una buena noticia era empatar los rebotes en 22 al término del primer tiempo. En líneas generales la receta estaba saliendo bien, más allá del triple de mitad de cancha de Mata para darle la ventaja a Peñarol 44-43, Libertad sabía que los aspectos fundamentales del juego los tenía a su favor.

En el tercer cuarto la tendencia del dominio de la visita se acentuó. El “Oveja” Hernández cuidó a Leo Gutiérrez con tres faltas en el banco y sin la presencia de su líder Peñarol trató de volver a la receta del rompimiento de Lamonte y la presencia de Leiva. Pero lo hizo con intermitencias, ante una defensa bien plantada y que cuidó bien su propio rebote.

El conjunto de Sunchales apoyado en Pittman, los tiros abiertos de Fernández Chávez y la fuerza de Graves tuvo como destacado un actor de reparto que se hizo protagonista: Alejandro Alloatti. Su presencia desnudó una carencia total de bloqueo en Peñarol, aprovechó enormes agujeros en la defensa de bloque y sólo en el segundo tiempo anotó 8 puntos de rebote ofensivo. Era la apuesta de Demti: Alloatti no se puede disfrazar de Battle, no puede jugar Libertad desde su poste bajo, pero yendo a la pesca, a la recarga del rebote ofensivo, Alloatti utilizó su excelente ubicación y buenos recursos para resolver de frente al canasto.

Para el segmento final volvió Leo Gutiérrez pero entonces Libertad ya estaba gigante desde la actitud y convencido que podía ganar. No había forma que no creyera en la posibilidad, sobre todo ante un rival que se mostraba por debajo de su nivel. Campazzo perdió tres balones seguidos en el tercer cuarto, su relevo Ibarra, tampoco fue solución, el banco de suplente no sumaba y los tiros de tres no entraban.

Con ese panorama Libertad sacó 6 puntos (66-72) que rápidamente el local descontó con doble de Campazzo y triple de Safar (71-72) pero fue dicho: Libertad estaba convencido de ganar y no desaprovechó el momento. Después de errar casi todo lo que tiró Will Graves embocó un triple y apareció con los libres para volver a recuperar la diferencia (71-77 a falta de 4:00).

Los tramos finales fueron a pura adrenalina. Pero no hubo discusiones, Peñarol chocó contra un equipo muy sólido, que tuvo al mejor jugador de la cancha y además se frustró en sus propias limitaciones de tirar 6/12 en libres y 3/10 en triples en el último cuarto.

Con la experiencia de la remontada heroica del Super 8 de esta temporada sobre el mismo rival, Peñarol buscó rememorar esa gesta, pero este Libertad esta más maduro y conservó la calma a pesar de perder a Treise por 5 faltas (no convirtió puntos en la segunda mitad) y aunque Campazzo tuvo el triple para empatar la justicia cayó del lado del que mejor jugó.

De manera inobjetable y por una diferencia mayor a lo que el tablero indica Libertad se quedó con el primer juego de la serie, sobreponiéndose a todas sus limitaciones y dando vuelta la localía de la serie para definir en Sunchales.

Síntesis
Peñarol (83): Facundo Campazzo 15, Kyle Lamonte 15, Marcos Mata 17, Leo Gutiérrez 10 y Martín Leiva 14 (FI); Franco Giorgetti 0, Selem Safar 6, Pablo Barrios 5 y Matías Ibarra 1. DT: Sergio Hernández.

Libertad (86): Jonatan Treise 20, Josh Pittman 20, Will Graves 13, Fernando Calvi 4 y Alejandro Alloatti 20 (FI); Jorge Benítez 2, Juan Fernández Chavez 6 y Sebastián Ginóbili 1. DT: Fabio Demti.

Parciales: 22-20, 44-43 y 60-63.
Árbitros: Daniel Rodrigo, Alejandro Ramallo y Javier Mendoza.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)
Crónica: Pablo Tosal
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