Mismo goleo, más victorias locales

El torneo estás más parejo que el año pasado, es igual de competitivo, ya no parece haber franquicias imbatibles y el tono de paridad le da incertidumbre y emoción: ¿se mantendrá la tendencia?. Veamos.

En similar período de la temporada 2012/13 cuando promediaba la fecha seis (98 partidos jugados sumando el juego de cada equipo ) los locales mostraban 27 victorias y 22 derrotas. Este año con 90 partidos el guarismo crece a 34 victorias y 11 derrotas.

Vale decir, en los primeros 25 días de competencia de la temporada pasada en las primeras seis fechas los locales se llevaban el 55.1% de las victorias. Mientras que este año ese porcentual creció a 75.6%. Apenas un 24.4% de los juegos el ganador es visitante.

En cuánto al goleo el guarismo es sorprendentemente parecido. En la temporada anterior al mismo período el goleo promedio total era de 76.0 pts mientras que hoy suma 75.8 pts por equipo por juego.

El análisis más rápido de los datos es el siguiente: La dificultad para ganar de visitante, donde priman las localías, establece un nivel de paridad donde ningún equipo sale de gira sabiendo de su superioridad para ganar en cualquier cancha.

Esta tendencia deberá ratificarse con el correr de las fechas cuando, sobre todo, todos los equipos hayan realizado cuatro visitas y cuatro juegos de local.

Como ocurre habitualmente hay equipos también que podrían alterar esa ecuación y que deberían marcar diferencias pero están en un proceso de ordenamiento de piezas y lesionados. Hablo de Regatas Corrientes y Peñarol que por calidad individual y continuidad de proyecto tienen capacidad de ganar de visitante tanto como de local.

Conclusión:

Este mal que nos afecta de "todo lo caro es mejor" es hijo de la sociedad de consumo en el que vivimos y es parte de nuestro hecho cotidiano que no resiste ningún pensamiento crítico.

La dinámica de la sociedad no nos permite pensar en cosas más nobles que no sea acumular gastos.

Acaso sin darnos cuenta que la historia cuenta que las dos máxima estrellas de la historia de nuestro básquetbol se formaron como jugadores profesionales en dos clubes que le dieron paso en virtud de la pobreza (Estudiantes de Bahía Blanca y Ferro Carril Oeste). No fueron Manu Ginóbili y Luis Scola hijos de un proyecto formador de talentos juveniles sino de la desesperanza de un club de no poder gastar dinero en las estrellas del momento. Y surgieron entonces valores a puro talento y capacidad que tomaron el espacio cedido.

Es difícil (muy difícil), tener herramientas lógicas para medir la belleza del juego. Salir de la discusión del "Me parece", "Yo creo" es indispensable en estos momentos. Lo cierto es que la Liga Nacional asegura competitividad y espectáculo jornada tras jornada, sin que nada haya cambiado, más que el incrédulo mal humor de los que piensan que algo se rompió.

Fotos: Ligateunafoto.com, Germán Ruiz y Majo Gil.

Pablo Tosal
@pablotosal
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