El efecto Campazzo

Fue el mejor súper clásico de los últimos 6 años. Quilmes manejó distancias de 13 puntos, fue gobernando el partido por largos períodos en el desarrollo y Peñarol lo ganó porque encontró su mejor funcionamiento como equipo para descontar la diferencia y a su jugador distinto en el final para quedarse con la victoria. Rico en matices y condimentos, pleno de emoción y paridad, Quilmes y Peñarol regalaron un partido para el recuerdo.

El primer tiempo fue de Quilmes con altibajos pero marcando una superioridad evidente a partir del segundo cuarto. En el segmento inicial después del 8-2 con Quilmes abrió el clásico, Peñarol pudo lentamente entrar en juego de la mano de Facu Campazzo y Leo Gutiérrez.

La contención en la marca de Ghersetti sobre Leo y de Romero ante Leiva fueron decisivas. El pivote de Peñarol mostró síntomas claros de dolor en su espalda que lo sacó de la cancha y lo mandó al vestuario directo para ser atendidos por los médicos. No volvería a ingresar hasta el segundo cuarto.

Fiel a su estilo intentó la ofensiva milrayitas abrir el bloque defensivo de Quilmes con tiros exteriores pero no estuvo fino (1/7 en triples) y sobre todo no pudo hacer uso en todo el primer tiempo de su contraataque. Estaba lento y errático. Quilmes lo llevaba despacio (16-11) con gol alternado en las manos de los 5 titulares. Hasta que apareció Campazzo dio el empate en 16 y luego la ventaja 18-20 primer primera vez en la noche. El primer cuarto cerró empatado en 20.

Para el segundo cuarto con el ingreso de Vildoza en lugar de Sahdi le dio frescura a la base y el pibe entró al partido con un triple y eso le dio confianza. Aprovechó Ramella para darle descanso a Baxley (10 puntos hasta allí) y formó la doble base con Sahdi. A Rivero no le quedó más remedio que mandar a Campazzo a la cancha (2 faltas). El problema del escolta, con Boccia errático, no tuvo solución para Peñarol.

Con Campazzo como vía casi exclusiva de gol, el milrayitas se las ingenió para ponerse a 2 (29-27) pero otro triple de Vildoza abrió un parcial de 10-1 que lo distanció a 11 (39-28). Las seis pérdidas en el cuarto y el 0/3 en triples (para completar 1/10 en todo el primer tiempo) fueron condicionantes para un Peñarol raro. Atado, confundido y errático no pudo superar la cerrada defensa quilmeña.

El cervecero hizo el negocio siendo más inteligente, con dominio táctico y con un Sahdi muy firme que anotó 5 puntos en el tercer cuarto 9 en la primera mitad. El partido se fue al descanso largo 41-32 arriba Quilmes.

El tercer cuarto inició con un doble de Quilmes que tomó la máxima de 11 (43-32) pero después de disfrutar por un minuto de esa ventaja (45-34) Peñarol empezó a construir rápidamente su recuperación pareciéndose mucho más al equipo arrollador que se ve cuando juega en el Polideportivo. Con Leo Gutiérrez tomando decisiones con el aro, Leiva en el poste bajo y Giorgetti aprovechando los espacios creados ante la sobre carga en las ayudas.

Y sin dudas él: Facundo Campazzo que en velocidad después de una gran gestión defensiva de equipo mostró un repertorio de cualidades increíbles para anotar 11 puntos en el parcial y liderar un ataque a todo gol.

El tercer cuarto que disfrutó Peñarol, a su vez fue lo peor de Quilmes en el partido. Se dejó llevar por delante por un rival que lo arrolló y lo hizo con lentitud, sin respuestas anímicas ni de juego. Solo Fabián Sahdi buscó cambiar el ritmo y al meter su cuarta falta (que no fue) tuvo que irse al banco. De todos modos abusando del uno contra uno (que en manos de Baxley es normal) tuvo 20 puntos en el segmento para aguantar la embestida de Peñarol y llegar a empatar en 61 el cierre del tercer cuarto.

Quilmes había perdido la línea de juego pero en el cuarto final la volvió a encontrar. Se podría decir que administró mejor el partido y tuvo todo para ganarlo, pero cuando fue a buscarlo se encontró sin respuestas individuales: lanzó 0/6 en triples en el segmento final.

Desde el domingo 3 de noviembre cuando Peñarol perdió su único partido en el Polideportivo como local ante Gimnasia (62-63) que no se veía tan condicionado el milrayitas. Tuvo un triple de Leo (clave) otro de Weigand (único 3 puntos de todo el banco de suplentes en todo el partido) un doble de Giorgetti posteado y dos de Boccia. Nada más que eso en equipo. Y a Campazzo.

En Quilmes se fue rápido por faltas Sadhi cuando reingresó para cerrar el juego. No tuvo suerte Fabián que jugó un gran partido. Maxi Maciel se le posteó a Leo Gutiérrez y le jugó físico, Vildoza frenó el balón y Piñero de alero fue inteligente para atacar de cerca el canasto, pero el cervecero cuando debió encontrar el tiro abierto se frustró en su propia imperecia.

Y Peñarol siempre está agazapado esperando el error del rival. Con rebote en mano, Campazzo aceleró para correr el contraataque y sus faltas provocaron que vaya a la línea. Con un partido que se definía por menor cantidad de errores y no de aciertos, Campazzo no se equivocó. Anotó 10/10 desde en simples con un libre más importante que el otro. El estadio hervía y Facu, impertérrito, cobró todos los puntos desde la línea del campeonato como es mejor decirle a la línea de libres.

El 75-73 a falta de dos minutos fue lo más cerca que estuvo Quilmes de la victoria, pero no pudo defender sin falta, no pudo meter el tiro abierto y se quedó al final del partido repasando en su cabeza todas las posibilidades desperdiciadas cuando lo tenía para ganar. En un equipo que se armó para no pasar sobresaltos, con bajo presupuesto, competirle de igual a igual al candidato a campeón, que tiene 5 jugadores de la selección suena a muy ambicioso, pero es tan cierto como que el partido que tenés para ganar hay que ganarlo.

Peñarol es manejado por un duende, que mientras juega va sacando conejos de su galera y convierte en oro todo lo que toca. Marca diferencias de manera tan natural que ni él se da cuenta de lo que hace. Pero el resto sí. Es obligación de todos recordar este paso de Campazzo por la Liga Nacional, que con 22 años tiene varios clásicos ganado bajo su influjo y una rica cosecha de títulos.

Síntesis
Quilmes (82): Fabián Sahdi 14, Walter Baxley 24, Federico Marín 7, Mario Ghersetti 2, Diego Romero 14 (FI); Luca Vildoza 10, Facundo Piñero 4, Maximiliano Maciel 7, Tayavek Gallizi 0. DT: Leandro Ramella.

Peñarol (85): Facundo Campazzo 35, Adrián Boccia 10, Franco Giorgetti 9, Leonardo Gutiérrez 16, Martín Leiva 12 (FI); Gabriel Fernández, Axel Weigand 3, Isaac Sosa, Matías Ibarra. DT: Fernando Rivero.

Parciales: 20-20, 41-32, 61-61
Árbitros: Fernando Sampietro – Diego Rougier
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas

Foto: Majo Gil (@MajoPick)
Crónica: Pablo Tosal (@pablotosal)
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