Bajó la cortina. El campeón olímpico y de la NBA le comunicó su decisión a la dirigencia de Atenas de Córdoba, que aún mantenía una luz de esperanza por contarlo en su plantel para la próxima temporada. Se va un grande.
“Ponelo contundente: ya está, soy un ex jugador”. Así, sin vueltas, sin segundas lecturas, sin luces ni micrófonos, Fabricio Oberto le bajó el telón a una actividad que, según él mismo reconoció, lo metió en una “burbuja” de la que ahora debe aprender a salir.
“Si no lo dije antes fue porque en Atenas me pidieron que no cerrara todas las puertas y pusimos un plazo. Pero ya lo tenía decidido de antes y ahora no hay marcha atrás. No va más”, le dijo ayer a la tarde Fabricio a mundoD.com.ar. Un día antes se lo había comunicado a los directivos de Atenas, que aún soñaban con contarlo otra vez en sus filas.
El 5 de abril pasado, el Cerutti fue, sin saberlo a ciencia cierta, testigo de su último partido oficial. Ese día, Lanús venció a Atenas 73-64 y Fabricio, volviendo de una lesión, sólo pudo aportar un punto. “Después que terminó la temporada –admitió–, lo tenía asumido, pero por hablar con la gente de Atenas la cosa se fue dilatando un poco más. Yo ya estaba seguro de mi decisión y ellos buscaban en mí un cambio de parecer. Pero no me gusta jugar con la ansiedad de la gente, no quiero que se piense que especulaba con algo. Ya fue, soy un exjugador.
–¿Imaginaste otro final para tu carrera? –(larga pausa) Haber terminado en el lugar en el que comencé lo disfruté muchísimo. Me quedo con ese disfrute más allá del resultado que obtuvimos en cancha.
–Cuando Marcelo Milanesio se retiró campeón y colgó su zapatilla del aro, “el Pichi” Campana dijo que, al fin y al cabo, “todos los retiros son una mierda”. ¿Coincidís con eso? –Y... dejar algo en lo que estuviste mucho tiempo dedicándole todo, está claro que no puede ser algo bueno. Es un cambio en la persona y también en su forma de vivir. De alguna manera estuve muchos años dentro de una burbuja y ahora, cuando salgo, tengo que ver las cosas distintas. Entré a los 17 años y salí a los 38. De repente, el tiempo pasó.
–¿Te va a costar ver los partidos como espectador? –Me cuesta ir a la cancha. Las finales de esta NBA fueron las únicas que vi en estos últimos años.
Lo que se viene Oberto lejos estuvo de ser el típico jugador que tiene la pelota en la cabeza. Aficionado a la lectura y a la música, también incursionó por los medios con programas radiales en los que se hablaba “de todo, menos básquetbol”. Pero está claro que el deporte jamás pasará a segundo plano en su nuevo perfil. Por eso, en el abanico de emprendimientos que se le presenta como exjugador, una de ellas lo tiene atrapado: seguir ligado a la NBA.
–¿Tuviste algún ofrecimiento para incorporarte a la NBA en alguno de sus estamentos? –El año pasado tuve dos ofertas concretas de equipos de la NBA, una de ellas de San Antonio. Pero estaba en otra situación personal y les dije que no era el momento. Mi agente me volvió a decir que hay algunas posibilidades, pero todavía no me senté con él a analizarlas. Está por demás claro que me gustaría. Tengo que aprender, porque no sé si será en la parte administrativa, de gestión, scouting.
–¿Qué otras cosas tenés en mente? –Lo de mi inserción en los medios ha avanzado mucho y me gusta. Nos sumamos en Vorterix y algunos emprendimientos personales que uno lo fue descuidando por darle mucho al básquet.
–¿Partido de despedida? –Nunca fui muy creyente de los partidos de despedida. Estuve en el partido de Marcelo (cuando dejó la selección) y no sé si muchos más. Lo más difícil de mi carrera fue jugar partidos amistosos o de exhibición. Los he sufrido. Hay jugadores que tienen talento o trucos para mostrar. Yo no las tengo, yo sólo jugaba para hacer las cosas que necesitaba el equipo para ganar. Me llevo muchísimos recuerdos y cosas lindas como para pensar en un partido de despedida.