Y un día Lanús se recibió de candidato

Se vio uno de los mejores partido del año en el polideportivo. A veces combinar el concepto “mejor” con “errores” es difícil. El juego estuvo plagado de errores, de los jugadores, de los entrenadores y de los árbitros. Pero también se vio dos equipos del más alto nivel anularse uno al otro, de sacarlo de su plan de juego y llevarlo a esos errores. Dos equipos con espíritu de lucha y un gran nivel de paridad. Y en el marco de todo eso, algunos jugadores destacados que brillaron con luz propia: fueron los casos de Campazzo y Mata por el local y Laprovíttola y Battle en la visita.

Lanús impuso ritmos de movida. Fue muy bueno el dispositivo inicial del conjunto visitante para ir cortando el juego asociado de Peñarol. Lo logró con eficacia todo el primer tiempo hasta reducirlo a un cúmulo de voluntades individuales. Fue la primera situación positiva que tuvo Lanús anoche en el poli: le ganó en el juego. Luego, tendría que ganar en el tanteador, donde habitualmente siempre le falta “20 guitas para el peso”.

Por eso debe haber sido una gran noticia para Santander que los primeros minutos llegaron con mucho gol. Incluso en los relevos. El entrenador de Lanús propuso un primer cuarto vertiginoso de cambios (entiendo que para cuidar de faltas a sus internos) y respondieron casi todos. Patricio Prato y William Mc Farlan, desaparecidos en el juego 1 y 2 se hicieron presentes en la serie. Lanús cerró el primer cuarto con 8/11 en dobles y 1/3 en triples.

Por su parte Peñarol fue más ortodoxo. Siempre quiere ser Peñarol, porque su identidad es conocida, cuando no puede con juego muy rápidamente pasa el “modo individual” para que alguno salve al equipo. Campazzo fue el que tiró del carro, pero cada vez que quiso poner la bola abajo en la pintura Lanús le anticipó la jugada. Cuando busco el uno contra uno, lo hizo mal. Terminó con 4/10 en dobles y 1/3 en triples y en verdad la distancia de 5 (16-21) era negocio.

Para el segundo cuarto el “Granate” bajó la puntería extraordinaria del primer parcial (4/12 en dobles y 0/4 en triples) pero gozaba de rebotes ofensivos (5) que le daban de comer. El ingreso de Facundo Giorgi fue de suma importancia porque trajo defensa, actitud, rebotes, recuperos y dos puntos. Un revolucionario que cubrió muy bien el descanso de McFarlan e incluso la posición del alero.

Peñarol con Matías Ibarra de base tuvo dinámica, y aunque el “lata” abusó del pique, intentó hacer jugar al equipo. Como Lanús pasó a zona 2-3 Peñarol salió a tirarle y no le fue bien (2/8 en triples). El milrayitas cerró la primera mitad con un bajo 3/11 desde el perímetro ante un juego que lo pone verdaderamente incómodo.

La distancia con que cerró el primer tiempo no decía nada: 30-32. Acaso lo único que se vislumbraba es que en aciertos y desaciertos el partido era parejo con dominio en el juego de Lanús.

Para abrir el tercer cuarto Sergio Hernández se la jugó por una formación alternativa, pero en apenas 50 segundos la dio de baja. Es que el parcial 0-4 de Lanús encendió la alarma y regresaron rápido al campo Campazzo, Gutiérrez y Leiva. No había más tiempo de pruebas (30-36).

Allí pareció acomodarse mejor el local que por primera vez en la noche hizo pie en el partido. Fue cuando Peñarol se pareció a Peñarol. Campazzo entrando y saliendo de las defensas para generar espacios, Mata y Safar castigando con triples y apareció un Tischer (8 pts) dominante en el poste bajo. Aunque Leo Gutiérrez lució apagado toda la noche, el resto venía acomodando el partido con su defensa y la movilidad ofensiva.

El local ganó el tercer parcial 19-13 aprovechando que Lanús era inofensivo desde el perímetro (0/3 en el segmento y 1/10 hasta allí en total). Cuando le pasaban la bola a Battle el equipo producía pero sin rompimientos, sin tiro lejano, la ofensiva granate jugó por un rato a los autitos chocadores.

Para el cuarto final el regreso al campo de Giorgi trajo para Lanús otra vez grandes noticias, se despachó con 7 puntos casi seguidos mientras Laprovíttola se adueñaba de todo. Terminó de quedarse con el partido cuando Campazzo en un seguimiento a Battle le cobran la 5ta y definitiva falta. El pivote extranjero de la visita fue un león debajo de la tabla y quien generó todas las rotaciones defensivas de Peñarol por su sola presencia, terminó con una planilla de ensueño, pero más que eso, fue muy grande el desequilibrio que mostró. Sus compañeros comieron de lo que Battle generó.

Peñarol ganaba 53-48 a falta de 7:50 pero Lanús con Giorgi lo igualó en 53 a falta de 6:30. Desde allí hasta el final el juego se convirtió en duelo de aciertos y errores donde los dos se alternaron el marcador en cada posesión.

Como en el segundo punto de la serie, Laprovíttola fue clave sobre el cierre para manejar con aplomo los ritmos de juego. Es la primera serie semifinal que el joven base “granate” juega en su vida y lo que hizo en el polideportivo anoche lo recibió de grande. No se desesperó, jugó con el aro y el reloj de manera admirable. Lanús se apoyó en él como si se tratara de un base con experiencia, y en verdad no la tiene, pero su talento hizo el resto.

Para el tramo final Franco Giorgetti metió un doble largo (que pareció triple) que inclinó la balanza 63-61 para Peñarol. Enseguida Lanús la puso parda. En definitiva el juego se cerró 65 iguales (con una fantástica jugada de pick and roll entre Laprovíttola y Batle) para darle paso al suplementario.

La gente de Peñarol, que le metió un marco extraordinario al poli y mucho clima en las tribunas no le erraba cuando bajó sus decibeles al momento de saber que se venía un suplementario: era lógico. Campazzo y Tischer afuera por cinco faltas, Gutiérrez y Leiva cargados con cuatro. Battle Imparable y solo Boccia con 4 faltas en la vereda de enfrente. Todos se dieron cuenta que Peñarol había dejado escapar la gran oportunidad de cerrarlo en el tiempo regular.

Y en verdad Peñarol presentó batalla en el suplementario pero como esos boxeadores que están groguis y le tiran trompadas al aire. Lanús estaba agazapado como un león esperando que el local se cayera solo. Y se lo comió. Otra vez con la dupla Battle – Laprovíttola manejándolo todo.

Para cerrar el juego el milrayitas erró cinco libres y 1/5 en triples en el suplementario. Demasiadas ventajas contra un equipo que nunca perdió la fe y que jugó un partido táctico excelente. Peñarol no jugó bien (salvo por un pasaje del 3er cuarto). Lo perdió por problemas y miserias propias. De eso no caben dudas.

Aquí abrimos el apartado del tema arbitral que quedó flotando en la noche del poli. Como ya hemos dichos varias veces los árbitros no generan resultados, se equivocan como el resto de los protagonistas. El partido fue relativamente tranquilo en el primer tiempo. Esto es porque nunca puede ser tranquilo un juego entre Lanús y Peñarol donde el chequeo más liviano te saca moretones.

Pero en el segundo tiempo hubo una jugada clave que cambió la vida de un árbitro en especial. Robert Battle atacó la posición de Tischer, el pivote brasileño se corrió de la línea de empuje de Battle e inmediatamente el árbitro Ramallo cobro “caminata de Battle”. De frente a la jugada saltó el árbitro Juan José Fernández que había pitado la falta de Tischer sobre Battle. Los árbitros charlaron entre si y le dieron la derecha a Ramallo. El público local, recordando la rencilla que Fernández tuvo con Leo Gutiérrez bajaba de las plateas para insultarlos (No dirigía en Mar del Plata desde el 16 de septiembre del año pasado día del problema con Leo)

Aunque parezca extraño esa jugada lo sacó del partido a Fernández. Le quitó el foco sobre el juego y se desorientó. A tal punto que tomó protagonismo en momentos que no parecía falta alguna y dejaba pasar otras groseras. Los hinchas, los jugadores, los entrenadores, los periodistas, todos se acomodan a los cobros de los jueces, sin son permisivos o inflexibles. Pero no las dos al mismo tiempo. Jamás se podrán acomodar a un cobro de falta liviana por un no cobro de falta evidente. Eso desorienta a todos y enfurece a la gente. Ramallo y Tarifeño (de cobros más regulares) siguieron de atrás a Fernández y quedaron supeditados al descontrol.

Pocas veces me parece en una cancha que una protesta tiene sentido. Los entrenadores y los jugadores son en la mayoría de los casos mañosos y vivos, tratando de sacar permanente ventajas. Esta vez, como pocas, le di la razón a casi todas las quejas, de Lanús o de Peñarol.

Lo cierto fue que en suplementario Lanús lo aprovechó todo y con su dupla estelar de base y pivote se llevó el juego con total y absoluta justicia. Peñarol no tuvo nunca su dinámica ofensiva y mientras corrían los minutos se desilachó por completo extrañando los goles oportunos de Leo Gutiérrez que esta vez no llegaron.

No me equivoco si digo que fue la victoria más importante en la vida deportiva del básquetbol profesional de Lanús. En su historia en Liga Nacional quedará grabado cuando batió al tricampeón en su casa para ponerse match point a favor en una semifinal.

Síntesis:
Peñarol (64): Facundo Campazzo 18, David Teague 0, Marcos Mata 18, Leonardo Gutiérrez 6, Martín Leiva 5 (FI) , Selem Safar 6, Lucas Tischer 8, Matías Ibarra 8, Lisandro Rasio 2 y Franco Giorgetti 2. D.T: Sergio Hernández

Lanús (68): Nicolás Laprovíttola 24, Leonel Schattmann 2, Adrián Boccia 7, William Mc Farlam 12, Robert Battle 16 (FI), Facundo Giorgi 9, Patricio Pratto 7, Lucas Pérez 2, Fernando Martina 0. DT: Silvio Santander

Parciales: 16-21, 30-32, 49-45 y 65-65
Árbitros: Juan Fernández, Alejandro Ramallo y Sergio Tarifeño
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”

Foto: Majo Gil (@MajoPick / mjgil@pickandroll.net)
Crónica: Pablo Tosal (@pablotosal)
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