Con lujos defendió su invicto

Actitud y mentalidad ganadora: presente. Sacrificio y entrega: presente. Peñarol siempre entrega estos ítems en cada presentación que lo han hecho un equipo no invencible pero si el más ganador de los últimos tiempos. Anoche en el Polideportivo le agregó algo que no siempre puede: lujo, acciones vistosas, el disfrute de poder dominar por completo al rival incluso desde los psicológico.

Para Lanús fue todo lo contrario. Debe hacer mucho tiempo que el equipo de Santander no sufre un juego como le pasó anoche con Peñarol. No le salió nada, no pudo hacer nada. Se fue de eje, se desconoció a si mismo. Perdió el control, la brújula... el partido.

El comienzo fue muy de pizarrón. Los dos equipos buscaron ser prolijos y atacar mediante el plan de juego. Ese pequeño round de estudio le favoreció a Peñarol que tuvo una mejor cobertura con su defensa.

El sacrificio de Mata, con el tándem Leo Gutiérrez y Martín Leiva tuvieron una gran cobertura del juego interior. Cuando Lanús movió la bola por el perímetro apareció Campazzo con los recuperos y Lanús se terminó de trabar.

Recién habían corrido 5 minutos y Santander pidió tiempo muerto (10-6) porque veía que su equipo no estaba bien. Esa sensación inicial del técnico visitante fue inequívoca, porque desde ahí Peñarol siguió edificando su triunfo con una solidez notable.

Más allá de no estar Selem Safar y perder un hombre importante en la rotación el local no escatimó esfuerzo defensivo y Sergio Hernández entendió que su quinteto inicial lo estaba haciendo muy bien, por eso recién metió el primer cambio a los 13 minutos de juego. Es decir recién en el segundo cuarto y cuando ganaba su equipo 29-16.

La defensa de Peñarol fue tan buena cerrándose sobre Battle que el pivote de Lanús perdió 5 pelotas y su equipo 9 en total. Hubo 6 recuperos de Peñarol y esa diferencia de se trasladó a más cantidad de posesiones y encima con velocidad. Por eso de contraataque pudo dañar a su rival. El guarismo final del primer cuarto 21-16 no mostraba la enorme diferencia de juego que había en la cancha.

De todos modos rápidamente el tanteador le daría la mano al desarrollo y sería reflejo de lo que estaba pasando en la cancha. Peñarol tomó 13 de luz (29-16) cuando Santander otra vez paró el partido. Después del minuto la visita se acomodó en una defensa zonal 2-3 para cortarle el ritmo ofensivo a Peñarol, especulando con algún contraataque que le permita no forzar tanto sus ofensivas.

Una parte de la receta le salió bien. Peñarol lanzó 2/9 en triples contra la zona pero tuvo 3 rebotes ofensivos, la posibilidad de meter 6 dobles merced a su defensa que siguió robando balones para el contraataque.

El problema de Lanús fue la ofensiva. Allí tuvo una perfomance para el olvido. Producto de las dos circunstancias de siempre cuando hay distancias muy grandes:

1) posiblemente haya sido el mejor partido de Peñarol en la temporada

2) Lanús erró hasta los tiros que no estaban contestado por la defensa, incluso los tiros libres.

Santander probó todas las variantes que pudo. Buscó en alguna individualidad la mano caliente que lo saque del problema y no la encontró. Buscó en un terceto bajo del perímetro con Schattmann de alero. Tampoco. Buscó los rompimientos de Boccia, jugaron para Martina (floja noche a pesar de los puntos del final). Lanús estaba trabajo, y cuando no es la noche, no hay nada para hacer.

Peñarol abrió la brecha a los 20 puntos (40-20) en un primer tiempo desproporcionado. Finalmente terminó en 43-25 para el descanso largo.

En el tercer cuarto volvieron los titulares en Peñarol con el mismo hambre que el minuto cero. No hubo un momento de relax en el local. La voracidad defensiva fue el contraste de lo que pasó con Deportes Castro, Hebraica Macabi y el primer tiempo con Flamengo en la Liga Sudamericana.

Y cuando Peñarol está encendido lo único que no debe hacer el rival es perder el eje, el control mental de seguir jugando, porque el conjunto de Sergio Hernández está entrenado para hacer de eso un baile memorable.

Lanús se detuvo en el tercer cuarto a discutirle a los árbitros un par cobros, como si la diferencia del partido dependiera de eso. Santander protestó vehementemente una falta de Teague que los árbitros dieron común y debió ser antideportiva. Tenía razón Santander. Con su equipo perdiendo por 20 no ayudó mucho, por eso hago mención al control mental.

Al cierre del tercer cuarto Peñarol sacó un repertorio de lujos que no usa casi nunca. Pases de faja para las asistencias, 8 o 9 pases de balones perimetrales para un corte y volcada o bandeja fácil. Lanús estaba desesperado y le facilitaba la tarea a Peñarol que se sabe como aprovecharlo. La distancia se abrió a 30 puntos (69-39) y parecía no tener techo.

En el tramo final el “Oveja” metió un mix de titulares y suplente que lentamente fue llevando al lado de la rotación completa. Lo mismo Santander que entendió que no era la noche ni para enojarse ni para buscar la remontada heroica. Así los últimos 10 minutos siguieron como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

Entraron los juveniles y el partido se terminó de decorar. La mejor producción de Peñarol para encadenar la victoria número 12 en fila. Lo sufrió Lanús.

Síntesis
Peñarol (84): Facundo Campazzo 17, David Teague 15, Marcos Mata 6, Leonardo Gutiérrez 18 y Martín Leiva 15 (FI) Thomas Terrell 8, Matías Ibarra 4, Lisandro Rasio 2, Fernando Podestá 0, Santiago Giorgetti 0 y Pablo Alderete 0 DT: Sergio Hernández

Lanús (65): Nicolás Laprovíttola 4, Patricio Prato 0, Adrián Boccia 8, William McFarlan 10 y Robert Battle 4 (FI) Leonel Schattmann 5, Facundo Giorgi 9, Fernando Martina 13, Lucas Pérez 6, Shawn Anderson 4, Marcelo Rodríguez 2, Guido Mariani 0 DT: Silvio Rodríguez.

Parciales: 21-16, 43-25 y 61-41
Árbitros: Estevez y Alanis
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”

Foto: Gentileza Francisco Méndes - Diario El atlántico.

Pablo Tosal
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