Con el tanque de reserva

Los bahienses marcaron rápidas diferencias con una defensa muy al estilo Peñarol. Es decir tomando el riesgo de cambiar en todas las cortinas sin importar los emparejamientos, para no darle a Peñarol la ventaja de los espacios.

Así quedaron emparejados Blanchard con Campazzo (por ejemplo) pero con la idea siempre de estar pegados a sus marcadores, no darles espacios, y la receta salió bien. El “milrayitas” cometió un doble error inicial: salir tibio atrás y adelante. Especulando que podría meter el balón como siempre y “testeando” la noche de Estudiantes. Y le salió mal.

Porque el equipo bahiense tomó cada pelota con mucha inteligencia, jugando con energía y concentración todo el primer segmento del juego. Por eso con un par de triples (Ferrini y dos de Blanchard) tomó rápidas distancias 4-17 en 5 minutos.

La dinámica de Faggiano, las apariciones de Williams y las estocadas de Juan Manuel Torres. Estudiantes jugó un primer cuarto de ensueño. La máxima llegó a ser de 16 (6-22 con 3:43 por jugarse) cuando Sergio Hernández pidió minuto. El reto surtió efecto porque desde allí Peñarol no paró de crecer. Cerró el cuarto con un parcial 12-6 y abajo 18-28.

En el segundo cuarto, obligado por las circunstancias de rotación Peñarol sentó a Martín Leiva y estuvo 3 minutos en zona. Estudiantes ya no encontró tantos espacios en la pintura y perdió el buen juego de pases que traía. Se fue desinflando de apoco. La marca en Peñarol mejoró, la zona le sirvió para cortarle el ritmo al rival, pero Estudiantes también careció de líder en el momento que el equipo comenzó a flaquear.

Cuando reingresó Leiva, Peñarol volvió a la marcación individual pero ya estaba mucho mejor su defensa. Se extendía todo el campo, proponía más para forzar que el Albo juegue incómodo. Era más parecido este Peñarol al de siempre que el que había comenzado tibio el partido. Leo Gutiérrez fue despertando lentamente (como su equipo) en el juego y sus dos triples en el cierre del cuarto fueron importantes para que el local gane el segmento 18-15 y achique un poco al cierre del primer tiempo 36-43.

En el comienzo del tercer parcial Sergio Hernández mandó una defensa zonal nuevamente evaluando que había rendido frutos, pero sin descartar el permanente desgaste al que se ve sometido Peñarol. Otra vez jugó solo con siete jugadores (rotación de Safar y Rasio desde el banco) y el desgaste por lo general le juega una mala pasada en el segundo tiempo.

Pero esta vez no ocurrió. Peñarol jugó una gran segunda mitad defensiva sin poder dar lo mejor en ataque. El partido cayó en nivel porque Estudiantes también pelea contra sí mismo.

Coleffi sabe que su equipo hace lo que puede y no lo que quiere. No tiene líder dentro de la cancha. Hace un gran esfuerzo por no caer en la anarquía y casi nunca junta a los tres extranjeros en el campo. Rota con lo que tiene pero no hay quien saque la cara en ofensiva por el resto cuando el juego decae. Sin Rivero no hay tirador natural, sin Pepe Sánchez no hay líder, y los extranjeros asumen lo que el juego les da. Son equipistas, solidarios y defienden, pero van hasta donde pueden.

Por eso Peñarol logró con poco, armar una victoria. Porque se serenó, jugó definitivamente mejor Campazzo en el segundo tiempo y Leo Gutiérrez mostró lo mejor de su repertorio en una noche donde casi nadie lo acompañó.

Párrafo especial para Leo: en lo particular escribí mucho sobre él pero es menester dedicarle unas líneas. El nueve veces campeón de la Liga, a mi criterio el mejor jugador de la historia de la LNB no para de sacar diferencias cuando se lo propone. Aún hoy, sumando más de 33 minutos de promedio. Lo marcan con altos, bajos, cambios, contestan la mano de tiro, le dan el paso, la defensa hace todo de manual. Es scouteado hasta el hartazgo pero él siempre cumple y en este momento, después de haber empezado muy mal la liga, es responsable directo de lo bueno que le sucede al equipo.

Cuando llegó el último cuarto David Teague mostró un poco de lo mucho que puede dar y atacó con decisión el aro rival sacando ventajas. La rotación del balón le permitió a Peñarol sacar tiros ventajas, faltas y viajar a la línea de libres donde cerró el juego con 9/11 después de haber errado muchos durante el resto del partido.

Ofensivamente fue un partido pobre por parte de los dos. Fue correcto Bahía para defender y lo hizo un poco mejor Peñarol. Estudiantes careció incluso del entusiasmo y la picardía que debería tener todo equipo que quiere ganar en Mar del Plata. No se animó a tirar, a romper un poco su propio esquema. Hasta me animaría a decir que una derrota por poco, también le quedaba cómodo.

No será de esos partidos que pasen a la historia y más bien quedará en el olvido pero el valor de la victoria a Peñarol le sienta como si fuera una final, porque en el regreso al polideportivo y después de todo el trajín y las ausencias, ganar es un “cura todo”.

Síntesis
Peñarol (82): Facundo Campazzo 17, David Teague 12, Marcos Mata 8, Leonardo Gutiérrez 23 y Martín Leiva 12 (FI) Selem Safar 2, Lisandro Rasio 8. DT: Sergio Hernández.

Bahía Blanca Estudiantes (76): Lucas Faggiano 10, Jason Williams 12, Federico Ferrini 9, Lavell Blanchard 21, y Juan Manuel Torres 9 (FI) Víctor Baldo 4, Mauro Mierez 0 y Ervin Nailon 11. DT: Pablo Coleffi

Parciales: 18-28, 36-43 y 59-57
Árbitros: Roberto Smith y Oscar Martinetto
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”

Foto: Majo Gil (@MajoPick / mjgil@pickandroll.net)

Pablo Tosal
@pablotosal
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