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15/11/2017 20:11 | Especiales

Informe Especial

Jugar al básquet en las Islas Malvinas

Pese a no ser el deporte más popular en aquellos lares, subsiste entre una comunidad cosmopolita y adolescentes que miran la NBA. Pick and Roll abre la puerta al sueño: Un partido por la unión en Puerto Argentino.
Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)
Jugar al básquet en las Islas Malvinas

No resultó una nota fácil. Hubo que ser perseverante y entender que los tiempos de la ansiedad, muchas veces (por no decir siempre) no van de la mano con los burocráticos; más cuando hay pocas personas para realizar muchas tareas. Eso lo supimos tiempo después.

El contexto es el siguiente: la nota inició hace más de un año, gracias a la que debería ser la mejor amiga de todo periodista: la curiosidad. Una mañana leyendo sobre los Island Games (similar a los Olímpicos, pero se realizan cada dos años, y donde sólo participan pequeñas islas de todo el mundo), apareció el dato que las Islas Malvinas competían en ellos, y entre las disciplinas de los juegos estaba el básquet.

Automáticamente surgió la pregunta “¿Se jugará al básquet en Malvinas?” y como un globo soltado en el viento, las ganas de conocer la respuesta salieron volando.

Internet no ofreció mucho, incluido “San Wikipedia”. Un par de líneas muy genéricas daban cuenta que al menos en Puerto Argentino un par de aros colgaban de un gimnasio municipal, pero no mucho más. ¿A quién recurrir?

Entre tantas pestañas abiertas, y luego de rastrear dentro del sitio oficial de las Islas, apareció como un faro en medio de la oscuridad el “Stanley Leisure Centre”, que no es otra cosa más que un polideportivo municipal.

Su Facebook no traía mucho al respecto, pero la ilusión de que respondieran el mensaje hacía que valiera la pena. El primer envío se dio el 1 de noviembre del 2016. No hubo respuesta. Ni siquiera el famoso “visto”. Nada. Luego de un tiempo más que prudencial, redoblamos la apuesta. El 28 de septiembre de este año, volvimos a intentarlo por la misma vía, tratando de no desanimarnos.

Los días pasaron y parecía que no íbamos a tener suerte, hasta que en la tarde del 9 de octubre… ¡El milagro! Una mujer de excelentes modales respondió a través de la cuenta del Stanley Leisure Centre, pidiendo disculpas por la demora, y avisando que pese a la cantidad de trabajo atrasado que tenían y a la falta de personal por estar de licencias, trataría de responder la inquietud, debido a que en esos momentos no estaba demasiado al tanto de cuánto básquet se jugaba.

El contacto estaba hecho, había que esperar solo un poco más. La promesa hablaba de “pasado el viernes”, aunque ese viernes pasó, y el siguiente, y el otro, pero sin información. Nada. Nuevamente dejamos pasar algunos días, y el martes consultamos una vez más, aclarando que teníamos presente su desborde de trabajo.

Esta vez la respuesta no tardó ni 24 horas. Una vez más esta dama, Beverley Bates, se disculpaba por la demora, pero le agregaba al texto la información que tanto esperábamos.

Efectivamente, en Islas Malvinas se juega al básquet, aunque no son precisamente los lugareños quienes lo practican. En una tierra donde lo popular son el fútbol, la natación, el bádminton y el hockey sobre patines; son los extranjeros quienes toman la posta para mantenerlo vivo.

Una vez a la semana, los miércoles por la noche, un grupo que no supera las 15 personas se junta por una hora a jugar. En su mayoría son filipinos. Van a despuntar el vicio, ya que no tienen entrenador, ni mucho menos club o liga que los cobije. Solo ese gimnasio municipal, levantado en 1979, que pese a tener completa su carga horaria en ese hall multipropósito, les hace ese hueco entre las 19:00 y las 20:00.

Cada tanto, y lejos de cualquier formalismo, el propio gimnasio se encarga de hacer los arreglos para que este grupo de entusiastas tenga un rival distinto, y es entonces cuando arman algún partido ante los militares de la base. Al margen de eso, no tienen más.

¿Y qué ocurre con los más chicos? Beverley da una mano con eso. Hace poco más de un mes, todos los martes, al horario del almuerzo, ella les enseña a un grupo que va desde los 12 a los 16 años. Están ilusionados, miran NBA y por sobre todas las cosas, les gusta el básquet.

El deseo de ella es pronto poder organizar un partido donde se junten sus alumnos con el pequeño núcleo que practica los miércoles por la noche, solo por diversión, para que sigan enganchados, y cada vez sean más los que jueguen en la isla.

La promesa es seguir en contacto. Que esto no quede como una nota aislada, y por qué no, algún día, ser testigos de un equipo argentino jugando allí, totalmente alejado de cualquier especulación o revanchismo, simplemente por amor a este deporte, que al final de cuentas, y con este relato como prueba, es lo que nos une.

Emanuel Niel
@ManuNiel

www.pickandroll.com.ar

»Juan Manuel16/11/2017 00:45
Gran nota! Al menos yo no tenía ni idea si había básquet en Malvinas, de que estilo, si había un equipo o 10. No sabía que participaban (ni que existían) los Island Games. Me gustó muchísimo la nota, sin dudas más de un año de trabajo, valió la pena para una nota inédita por estos lados!
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»Diego17/11/2017 13:32
Lo más interesante que muestra la nota es el costado cultural de la vida en las islas. Parece que el isleño puro es una "fantasía" o una minoría (los que juegan al basket son filipinos) con lo cual el argumento de la autodeterminación de las islas se cae por completo.
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