Historia de cambios

La ola se ha levantado y viaja hacia la arena de la orilla. Cuando llegue, el miércoles, se sabrá si tendrá la fuerza de un tsunami, o será sólo una ola grande. A diferencia de lo que ocurre en la naturaleza que (dentro de un corto período) es más predecible, no se sabe que pasará el miércoles en la reunión de la AdC. Solo se sabe que se acerca una ola de cambios.

Lo cierto es que los 16 equipos que hoy integran la Liga y el presidente de la AdC ya han manifestado su voluntad de cambiar actuales situaciones que padece la competencia. Se habla estrictamente de generar cambios y se discuten los cómo. Pero se habla de cambios. Es una avance inmenso para una instancia de mejoramiento.

No obstante la predicción del encuentro del miércoles se hace imposible por las condiciones política de los hechos que envuelven a la reunión. En la naturaleza de los clubes está “cambiar” pero los caminos que se proponen son el problema.

En el “discurso” no hay forma de no estar todos de acuerdo: mejorar los ingresos, hacer más atractiva liga desde la infraestructura y el espectáculo, ampliar la oferta televisiva, achicar gastos, regularizar contratos y las condiciones administrativa de los clubes para la competencia. Esto lo repiten todos.

En estos dos meses no fueron pocos los dirigentes y periodistas que para encontrar un marco de coherencia apelaron a restituir la historia de la Liga, a caminarla desde el costado más amable.

Por tal motivo... hablemos de historia.

La historia la escriben los que ganan

A George Orwell, escritor y periodista británico, se le atribuye la frase: “La historia la escriben los vencedores”

El hombre que ganó la 2da guerra Mundial, Winston Churchill, tenía claro que lo que decía Orwell era cierto, cuando el 4 de febrero de 1944, el primer ministro británico contó la opinión que tenía de sí mismo: “La historia será generosa conmigo, puesto que tengo la intención de escribirla”. En el año 1953 Churchill recibió el premio Nobel de literatura escribiendo, entre otras cosas, su propia visión de la Segunda Guerra Mundial.

La Liga Nacional de básquetbol esta contada desde el relato de los vencedores. Pero no de los que han perdido, se han caído y fueron desmantelados. Se podría argumentar que la historia del deporte tiene esa dinámica. Hay un sentido de supervivencia en las competencias deportivas (por eso atrae tanto el morbo de los que luchan por no descender) pero las implicancias de la derrota no deberían ser dejar de existir, deberían ser solo deportivas.

En la siguiente lista no tomaremos la totalidad de la historia de la Liga, solo el período 1992-2013. Es el mismo período que lleva Bazzi sentando en la presidencia de la AdC donde dejaron de existir en la competencia profesional de básquetbol:

GEPU (San Luis)
Olimpia (Venado Tuerto)
Santa Paula (Gálvez)
Regatas (San Nicolás)
Gimnasia y Esgrima (Pergamino)
Independiente (Neuquén)
Banco de Córdoba (Córdoba)
Deportivo Roca (Gral. Roca, Río Negro)
Independiente (Gral. Pico - La Pampa)
Andino (La Rioja)
Pico FC (Gral. Pico - La Pampa)
Valle Inferior (Viedma)
Luz y Fuerza (Posadas - Misiones)
Racing Club (Avellaneda)
Estudiantes (Olavarría)
Belgrano (San Nicolás)
Belgrano (Tucumán)
Gimnasia y Esgrima (La Plata)
Ben Hur (Rafaela)
Central Entrerriano (Gualeguaychú)
Conarpesa (Puerto Madryn)
River Plate (CABA)

También hay que agregar algunos casos especiales como Estudiantes (Bahía Blanca) que esta apoyado por una estructura privada (Bahía Basket) que gerencia el básquetbol, de lo contrario le sería imposible continuar y los casos de dos emblemáticos como Sport Club (Cañada de Gómez) hoy en TNA y Ferro Carril Oeste (hoy en Torneo Federal) que están resurgiendo lentamente después de tocar el piso.

¿Todos los que se fueron se llevaron gloria deportiva? Desde ya que no. Entonces se llevaron: ¿Mejoras en la infraestructura?¿Casas de reclutamiento?¿Colectivos propios?¿Estructura competitiva armada para el futuro?. La respuesta es tan contundente que duele leerla: No se llevaron más que deudas.

Esta lista de 25 instituciones que se fagocitó la Liga Nacional en 21 años es un dato que no se tiene en cuenta, porque la historia la escriben los que ganan. También podría ampliarse a los que llegaron al TNA y dejaron la actividad profesional, pero para esta nota se tomará en cuenta solo los de Liga “A”.

Esta historia de perdedores, clubes fundidos, dirigentes quebrados e instituciones que han hecho su mejor esfuerzo por participar y han desaparecido del mapa no suele recordarse a la hora de hablar de la competencia. Tarde o temprano alguien saldrá a resolverlo todo con la increíble frase “La liga es para lo que pueden y no para los que quieren”.

Queda la amarga sensación que siempre habrá clubes que estén dispuestos a entregarlo todo (literalmente) con el afán de competencia y ganar gloria deportiva. El ciclo de renovación de clubes no contempla un mejoramiento de instituciones, sino de nuevas víctimas que el sistema de la Liga se comerá hasta matarlo.

Defender la competencia

Por estos días de pasatiempos y zapping feroz, para una liga adulta, próxima a cumplir 30 años, no quedan dudas que la maquinaría implementada ha tenido su punto alto en el sistema deportivo. La competencia es hasta acá lo más saludable porque es entretenida, le da valor a los que salen campeón, energías a los que están en la mitad de tabla y dramatismo a los que están en el fondo.

Todos (hinchas, dirigentes, periodistas) hemos disfrutado de esta competencia, apasionante, equilibrada, dramática, con grandes jugadores y grandes equipos. En el deporte más hermoso del mundo, tenemos el privilegio de tener una liga que se ubica hoy en el Top 10 mundial.

La competencia no está en discusión (y no debería estarlo) pero si su sistema de disputa, su alcance, su conformación y fundamentalmente su impacto en la sociedad.

Vivir dentro de la Industria del entretenimiento no es fácil. El básquetbol profesional, también se enmarca dentro de ésta industria. Todo lo que se hace es para la gente, no para el jugador, ni para los técnicos, ni para los clubes que son el patrimonio de la industria. Pero la gente es la que no ha llegado masivamente a darse cuenta de lo que explicamos líneas arriba. Tenemos una competencia que es difícil de empardar y se abren dos preguntas:

La primera es ¿vale la pena tenerla? y la segunda es a consecuencia de la respuesta de la primera ¿a costa de qué?.

El punto del desarrollo de la competencia es entretenido porque en esta discusión se ha esta debatiendo el ambiente al grito de “no cierren los descensos que matan la competencia”.

¿Podría afectarse una competencia de casi 30 años donde han pasado miles de situaciones por quitar los descensos dos años? Es una práctica vieja y muy usual postergar cambios en virtud de imponer el miedo: “guarda que si tocamos esto se puede romper”. Como si cerrando dos años los descensos se termina la liga. La visión optimista podría decir “se puede mejorar la competencia”.

La competencia tiene una sola manera de resguardarse: que los clubes hagan fuertes erogaciones de dinero contratando buenos jugadores. Con 10 clubes que establezcan presupuestos altos tendremos una competencia de calidad. Y eso de acá a dos años esta garantizado.

También podríamos abrir una segunda mirada a una competencia de transición de dos años sin descensos:
1) los dirigentes no tienen presión de echar técnicos por equipos que pierden (del lote de abajo) los técnicos despedidos se reduciría a los que pelean por el campeonato y no les va bien.

2) los equipos juegan para ganar siempre y dentro de ese contexto los entrenadores tendrán más chances de equivocarse, probar y desarrollar una idea de juego, con la misma necesidad de ganar pero más tolerancia al error.

3) los juveniles que apenas si ven minutos en cancha podrán saltar a la cancha no solo a terminar un partido que el equipo gana o pierde por 30. Sigo estando de acuerdo que los juveniles buenos juegan siempre, pero hay sobradas muestras que son los entrenadores lo que no quieren ponerlo por las urgencias de los resultados.

En mi visión particular se vería mejor calidad de básquetbol por dos años seguidos. Después cuando los equipos sean 20 (como pretenden) y se abran nuevamente el descenso, todo volverá a como era entonces.

Patrimonio de la Humanidad

Se ha dicho que los jugadores son el patrimonio de los clubes, pero ya se sabe que ese patrimonio no dura más que el contrato, generalmente de una temporada, y a lo sumo dos. Más bien se podría decir que los jugadores son el patrimonio de la Liga. Aunque esto también sería incorrecto.

Es bueno recordar que ese “patrimonio” se fue por completo entre 1999 y 2003, cuando el país entró en quiebra y la crisis se llevó más de 300 jugadores profesionales a cualquier liga europea, tiempos donde incluso la 4ta categoría del básquetbol italiano parecía mejor que nuestra liga. Tiempos donde hubo muchos jugadores de Liga “B” (actual Torneo Federal) que tuvieron que subir de un salto a la Liga Nacional ante el vacío de jugadores. Hoy volvieron casi todos, los que hicieron una carrera brillante y de crecimiento profesional y los que solo escaparon buscando mejores contratos.

Los jugadores son patrimonio de ellos mismos, o el de básquetbol, o del público, o de la humanidad, pero no de los clubes ni de la Liga. Son el instrumento principal de esta Industria del entretenimiento y en tal sentido son los que se llevan la mayoría de las prebendas.

Los clubes podrían luchar por un contrato de extensión en 5 años por ejemplo. El problema surge en la aplicación de esa posibilidad bajo la siguiente pregunta ¿Qué jugador de 25 años que está en el mejor momento de su carrera le firma 5 años de contrato a un club de Liga?. Respuesta: ninguno.

Los jugadores que integran planteles que descienden no están implicados de modo alguno al descenso de su salario para la siguiente temporada. Por el contrario casi todos lo aumentan. De tal modo, los jugadores que logran llegar a instancias decisivas con sus equipos luchando por el título también aumentan sus condiciones salariales, en términos que no pueden estar previstos en un contrato de 5 años con el mismo club. En el mejor de los casos son dos años y si hubo sintonía, buena performance, cumplimiento de pagos y promesa de repetir un buen equipo, firman por dos años más.

El 6 de enero del año pasado Pick and Roll publicó una nota donde Sergio Hernández, el entrenador más exitoso de la historia de la liga decía: “Me cuesta creer que los clubes me paguen la plata que me pagan” http://www.pickandroll.com.ar/noticias/liga-nacional/00020485/. En dicha oportunidad la referencia de la nota era que el Oveja decía que le gustaría ver tanto Tuits en Twitter de la LNB como de la NBA y afirmó que “Obviamente no vamos a comparar la NBA con la Liga Nacional, está lejos de mi intentarlo, lo que yo decía es que si no se hubiese creado la Liga Nacional no estaríamos siquiera hablando de la NBA nosotros”.

Algunos párrafos de la nota no tienen desperdicio: “Indudablemente no estamos sabiendo mostrar el producto que tenemos, definitivamente no lo estamos sabiendo vender, no lo estamos sabiendo adornar, solamente mostramos el cinco contra cinco, lo único que importa es el resultado urgente del fin de semana, cada club piensa que la AdC le pone un pie encima cuando la AdC son ellos mismos. Y vos vez a los clubes quejándose y en realidad es como si se quejaran de ellos mismo. Es como que yo me quejara de porque mi casa anda tan mal, yo soy uno de los responsables de mi casa.”

“ A veces me cuesta creer que los dirigentes nos paguen a nosotros la plata que nos pagan. Sinceramente. Yo digo ¿Por qué? Sino la generamos, no se la devolvemos. Un club que mete 800 personas por partido, que hay muchos en esta liga, no genera el dinero que gano yo. Entonces Messi gana la fortuna que gana porque genera 10 veces más. Está bien que se lleve 100 millones de dólares, 200 o 300 porque lo genera. Muchas veces me pregunto eso: a cuanto lleva la pasión ¿no?.”

Este punto es clave: ¿cuánto debe cobrar un jugador en virtud de lo que produce y genera?. La Liga no genera, aunque algunos jugadores producen (deportivamente) y mucho, algunos otros no tanto, y otros... ni siquiera. La respuesta efectiva es simple: se paga porque se puede pagar. Lógico.

Y también se paga porque evidentemente los clubes la obtienen de algún lado, pero ¿para qué?. Allí es exactamente donde Sergio Hernández da en el clavo: “a cuanto lleva la pasión ¿no?.”

Mientras la Liga (industria del entretenimiento) este sostenida desde la pasión, accederemos a que creer que todo es posible, por ejemplo: que tenemos una liga competitiva y debemos defenderla como tal solo para que haya un promedio inferior a 800 personas por cancha, que el rating televisivo sea escandalosamente bajo, que no despierte interés en la población, que los grandes medios no se hagan eco cotidiano, que 25 clubes pasen y desaparezcan de la estructura en 21 años, que siga todo como está ahora porque siempre habrá clubes que puedan hacerlo, total, la liga es para los que pueden y no para los que quieren.

Pablo Tosal
@pablotosal
www.pickandroll.com.ar