El Turco no ocultó su felicidad por el partido despedida a realizarse el 14 de junio en el Fortín de Las Morochas. Argentino homenajea a su ídolo. Buena iniciativa del club semifinalista de la Liga Nacional.
“Olé, olé, olé, olé, olá, sin Juan Antonio no jugamos TNA”, rezaba la canción de un por entonces Argentino emergente de la Liga Nacional “B”, tras pasar previamente por la “C”. ¿A quién hacía referencia? Al Turco Abdala, ídolo eterno de la institución del barrio de Las Morochas, quien por ese momento parecía dejar la camiseta de su amor. Aunque la historia fue distinta y se quedó por un par de temporadas.
Imágenes de él no hay tantas, ya que Internet nacía por esos tiempos y sólo quedan recortes gráficos. Sin embargo, varios recordarán su lucha en cada rebote, su entrega en cada pelota, su marca cual perro de presa y sobre todo sus festejos después de cada clásico ganado.
Y como corresponde para cualquier deportista que se ganó el corazón de todos los hinchas, y el bronce eterno que significa ser de esos elegidos, tendrá su partido despedida el sábado 14 de junio en el Fortín de Las Morochas. Allí estarán varios ex basquetbolistas con pasado en Argentino, aún no se confirmaron los nombres, pero se irán sabiendo con el correr del tiempo. La organización estará a cargo de la peña de Capital Federal: Las Morochas-Juan Antonio Abdala.
-¿Cómo recibiste la idea del partido despedida?
-Con felicidad… y mucha emoción. Hoy eso se ha transformado en un sueño más, en el hermoso inconsciente de sacar un poco de recuerdos de la mochila y llevarlos a la cabeza de vez en cuando, caminando por ahí. En definitiva todo fue vida alguna vez. Y me genera una inmensa emoción saber que voy a estar con gente muy querida, que ha sido mi vida entera. Sólo quisiera aclarar algo: yo, lo considero un HOMENAJE y la UNION de varias generaciones que van a juntarse esa misma noche. La historia del club. Y la historia de una institución hay que protegerla y no olvidarla. Simple.
-¿Qué creés que será lo primero que se te cruzará por la cabeza cuando salgas a la cancha?
-No lo sé. Desde mi padre a la esquina de mi vida. Extraño a mis amigos pero mucho. Mi vida fue despertar y caminar por ese barrio durante 40 años. Fue festejar mis cumpleaños desde los 15 años en la parrilla de atrás. Fue la locura y el amor. Desde que me tiraron la 11 el primer partido a mis 5 años en cancha de Junín, hasta gastar las Toppers, llorar y reír con felicidad por Argentino. Cada uno vive su historia personal, cada uno vive y siente al Turco como puede y como quiere. Y yo mal o bien, viví con el corazón. No más que eso. Y tampoco me importó más que eso. En todos los sentidos.
-¿Qué recuerdo es el que tenés más latente de tu época como jugador?
-Todos. Agradezco haber jugado este deporte hermoso, haber hecho amigos de verdad y haber conocido tanta buena gente. A mí me tocó pertenecer a una época inolvidable de Argentino. El comienzo de un camino que hasta hoy está vigente. Allá por el año 95 cuando se pintaban las baldosas. Poder jugar y estar al lado de quienes eran mis ídolos. Para mí alcanzaba con sólo eso. Corríamos el circuito con Roberto (Biurrum) y de repente sin pensarlo estábamos en la tele. Ni todo el oro del mundo podía pagar lo que vivía en ese entonces. Y las cosas son mejores aún cuando uno las recuerda. Dicen que la nostalgia es la alegría de la tristeza.
-¿Qué DT fue el que más te marcó en tu carrera?
-Hubieron unos cuantos también. Por supuesto en mayor y menor medida por una cuestión lógica de tiempo y procesos.
Pero puedo mencionarte a Enrique y Roberto Biurrum, Cristian Márquez, César Merlo, Rubén Lorio.
-¿Por qué sentís que lograste identificarte tan fuertemente con Argentino?
-Mirá. Argentino es el alma y el pulmón de un barrio único en el mundo. Te presento una clara analogía: Se puede ser hincha de Argentino con el corazón, pero si no caminaste esas calles hermosas, es como el técnico que nunca jugó al deporte que dirige. ¿Se entiende? Adentro de la cancha está la cosa. Abajo en los vestuarios o en los tablones. Eso llevalo al barrio. Hablo de conocer una esencia muy exquisita que fue derramando de generación en generación todos sus condimentos. Los viejos de antes no eran tan distintos a nosotros. Lo que variaban eran los tiempos, el progreso, pero la cuestión iba por dentro. Si antes se juntaban en una pieza de timba y guitarra, nosotros lo hicimos en alguna esquina, en el patio de la vieja o en la parrilla de atrás. Eso es la identificación plena.
-¿Cómo vivís la actualidad de Argentino, que llegó a semifinales de la Liga Nacional?
-Nada me extraña de este club. Es su naturaleza. Y dejame contar algo: Cuando vino acá a Mar del Plata, Adrián (Capelli) y los chicos me permitieron compartir con ellos todos los días. y una noche después de perder contra Quilmes, la cosa no estaba tan bien y me senté en el banco al lado de Adrián y después de un largo silencio me dijo que no sabía como iba a salir de esta. !Qué loco no! Semifinales para los Azules. No hay más que hablar. De corazón felicito a todos los chicos. Estoy muy feliz por ellos.
-¿Algún día te gustaría volver a trabajar en el club?
-Mirá, hoy debo rehacer mi vida acá en Mar del Plata. Lo que necesito debe estar por encima de lo que quiero. Hoy apuesto al cambio constante. A mantener esto que estoy logrando, que me ha sido muy difícil, de verdad. Haberme desenfrascado para abrir la cabeza y tratar de ser mejor persona cada día. Lo que sí, NO OLVIDO, de dónde vengo, dónde nací y dónde me crié.
Foto: Diario Democracia
Fuente: Deporte de Junín
»DEL MUNDO ARGENTINO15/05/2014 09:57
-Juan Antonio, "Turquito", sos un "hijo" del Barrio y del Club. Como la vida pone todo en su sitio este reconocimiento es algo que te merecés de todo corazón. Mucha suerte y no dejes que los "baches" del camino que estás desandando te hagan trastabillar..... Cuidate mucho. Un abrazo de un "hermano" de Las Morochas. Vamos ARGENTINO todavía!!! Por más, mucho más!!!
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»laura16/05/2014 03:51
Gracias Turquito querido por todo lo brindado a nuestro amado Club Argentino, este HOMENAJE lo tenés tan merecido, sos una muy buena persona y de muy buena madera, tengo miles de buenos recuerdo tuyos en los viajes. Que Dios te bendiga siempre y eternamente agradecida Juan Antonio, abrazo gigante. Laura Franco.-