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17/06/2016 19:18 | NBA

Finales de NBA

Nunca subestimes el corazón de LeBron James

(Opinión) Curry se burló de él en su casa tras poner un 3-1 en las Finales que pareció irreversible, pero, como en el aikido, The King usó la fuerza del enemigo a su favor y mostró su mejor faceta después de ser humillado: 82 puntos en los siguientes dos partidos para forzar un séptimo juego
Autor:Lucas Barreña (especial para www.pickandroll.com.ar)
Nunca subestimes el corazón de LeBron James

“¿Realmente creías que ibas a ganar la serie?”. Con mirada despreciable y sarcástica, Curry menospreció a un LeBron James fastidioso, que veía cómo otra vez esa generación de jóvenes de San Francisco le robaba por segunda vez consecutiva el título, su deuda pendiente que lo devolvió a Cleveland.

Stephen creía –aunque erróneamente- que la serie estaba completamente definida: 3-1 a favor, con el envión anímico de levantar un 1-3 ante el Thunder en las Finales del Oeste, y con el quinto partido con su gente y en su casa, el temible Oracle Arena. Del otro lado, el burlado James también sabía que el panorama era desfavorable, pero su convicción pudo más que la realidad.

The King sacó sus mejores armas en el momento más difícil. Curry molestó al león dormido y lo despertó. Como si fuese aikido, redireccionó la fuerza del oponente a su favor y salió beneficiado: del “irreversible” 3-1 al 3-3 y séptimo juego, de la soberbia del 30 a su desesperante expulsión por sexta falta, de la lona a la resurrección.

Stephen Curry ridiculiza a LeBron James en el Juego 4. (Serie 1-3)

El quinto punto, en California, era la prueba de fuego para James y los suyos. Mientras Draymond Green se perdía el partido por acumulación de una falta flagrante 1 ante Houston y una flagrante 2 ante Oklahoma que colapsaron con el encontronazo contra LeBron, justamente, dos minutos antes de la gastada de Curry, Marreese Speights calentaba la previa por Twitter con la publicación de un emoticón de una mamadera.

Pese a la baja, la fiesta estaba preparada para el local. Sin embargo, los Cavaliers, conducidos por LeBron James y Kyrie Irving, que anotaron ¡41 puntos cada uno!, rompieron el festejo y le demostraron a Curry que realmente creían que iban a ganar la serie: victoria 112-97 que forzó un sexto juego y con porcentajes que reflejaron el esfuerzo en la ofensiva y defensiva (encestaron el 53% de los tiros y permitieron apenas un 36.4%).

James despertó, pero la anestesia no estaba completa. Anoche, en el Quicken Loans Arena, LeBron volvió a tomar las riendas de un equipo entusiasmado y con sed de revancha. Apenas en el primer cuarto, el local tomó la ventaja tras ganar 31-11 ante el campeón, el candidato y quien sólo perdió dos partidos seguidos una vez en toda la temporada.

La diferencia máxima llegó a 24, aunque Klay Thompson amagó con revertir la situación y llegó a poner a los Warriors ocho unidades abajo. De todos modos, los Cavs dominaron el partido de punta a punta y estamparon el 3-3, pero la perla de la serie estuvo otra vez en el último cuarto y el mismo estadio.

Tapa y devolución de gentilezas: LeBron James ridiculiza a Stephen Curry. (Serie 3-3)

Como una repetición de lo sucedido en el cuarto juego, con el marcador casi sellado, esta vez, para los Cavaliers, LeBron le pagó a Curry con la misma moneda: el MVP encaró a James, se acercó al aro, y entendió por qué lo apodan The King. El 23 puso una descomunal tapa y sacó de la pista la jugada de Steph, seguido de una perspicaz mirada y un cruce de palabras para envenenarlo con su propia medicina: todavía creía que iba a ganar la serie.

Para encuadrar la rivalidad entre James y Curry en estas Finales, el de Golden State, que no podía creer que después de su gastada el panorama dio un giro de 360º, se desesperó y llegó a la sexta falta que lo expulsó del partido, seguida de una técnica por revolear desatado su protector bucal que impactó en un simpatizante. Mientras, LeBron volvía a anotar 41 puntos: la bestia se encendió gracias a la provocación de su enemigo y anotó 82 puntos después de ser desestimado.

“Nunca subestimes el corazón de un campeón”, expresó el entrenador Rudy Tomjanovich en las Finales de 1995 que le dieron el título a los Rockets al barrer 4-0 al Magic. 21 años después, la frase volvió a renacer: Curry le dio de comer al león, alimentó a la peor bestia del circo y hoy el peligro cambió de vereda. El domingo, la bocanada letal.

Nunca subestimes el corazón de LeBron James

Lucas Barreña

En Twitter @LucasBarrena

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