Ser el uno no se declama, se ejerce

Tengo que contar esta primera parte de la crónica en primera persona del singular. El jugador más determinante de la historia de la liga nacional no detiene el mito. Anoche, cuando su equipo naufragaba en la incertidumbre (porque Peñarol muchas veces se encuentra a la deriva) reafirmé que Leo Gutiérrez juega con dos corazones.

Ese debe ser su secreto, tener dos corazones. O uno muuuuuy grande. Porque hinchas y periodistas también hablamos mucho de los jugadores “pecho frío” pero nunca rescatamos a los jugadores “pecho caliente”. Y Leo es el jugador más “pecho caliente” que vi en mi vida. Lo suyo contagia, levanta al grupo, a la gente, a la creencia en sí mismo y “apichona” al rival, lo desgasta mentalmente.

Si el básquet se tratara solamente de gente que mete dobles y triples entonces no sería el deporte que amo. Este “escolazo” es mucho más eso. No es tan sencillo como solo decir: xx puntos y xx rebotes.

Anoche Leo Gutiérrez metió 10 puntos en el primer tiempo. Normal, ni bien ni mal. En el tercer cuarto abrió su secuencia con tres triples errados más un doble también fallado. En un partido que se volvió cuesta arriba eso sería un indicativo para arruinar la cabeza de cualquier jugador, pero no para él, que renació de su errores y tomó las pelotas más pesadas, más difíciles y comprometidas del equipo para transformarlas en doble, gritos de desahogo y chance de victoria.

El equipo que hizo historia con su tri-campeonato tiene a su As, a su número Uno en plena vigencia. Y quien quiere destronar al Rey deberá tener más que buenas intenciones.

Y creo firmemente que Quimsa es un equipo lleno de buenas intenciones pero le falta demostrar que tiene el hambre necesaria para ser el mejor equipo, el que es capaz de destronar a Peñarol en un Play Offs. Acaso el jugador más “Pecho Caliente” que tiene es Jimmy Baxter.

El alero extranjero tomó 3 tiros al canasto en todo el primer tiempo (1/3 en triples). Cuando se cansó de los sistemas, del juego y de los caminos señalados, con Mojica de base, jugó a la “carga barracas”, fue con orgullo y personalidad y metió 14 puntos seguidos para levantarle de un cachetazo la moral a su equipo. Jugadores buenos hay muchos, pero jugadores distintos hay pocos.

Se sumaron los diez mejores minutos de Diego Lo Grippo de la temporada para que con solo dos jugadores Quimsa en el último cuarto pusiera en aprietos a todo Peñarol. El local estaba sin respuestas individuales y sin ideas colectivas. Pero Peñarol tiene a Leo Gutiérrez. Y eso dice todo.

Aclarado el prefacio, ahora si, la crónica:

El primer cuarto fue pura paridad. Emoción de un partido que picó muy arriba y que luego se caería. Primero Peñarol lastimó con goles repartidos en todas las manos y excelente uso del pick por el eje. Además condicionado por la nula puntería del perímetro (0/5 en triples) debió trabajar horas extras en el juego interior.

Quimsa se apoyó en los goles de Lo Grippo de frente o del costado del canasto, por arriba de la marca, unas buenas mandadas al aro de Mojica y un triple de Baxter. De 15-9 Quimsa cerró ganando por uno 18-19 el primer cuarto con parcial 3-10.

En el segundo cuarto la defensa de Peñarol se hizo presente en el partido. La Fusión jamás abandonó la lucha. El partido se hizo un duelo de defensas donde Peñarol sacó ventajas por peso propio. Lata Ibarra tuvo un muy buen ingreso al play offs para meter dos triples seguidos que marcaron la primera diferencia y una buena marca de Cantero.

Juan Pablo Cantero, de poco uso por Fabio Demti entró al juego con un triple pero luego se fue apagando lentamente. Los dos triples de Ibarra fueron seguidos por un doble y un triple de Leo para marcar los 11 de diferencia del primer tiempo (38-27). Quimsa apenas anotó 9 puntos en el segmento con 2/8 en triples y 2/9 en dobles. Anárquico, sin juego de equipo, forzando todo en ataque, al menos nunca perdió su sentido de lucha.

Para el tercer cuarto Peñarol intentó un par de escapadas para definir el juego pero no había caso. Las defensas habían estudiado muy bien los libretos. Peñarol quiso una y otra vez dar el golpe de K.O. pero falló en la puntada final. Tiró 1/9 en triples en el segmento y apenas hizo 16 puntos. Quimsa jugó a contener el rebote, no permitir que Leiva dañe en el juego interior pero ofensivamente erró todo (0/3 en triples y 2/8 en dobles). El parcial terminó 16-12 y Peñarol entró 54-39 al último cuarto.

Como los internos Tintorelli y Williams se cargaron con 4 faltas cada uno Fabio Demti abrió el segmento final con una formación de emergencia: Mojica, Villares, Baxter, Vega y Lo Grippo.

Aquí se deben puntualizar algunos hechos salientes para entender el juego. Lo de Lo Grippo fue descomunal. Se vio lo mejor del rosarino en la liga. Se bancó en defensa como pivote a Lucas Tischer primero y a Leiva después. Y lo hizo bien. Como rejuvenecido, además utilizó una ofensiva de “cinco abiertos” para crear espacios y armarse sus propios tiros.

Peñarol cayó en la trampa y se confundió. Baxter calentó la mano y en un ratito mientras la defensa de Peñarol se preguntaba que estaba pasando los lastimó de adentro y de afuera. Metió 3 triples, un doble y un doble con falta para lograr el imposible: Quimsa al frente 62-64 a falta de dos minutos. A todo esto, Sergio Hernández jamás paró el juego con un minuto confiando en una reacción que nunca llegó de su equipo. Cambió piezas pero nunca frenó el juego.

Las alarmas se encendieron en el poli. Pero ante un partido parejo ya se sabe que el partido se lo lleva el que hace mejor las cosas, o vale decir, el que menos se equivoca. Y Quimsa se equivocó. Con una ofensiva de espacios, por tener a Vega abierto como Ala pivote y Lo Grippo abierto como pivote, Mojica jugó un uno contra uno con Campazzo de espaladas al aro con ayuda de Leiva de fondo. Innecesario, dejó el tiro muy corto cuando Quimsa estaba sacando diferencias jugando de frente al aro.

Luego Mojica completó una secuencia de terror con una falta a Leo Gutiérrez colgándose del hombre posterior al pitazo del árbitro. Es decir, le cometió falta, sancionada, y luego antideportiva. El tablero decía 65-64 y le dio a Peñarol 4 tiros libres y reposición a Peñarol, además que le bajaron la 4ta y 5ta falta por esto a Mojica.

Leo metió 3 de cuatro libres (68-64) y no aprovecharon la reposición. En la siguiente bola Jimmy Baxter jugó un triple a todo o nada y fue nada. Pegó en el borde posterior del aro, en el borde interior y salió. La pelota hizo como un flipper y el rebote lo bajó Peñarol. Eso fue sentencia de juego. Luego el partido lo cierran con los libres y un triple agónico de Lo Grippo.

De los 16 puntos que hizo Peñarol en el último cuarto 9 fueron de Leo Gutiérrez. De esa clase de conversiones que se gritan como un gol en fútbol en una final. Todos importantes, todo de sumo valor.

Leo Gutiérrez volvió a demostrar su influencia decisiva en un partido de alto voltaje y de post temporada. Donde aparecen los jugadores de verdad que marcan diferencias. Quimsa no estuvo lejos, hizo todo lo que podía pero se chocó con el uno. Y eso es todo.

Síntesis
Peñarol (70): Facundo Campazzo 10, David Teague 2, Marcos Mata 10, Leonardo Gutiérrez 24 y Martín Leiva 10 (FI) Selem Safar 6, Matías Ibarra 6, Lisandro Rasio 0, Lucas Tischer 0 y Franco Giorgetti 2. DT: Sergio Hernández.

Quimsa (67): Nicolás Aguirre 2, Javier Mojica 10, Jimmy Baxter 20, Diego Lo Grippo 18 y James Williams 5 (FI) Eduardo Villares 3, Sebastián Vega 6, Damian Tintorelli 0, Juan Pablo Cantero 3. DT: Fabio Demti.

Parciales: 18-19, 38-27 y 54-39
Árbitros: Alejandro Chitti y Fabricio Vito
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”

Foto: Majo Gil (@MajoPick / / mjgil@pickandroll.net)
Crónica: Pablo Tosal (@pablotosal)
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